Borrar
PARADA. Aranzubia, asistido por Raúl, despeja un balón. / F. GÓMEZ
Trabajar la seguridad
ATHLETIC

Trabajar la seguridad

Dani Aranzubia y Raúl Fernández completan una intensa sesión de entrenamiento en la que recibieron varias baterías de disparos y ensayaron las salidas en los balones aéreos

R. BASIC

Sábado, 1 de diciembre 2007, 03:37

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Los guardametas del Athletic no han tenido una semana precisamente cómoda después del empate cosechado el pasado domingo ante el Deportivo en San Mamés. Sobre todo Dani Aranzubia, protagonista involuntario de la historia, que pudo hacer algo más en los dos goles del conjunto gallego. Antes del entrenamiento de ayer en Lezama, Carlos Meléndez, preparador de porteros, charlaba sobre el césped con Joaquín Caparrós. Apenas fueron unos minutos, en solitario, en voz baja, pero el intercambio de opiniones se tradujo en una exigente sesión para los dos cancerberos rojiblancos. La seguridad también se trabaja.

Aranzubia y Raúl Fernández, portero del filial que cubre la baja de Gorka Iraizoz, fueron sometidos a un intenso 'bombardeo' desde el inicio del entreno. Balones de corta, media y larga distancia; lanzamientos por arriba y abajo; tiros alternativos que buscaban los dos lados de la portería. El cansancio era evidente y palpable. Hasta se podía escuchar el difícil y acelerado respirar de los dos arqueros. En un momento, cuando faltaba sólo un disparo para completar una de las series, Raúl apenas podía levantarse para despejar la bola. Las piernas dejaron de obedecer.

Centros y córners

Después de disputar el partidillo confeccionado por Caparrós, Aranzubia y Raúl se quedaron en el campo para seguir con la sesión. El resto de la plantilla, salvo Del Horno, que se ejercitaba en solitario, ya se había ido a la ducha. Los dos porteros se quedaron otros veinte minutos. Tocaba pulir las salidas en los balones aéreos. Primero se lanzaron córners. Había que actuar con decisión y atrapar la pelota. Prohibido dudar o que el esférico se escape. Cada acción era acompañada con su grito correspondiente. «¿Voy!», para que no haya dudas cuando estén los defensas.

Tras los saques de esquina, llegó el turno de las faltas centradas. La metodología del trabajo era la misma. Primero salía Aranzubia y luego le relevaba Raúl. «¿No has sacado la foto ahora, con lo bien que lo ha hecho?», bromeó Meléndez con uno de los fotógrafos. Veinte minutos después, los dos porteros habían terminado el tajo. El último en salir era Dani Aranzubia. Varios aficionados le dedicaron gritos de apoyo durante el entrenamiento. Luego tocó firmar autógrafos. El riojano atendió a todos. «La verdad que el fútbol es a veces desagradable. Ahora tengo que sobreponerme -en referencia a las críticas recibidas tras el partido contra el 'Dépor'-, vivir con ello y pensar en el próximo partido», declaró el pasado miércoles. La redención pasa por Valencia.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios