

Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
J. GÓMEZ PEÑA
Lunes, 14 de enero 2008, 03:08
Es lo que tiene ser una estrella. Que brilla. Imposible pasar desapercibida. Sobre todo, si no quiere. Como tantos otros deportistas, Mario Cipollini se trasladó a Mónaco para esquivar al exigente fisco italiano. Pero había truco: domicilio oficial en el Principado y residencia real en las abarrotadas playas transalpinas de Versilia, en la Toscana marina. El pasaporte del ciclista juraba que estaba en su casa monegasca. La cámaras fotográficas lo desmentían: no se perdía ninguna fiesta vip. Su sonrisa de marfil y sus gafas de Stallone le delataban en cada 'sarao' playero. En 1998 y 1999 Cipollini era el mejor. Más veloz que nadie. Aunque, como ahora se sabe, no tanto como para escapar de la Hacienda italiana, que acaba de condenarle a pagar una multa de 1,1 millones de euros por fraude fiscal en ese periodo. El 'Rey León', el depredador con 189 victorias, cazado tres años después de su retirada.
Nadie parece más italiano que Cipollini. Planta. Cabello mechado. Voz arrastrada. Pelín de chulería. Seductor. Y con picardía: en 1997 se inventó una enfermedad para abandonar la Vuelta a España. Tenía una cita mejor: le aguardaba un sillón en el jurado de miss Italia. 'Il Bello' Mario. En 2003, obligado por su equipo (Domina Vacanze) a disputar la ronda española, acudió chasqueado. Corrió una etapa. Tras ella montó una fiesta en la noche asturiana. De madrugada, en compañía femenina, se largó de la carrera. Furtivo. Así era. Un triunfador. Se había ganado sus galones en duelo con varias generaciones de velocistas: desde Saronni, hasta Van Poppel, Addoujaparov, Zabel o Petacchi. De hecho, tuvo que buscarse un rival en el pasado, Binda, para arrebatarle el récord de victorias de etapa en el Giro: hasta 42. Único. Pero no para el fisco. Y mira que el ex ciclista le puso empeño a ese sprint con Hacienda.
Como en el caso del piloto Valentino Rossi, a los inspectores no les cuadraban los datos. Cipollini, en teoría, vivía en Mónaco. Al tiempo, su hija estudiaba en un colegio italiano. Y había un puma, bien cuidado, en la casa toscana del corredor. ¿Quién alimentaba al felino? Como guinda, los agentes descubrieron la afición del padre del corredor por los motores de gran cilindrada. A nombre del jubilado estaban tres deportivos y una espectacular moto. Algo extraño para el inquilino de una residencia de la tercera edad. Rechinaba. Eso y los focos delataron al corredor. El brillo le acusó. Cipollini era el mejor pero no podía ser invisible en su propio país. Su huella era demasiado evidente.
Investigación abierta
Entre 1998 y 1999, sus ingresos se elevaron a 1,6 millones de euros. Pagó impuestos en Mónaco, un coto de ricos, amable con las fortunas. Ahora, las autoridades italianas dicen que Mario no era «extranjero», que pasaba más tiempo en su país natal. Y va a desnudar al ciclista más elegante: entre la multa y los recargos, tendrá que abonar 1,1 millones. Todo un frenazo, rubricado en una sentencia judicial. Y quizá no el único. La Hacienda investiga las finanzas de Cipollini entre 2000 y 2004, cuando aún era vecino a tiempo parcial de Mónaco. En 2006, un año después de su retirada, Mario regresó oficialmente a casa, a Italia. Convencido de que ya nadie le remontaría. No conocía el sprint retroactivo del fisco.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Hallan muerta a la mujer que se cayó ebria estando con un bebé de 1 año a su cargo
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.