Fiesta
Un millar de aficionados se reúnen en la plaza Moyua de Bilbao para celebrar el triunfo de España
A. LASUEN
Lunes, 30 de junio 2008, 15:56
Con el pitido final en Viena, el júbilo de desparramó por los cuatro costados del país. 44 años de espera para ver ganar a España un título. Un sueño que ayer se hizo realidad. Las plazas y las fuentes fueron ocupadas por aficionados que no terminaban de creerse que la selección había ganado la Eurocopa. Sucedió en todos los lugares, incluidas la plaza de la Virgen Blanca de Vitoria y la plaza Moyua de Bilbao, tomadas por seguidores de 'la roja' dispuestos a remojarse por el triunfo y vivir la fiesta desde el corazón de la capitales alavesa y vizcaína.
Alrededor de un millar de personas se congregaron en torno a la fuente bilbaína para dar rienda suelta a la alegría. Algunos ataviados con la camiseta española, otros con bufandas, y todos ellos unidos por la felicidad de un éxito histórico. A los gritos de apoyo al equipo se sucedieron otros contra el lehendakari y Urkullu. En algunos momentos llegaron a paralizar el tráfico, pero la fiesta discurrió sin incidentes.
No muy lejos de allí, la propuesta del bar aleman Ein Prosit Bilbao tuvo su gancho. Aficionados alemanes, los que por unas horas quisieron serlo, y de la selección española convivieron en El Ensanche para ver un partido de fútbol. Más de medio millar de personas ocuparon la calle. En la zona más cercana a la pantalla, los que apoyaban a germanos. Los españoles más atrás. Antes del inicio del choque cada uno tiraba para su lado. Javi y su grupo de amigos, pertrechados con elásticas rojas, lo tenían claro. «2-0 para España». Junto a ellos se podían ver diferentes banderas, e incluso alguna camiseta de Raúl, de cuando formó parte de la selección. «Es una pena que tenga que ser un bar alemán el que ponga una pantalla. El Ayuntamiento tenía que haber puesto una más grande en Moyua», destacó otro grupo de jóvenes.
En la zona más cercana a una barra al aire libre estaban los alemanes y sus simpatizantes. Algunos de blanco, otros con cintas en la cabeza con los colores de la bandera germana. Entre ellos, incluso, alguna ikurriña. El ambiente de la calle contrastaba con el del interior del establecimiento. Allí la tensión se mascaba. Frank Vetter no quitaba el ojo a la tele. «El ambiente es fenomenal. Vamos a ganar 3-1», apuntó.
Las primeras ocasiones a favor de España animaron más el ambiente. Al «¡A por ellos!» o «¡Podemos!» se le unieron otros como el «¡illa, illa, illa, Villa maravilla!» cuando las cámaras enfocaron al delantero en el banquillo. Y en estas llegó el gol. Torres centró entonces la atención. Más tarde Iker Casillas por sus paradas. Cuando el árbitro pitó el final llegó la explosión de jubilo.
También en Vitoria y Ermua
Vitoria también vivió su fiesta. Unos 300 jóvenes se congregaron en la céntrica plaza de la Virgen Blanca tras el partido. Ataviados con banderas y camisetas de la selección, los jóvenes festejaron el título, alguno de ellos encaramado al monumento a la batalla de Vitoria, con cánticos a favor de España.
Aunque no se consiguió convertir la plaza ermuarra de San Pelayo en una marea roja, como pedía el alcalde Carlos Totorika en un bando municipal, unas 600 vecinos, de todas las edades y condiciones, se acercaron al parque frente al polideportivo para disfrutar del partido.
Desde el principio se percibía nerviosismo en el ambiente. Con el himno se lanzaron serpentinas e incluso un grupo de jóvenes se abrazó para escucharlo. El llamamiento de acudir de rojo se hizo efectivo. No fue difícil; es el color de los equipos de fútbol locales, por lo que hubo mucho. Mirari Espinazo, de 11 años, y Gaizka Dena, de 12, acudieron sin sus padres, «ellos creen que va a ganar Alemania» confesaban, «aunque nosotros creemos que va a ser España», señalaron.
Antes de comenzar el partido gran parte de los concejales socialistas ya se encontraban en la plaza, entre ellos el de Deportes, Miguel Ledesma, que afirmó que «hasta que se clasificó no pensábamos en instalar la pantalla, pero de este modo se consigue pasar una buena velada, disfrutando y celebrando con buen ambiente un momento histórico».
El 'summun' llegó cuando, en el minuto 33 Torres llevó el balón al fondo de la red. El estruendo de «¡¡¡goool!!!» llegó hasta los rincones más remotos de la localidad. Ermua se abrazó con emoción y celebró incluso con lágrimas el trabajo de la selección.
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