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Los jugadores celebran la victoria del equipo aupando a varios compañeros. / DAVID APREA
Goles en favor de la convivencia
FÚTBOL EJEMPLO DE INTEGRACIÓN

Goles en favor de la convivencia

Los jugadores del Abu Gosh-Mevaseret isarelí, dejan de lado las diferencias religiosas y luchan por la unión de judíos y árabes

MIKEL LIAÑO

Lunes, 14 de julio 2008, 09:58

La Donosti Cup acudió fiel a su tradicional cita veraniega ofreciendo un torneo de calidad con 241 equipos repartidos en once categorías distintas. Este año, además de la calidad fubolística presente en los terrenos de juego, se pudo presenciar una calidad humana difícilmente igualable. El equipo Abu Gosh-Mevaseret, único club de fútbol integrado a partes iguales por judíos y árabes de Israel, es un ejemplo de convivencia único, en un mundo en el que cada vez queda menos resquicio para actitudes de unión cultural como las que los jugadores de 16 y 17 años de este club han mostrado en esta competición.

Este equipo es un proyecto iniciado hace cuatro años gracias a las gestiones llevadas a cabo por Alon Lien, ex director del Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel, quien apostó por unir en un club a futbolistas de dos enclaves situados en los suburbios de Jerusalén, la población árabe de Abu Gosh, de 6.000 habitantes, y la israelí de Mevaseret, de 25.000.

La convivencia que hay entre los jugadores es igual a la que pueda tener un grupo de adolescentes. El entusiasmo al entrenar se puede ver con los 'chuts' o sprints que el entrenador les manda realizar. Son un grupo unido que difícilmente puede funcionar sin que haya confianza y amistad entre todos ellos.

Cuando los jugadores empiezan a realizar los ejercicios clásicos de calentamiento, los entrenadores les aprietan las clavijas a fondo, independientemente de su religión. «Aquí no hay diferencias entre un jugador árabe o judío. Si hay que echar la bronca se echa», afirma Eldad Hayet, uno de los directivos que acompañó al equipo juvenil en su aventura donostiarra.

En la expedición israelí destaca también la figura del director deportivo del club, Mohamad Jaber, un hombre que ha expresado su deseo de que lo que no logró en Israel la generación anterior, es decir, la convivencia armoniosa entre árabes y judíos, lo logre la de estos chavales, a través de experiencias como la de este club de fútbol. «El deporte puede mover a mucha gente, por lo que consideramos que es un instrumento muy útil para poder intentar cambiar la situación existente en Israel», reflexiona Jaber.

La importancia de lo que representa este equipo, se ve claramente con la recepción que las máximas autoridades provinciales ofrecieron al Abu Gosh-Mevaseret. El diputado general de Guipúzcoa, Markel Olano, y el diputado de Deportes, Iñaki Galdos, destacaron en este acto el ejemplo de convivencia que estaban dando.

Antes del comienzo de los partidos, los futbolistas llevan a cabo una piña en la que se conjuran de cara a los choques. Este 'conclave' concluye con un sonoro «Israel», que muestra bien a las claras el sentir de un grupo orgulloso de lo que representan, y a quién representan.

Fiesta conjunta

La celebración de los goles son una fiesta conjunta en la que todos toman parte. Nada de celebraciones aisladas y cada uno por su parte. La piña que se hace festejando el gol es correspondida con un entusiasmo mayúsculo en los chavales que están en el banco. La celebración supera el mero hecho de conseguir un gol, viven el disfrute del fútbol de una manera superlativa. Lo mismo ocurre cuando el portero realiza una 'palomita' digna del mismísimo Buffon. La alegría que dibujan sus rostros induce al espectador a sentir que el partido que están disputando, va más allá de un mero evento deportivo.

Y es que como dice Eldad Hayet, orgulloso de que su hijo Or sea un ejemplo, «hemos venido a jugar a fútbol, de eso no hay duda, pero los jugadores son conscientes de que juegan por algo más». La presencia de tantos periodistas interesados en conocerlos les ha sorprendido un poco. A pesar de su poca experiencia en el trato con los periodistas, Or Hayet muestra un temple propio de un veterano. «Disfrutamos mucho jugando juntos, y lo más importante es que para nosotros, la religión del resto de compañeros es indiferente».

Las 'jugarretas' que se hacen los suplentes en el descanso representan a unas personas que saben disfrutar del fútbol, aun sabiendo que tienen una responsabilidad a sus espaldas. Son un ejemplo que debería tenerse muy en cuenta.

El deporte tiene la asombrosa capacidad de movilizar a millones de personas, y el fútbol puede suponer una vía provechosa para ir mostrando al mundo que la convivencia entre árabes y judíos es posible. «Da igual jugar con árabes, con judíos o con vascos, el fútbol sigue siendo igual», destaca Jaber, haciendo buena la frase de Vujadin Boskov que dice «fútbol es fútbol».

Son árabes y judíos jugando en el mismo equipo, algo que desgraciadamente es noticia a día de hoy. Los miembros del Abu Gosh-Mevaseret han demostrado, y seguirán demostrando, que la diferencia de religión no es sinónimo de enemistad. Los jugadores y directivos tienen claro que un día llegará la convivencia pacífica entre ellos. Hasta entonces, seguirán mostrando al mundo la sonrisa de unos chavales que sienten el orgullo de pertenecer al Abu Gosh-Mevaseret.

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