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Carmen Sarmiento, ayer en el Centro Cultural Ibercaja. / M. H.
LA RIOJA

«La mayor miseria moral la vi en India; matan a niñas para que no nazcan y así no paguen dote»

La periodista fue la primera corresponsal de guerra en España, «porque soy muy cabezota»

MIGUEL A. ROJO

Sábado, 8 de marzo 2008, 03:27

Carmen Sarmiento (Madrid 1994) pertenece a esa excepcional y reducida tribu de reporteros televisivos curtidos en el blanco y negro que suplían la escasez de recursos técnicos con el celo profesional. En el umbral del Día de la Mujer Trabajadora, viajó a Logroño, invitada por el Gobierno regional para hablar de la mujer en la sociedad.

-Fue la primera corresponsal de guerra española. ¿Cómo reaccionaron sus jefes?

-Fue muy difícil. El director de informativos de TVE era Victoriano Fernández Asís. Cuando le dije que quería ir al golpe de estado de Etiopía cuando cayó Haile Selassie, dijo: 'pero cómo vamos a mandar a una mujer a la guerra'.

-Pertenecía a otra generación.

-Era una actitud paternalista que, si hubiera prevalecido, no habría hecha la mitad de lo que sido mi carrera. Lo mío fue cuestión de cabezonería. Dije que yo quería ejercer mi profesión en pie de igualdad con los varones.

-¿Por qué después de ejercer de corresponsal de guerra se centró en en problemas sociales, el hambre, la represión de la mujer.

-Después de diez años, detesté ese trabajo. El espectáculo de la guerra, el sufrimiento, cuerpos destrozados, mujeres refugiadas... Lo dejé. Creía que había abierto una brecha para que entraran otras y pasaron 15 años hasta llegar Ángela Rodicio a la guerra del Golfo.

-¿Corrió peligro su vida entre trincheras y cruces de fuego?

-Estuve a punto de morir en Nicaragua, en una emboscada en la que murieron seis soldados sandinistas. Iba la última de la caravana, la Contra hizo una pinza, empezaron a tirar bazocas y ahí estuve una hora y media.

Secuestrada

-Fue secuestrada en Colombia.

-Me secuestró el Ejército, no las FARC. Pedí permiso para ir a las montañas de 'la Uribe', pero los militares me obligaron a hacer un aterrizaje forzoso y me tuvieron varias horas retenida.

-¿Cómo pudo salir del trance?

-El corresponsal de Efe me salvó la vida. El guerrillero que iba conmigo, Iván Márquez, que ahora está en las negociaciones, dio la noticia a Efe, la agencia la mandó a España y la repercusión fue extraordinaria. Nos liberaron. Era un momento heroico de las FARC. Entonces tenían un halo romántico extraordinario. Ahora estoy en desacuerdo. Primero porque parece que se están nutriendo del narcotráfico, y segundo porque no estoy de acuerdo con que secuestren a personas y se las tenga seis años.

-¿En qué paisaje de la tierra ha visto la pobreza más absoluta?

-Miseria moral en muchas partes. En la India, por ejemplo, que matan a las niñas para que no nazcan, y así no tengan que pagar la dote.

-La mujer, siempre la mujer.

-En el mundo somos cien millones menos de mujeres de las que podríamos haber sido si no las hubieran matado. Y el 80% de los refugiados son mujeres.

-Viajera y urbana a la vez. Choca.

-Me gusta de la gran ciudad su oferta cultural. Tengo una oportunidad que no todos la tienen, y es que cuando abro las puertas de mi casa y y quiero ir al campo me puedo ir a los Andes.

-Abundan los jóvenes periodistas que aspiran a 'hacer mesa'.

-Los 25 años es la edad de no pararse. Conozco más de 70 u 80 países y me gusta contrastar las cultura, las lenguas... Los marginados me han dado mucho más de lo que les he podido dar.

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