El rapto de Europa

La palabra en cuestión es ventajista. Cada vez que alguien hace referencia a determinadas situaciones del Athletic, opinando sobre su actuación en esta temporada, alguien te lo llama. La crítica no está de moda. No quiero pensar que nos estemos acostumbrando a celebrar aniversarios. Si alguien en una conversación amable intenta explicar que somos incapaces de estabilizar nuestro juego, que por mucho lazo que pongan al regalo la temporada ha sido mediocre o que este año la UEFA ha estado mas barata porque algunos equipos han fallado como las chimberas de un ferial, te lo llaman. Ventajista.

Lo que parece obvio es que para coger karramarros hay que esperar a que baje un poco la marea, y hemos estado media competición con el agua dos palmos por encima de las rodillas. Qué pena tener que deshacer la maleta por no haber llegado a tiempo de coger el avión. No habíamos previsto que pudiera haber 'overbooking'. No me conformo. Pienso esperar hasta el último minuto.

Mientras podamos guiñar un ojo, hay esperanza. Alguien puede cancelar su vuelo y cederte el pasaje. Todos somos conscientes de la dificultad de esta jugada a tres bandas, pero lo más hermoso del billar francés es el sutil sonido que hace tu bola cuando alcanza su objetivo: la carambola. Es como un beso, y sobre el tapete verde puede uno tener la suerte de que, tras muchas corbatas, una bola extraviada te regale una de chamba.

La bella hija del rey de Tiro, tan deseada, en la que Zeus, incansable conquistador de ninfas y mortales, puso sus ojos Ella fue la involuntaria protagonista de uno de los raptos más historiados. En esa ocasión, el ladino Dios se disfrazó de toro blanco. Esa joven se llamaba Europa, y su conquista es anhelada ahora por el Athletic. Más allá de lo que suceda en Riazor, debemos tener una fe ciega en nuestro partido. No me gustan las despedidas, me resultan traumáticas, pero así todo es de recibo desear suerte a los que nos dejan este año. Que recordéis la camiseta con el mismo orgullo que la defendisteis. Buen viaje.