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ATHLETIC

Tócala de nuevo, Fran

PATXI HERRANZ

Miércoles, 2 de enero 2008, 02:48

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Los excesos se terminan pagando, pero la escasez te marca. Está en la calle la opinión consolidada de la mejoría de los rojiblancos. En 'La Catedral' hemos dejado escapar la serenidad que hubiésemos deseado a estas alturas, pero lo paradójico es que los mejores partidos jugados en San Mamés los hemos perdido, y los peores disputados los hemos empatado, y pidiendo la hora. Lo malo no ha sido el comportamiento, el problema es la tendencia. Tras lo acaecido en años anteriores es realmente complicado mantener la cabeza fría.

El Athletic debe dosificarse para un mes de enero que anuncia una cuesta pronunciada, y sin rebajas. Todo comienza con lo que a priori es una cita a ciegas, preparada para coger impulso. El partido frente al Hércules debe servir para recuperar la senda de la victoria en casa, y como punto de inflexión de cara a una Liga que no podemos seguir viendo desde una posición tan incómoda. Para ello, el club se debe confabular en todos sus estamentos. El presidente debe tener margen operativo para trabajar y recuperar el respeto que nos corresponde por galones y por historia, y no encontrarse más trabas de los que parece que siempre están en periodo electoral.

El 'míster' debe inculcar optimismo al vestuario, y contar con el apoyo de la afición, entendiendo que siempre será susceptible a críticas por el mero hecho de la función que tiene dentro del club. Debemos ser 'caparrosistas', ahora no es momento de romper la cadena de montaje, el once ideal está a punto de fraguarse y los goles llegarán. Nuestro pecado capital es que siempre deseamos aquello que no tenemos. A la parroquia nada más se le puede pedir, el apoyo es incondicional. Y el equipo es el motor verdadero de este invento, el generador de ilusiones. Éste es el escenario ideal, pero lo cierto es que no vivimos en Oz.

Así que tócala de nuevo, Fran. Nosotros ponemos el sentimiento, vosotros el talento. Y para todos aquellos que nos puedan tener cierta pelusa, les voy a contar un secreto. En una antológica película de John Huston de 1941 se cuenta la historia del halcón maltés, una estatuilla de oro con la que los caballeros de la orden de Malta querían agradecer a Carlos V por ciertas prerrogativas, y que nunca llegó a sus manos porque los corsarios hicieron bien su labor. Cuatrocientos años después, Humphrey Bogart da vida al detective privado Sam Spade. Alguien, al ver el ídolo en sus manos, le pregunta: «¿Pero de qué está hecho ese halcón?». Y Humphrey le responde: «Está hecho con el material con el que se realizan los sueños».

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