Seco aprovecha la 'guerra' alavesa

David Seco se proclamó ayer en Bermeo campeón élite de Euskadi de ciclocross por undécima vez, tras una carrera extraña y a la vez espectacular. A la evidente mejoría en el estado de forma del vizcaíno se sumó el pique entre Unai Yus y Javier Ruiz de Larrinaga, que partían como favoritos, pero que lastrados por su guerra particular se tuvieron que conformar con el segundo y tercer puesto.

Un final inesperado, pero que entra dentro de la lógica, porque como dijo Seco antes de comenzar la carrera «aún estoy lejos de mi mejor forma. Me falta mucho para ser el campeón de hace dos temporadas, pero tengo un cartucho en la recámara». Esa bala de reserva eran sus piernas y su moral, que ha subido enteros a medida que han ido pasando carreras.

Unai Yus y Javier Ruiz de Larrinaga, los favoritos vencidos, se repartieron la plata y el bronce en un apretado sprint que les acercó a sus años de 'routiers'. Fue el castigo a una rencilla entre alaveses que afloró el día menos indicado. Ambos se justificaron. «Cuando se ha ido Seco he dejado la responsabilidad en Javier, que llevaba seis victorias seguidas. No ha querido continuar y David se nos ha ido demasiado lejos. Otra vez he sido segundo», decía Unai Yus.

El zuyano Javier Ruiz de Larrinaga lo veía justo al revés. «No hay que darle más vueltas. Cuando se ha ido Seco, Unai ha salido a por él. Me ha costado llegar a su altura. Cuando lo he conseguido me ha pedido relevo y le he dicho que no. Que no estaba dispuesto a hacerle la carrera, alcanzar a Seco y que ganara al sprint. Ahí se nos ha ido el campeonato».

Ambos coincidieron en la fortaleza de Seco, justo campeón, porque el ciclocross no es sólo cuestión de forma, sino de oportunidad y suerte, como la que estuvo a punto de traicionar al vizcaíno.

Salida explosiva

David realizó una salida explosiva, tan fuerte que destrozó el pelotón. Sólo pudo seguir su estela Erlantz Uriarte, que luego reventó. El resto de ciclistas se desperdigó por el circuito. Cuando parecía que el vizcaíno iba a hacer un hueco de escándalo, pinchó y perdió todo lo ganado. No se amilanó, a sabiendas de que la pareja alavesa no se había organizado. De hacerlo, le hubieran dado un susto mayúsculo.

Mientras Seco iba a lo suyo, incluso dio media vuelta con el sillín roto, Yus y Larrinaga se miraban, estorbaban en los saltos e incluso vieron cómo se les acercaba Gorka Izagirre, el mayor de la saga guipuzcoana, que había dejado atrás a Juárez y Uriarte y volaba camino del título sub'23.

Las últimas vueltas al circuito fueron una repetición de los anterior. Seco, firme y ya confiado, por delante; Yus y Ruiz de Larrinaga emparejados e Izagirre dando tiempo al grupo de rezagados.

Al final el título, el undécimo, para David Seco, que por fin respira. «Ha sido el premio a la constancia. Hay que ser realista y dejar claro que el Seco de hoy no es ni la mitad del de hace dos años. He realizado una buena carrera, pero la guerra que tenían Yus y Larrinaga también me ha ayudado».