Las armas del gigante

El de Iberdrola es el perfecto ejemplo de cómo, en poco más de seis años, se puede dejar de ser una empresa sin 'punch' y con pocas posibilidades de crecer sin ser devorada para convertirse en un auténtico gigante energético mundial. Con una capitalización bursátil de 47.740 millones de euros, la eléctrica vasca se sitúa como el cuarto grupo, tan sólo por detrás de la francesa EDF, la alemana E.on y la también gala Suez. Semejante dimensión ha reforzado su blindaje frente a posibles ataques hostiles.

La reciente evolución de la eléctrica está íntimamente ligada a un nombre, el de su actual presidente, Ignacio Sánchez Galán. Cuando fue nombrado vicepresidente y consejero delegado en mayo de 2001, al gestor salmantino se le encomendó una misión muy clara: modernizar la empresa. Los hechos dan la razón a quienes apostaron por él. Hoy en día, Iberdrola es líder mundial en energías renovables y las importantes compras internacionales que protagonizó recientemente le han permitido tomar destacadas posiciones en mercados estratégicos tan importantes como el de Reino Unido y Estados Unidos, gracias a lo cual ha multiplicado su presencia en el exterior.

Las cifras también constatan esa posición de liderazgo. Con una capacidad instalada de más de 41.000 megawatios -la compañía ha apostado con claridad por los ciclos combinado de gas y las energías verdes, como la eólica-, cuenta con una plantilla de 26.375 personas. Al cierre del tercer trimestre de 2007 -el último dato conocido-, Iberdrola alcanzó unas ventas de 11.376 millones de euros -casi 1,9 billones de las antiguas pesetas- y un beneficio neto de 1.613 millones.

El grupo vasco no se quiere quedar ahí. Para el futuro inmediato, se ha marcado ambiciosas metas. Su plan estratégico contempla duplicar su beneficio en los próximos tres años, hasta alcanzar los 3.500 millones de euros en 2010. Durante ese periodo invertirá 24.200 millones, de los que 17.800 están orientados al crecimiento orgánico.

Carrera frenética

Han sido muchas las iniciativas adoptadas durante los últimos tiempos por Iberdrola para alcanzar su actual posición. Pero sin duda los hitos más importantes se han materializado durante el último año.

El primero fue la compra de la escocesa Scottish Power por 17.100 millones. Esa operación permitió a la eléctrica, además de dotarse de una mayor dimensión para evitar ser absorbida por otro grupo, consolidar su posición como líder mundial en el negocio eólico y penetrar con fuerza en el mercado potencialmente más activo en ese campo, EE UU. Precisamente para reforzar su posición en ese país, el pasado junio anunció la compra de la eléctrica Energy East. Una adquisición que, con un valor de 6.400 millones de euros -3.000 millones de deuda- coloca a Iberdrola aún más lejos de posibles 'depredadores'.

El pasado diciembre, el grupo culminó la salida a Bolsa de Iberdrola Renovables, que concentra su negocio eólico. En la mayor operación de esas características hecha jamás en España, colocó en el mercado el 20% de esa compañía por 4.477 millones.