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L. UBAGO
Jueves, 29 de noviembre 2007, 09:39
El Consejo General del Poder Judicial expulsó ayer de la carrera a la titular del Juzgado de lo Penal número 1 de Motril (Granada) por haberse olvidado de ordenar la libertad de tres presos. A José Campoy, condenado por robo, lo mantuvo en prisión durante 437 días más de lo debido. Otros dos reclusos -sentenciados por maltrato y por quebrantamiento de condena- también permanecieron en la cárcel más tiempo que las penas impuestas (35 y 38 días, respectivamente). El portavoz del CGPJ, Enrique López, subrayó que la sanción de Adelina Entrena es «una de las más graves» en la historia de ese organismo, aunque se puede recurrir ante el Tribunal Supremo. Para la expulsada, que acumulaba 17 años en la judicatura, hubiera bastado con una amonestación o una leve suspensión. «Ya no creo en la Justicia», resume.
-José Campoy pasó 437 días más en prisión por un 'olvido'. ¿Qué pasó con los dos últimos presos?
-Eran sentencias condenatorias que debían ser confirmadas por la Audiencia. Tardó tanto en pronunciarse que superó el tiempo que esas personas debían estar presas.
-Se le acusa de haber favorecido a su ex pareja, retrasando un juicio por una denuncia de amenazas que usted misma interpuso. Por ello le suspendieron cinco meses.
-El juicio se celebró una semana después de la fecha señalada porque mi hija se encontraba indispuesta para acudir a la vista, y así lo prescribió un médico.
-¿Qué es lo que más le ha hecho sufrir?
-Que piensen que yo, a conciencia, he podido dictar una resolución injusta o prevaricar en mi cargo.
-¿Cree que han sido injustos con usted?
-Han puesto mi nombre entero y hasta mi domicilio. Ha habido un juicio paralelo en los medios de comunicación. Antes de notificarme algo, lo tenía que leer a través de la prensa.
«La gente se vuelve»
-¿Cómo le ha influido el caso?
-Estoy hundida y enferma, me cuesta salir a la calle. Mis hijos aguantan comentarios en el colegio y en el instituto. La gente se vuelve a mirarte.
-Su juzgado era un caos y el libro de presos no estaba al día.
-En un juzgado, cada uno tiene sus obligaciones. Yo me dedico a celebrar juicios y a poner sentencias. Hay mucho trabajo. Es una burrada. En la última inspección que me hicieron solicitaron el apoyo de dos funcionarios más porque no dan a basto. El juez es el que se lleva todos los honores. Siempre he dicho que soy el capitán, pero hay una tripulación. El libro de presos lo tiene que llevar la secretaria por obligación legal. Ahí no puede escribir nadie más. En el caso de Campoy, el preso condenado por robo, se le olvidó inscribirlo. Si no está en libro yo no soy adivina, me tengo que fiar de lo que hacen los demás.
-¿Tenían una mala relación con secretaria?
-No. Creía que era mi mano derecha, una persona de mi confianza y la que me ayuda a llevar un juzgado tan complejo. Pero ha habido un error y ella no ha estado conmigo.
-¿Piensa que el fiscal también actuó erróneamente?
-El fiscal dio parte enseguida, cuando lo deberíamos haber solventado entre nosotros. Debería habérmelo comentado. Directamente, lo mandaron al Tribunal Superior sin yo saberlo y, además, lavándose las manos.
-¿Se siente culpable de que un joven pasase recluido más días de los que debía?
-Si yo hubiese dejado en la cárcel a un inocente no me lo perdonaría. No podría ni dormir. Campoy tenía condenas acumuladas que aún no había cumplido. Es un delincuente típico de tironazo de bolso, que tiene que cumplir su pena.
-Durante 437 días, ¿nadie se percató del error ni reclamó la libertad del preso?
-No hay ningún documento que pida la libertad de Campoy. Todos mis presos me escriben cartas a diario solicitando que se le remita la pena, que los deje salir o que les conceda un permiso. No hay ni una sola petición de libertad de esta persona. No hay ni un sólo documento, ni por su parte, ni por la de su abogado, diciendo que él no debía estar en prisión. No creo que nadie esté en la cárcel año y medio sin decir: oiga, que yo ¿qué hago aquí?
-¿Qué opina de que lleve el caso, Marcos García Montes, 'abogado de famosos'?
-Campoy me merece lástima. A él no se le ocurriría realizar acciones de este tipo. Ha sido ese abogado el que las ha dirigido para obtener publicidad. La foto en la portada de los periódicos en la que salía este hombre haciendo con los dedos la señal de la victoria es bochornosa. Ahora saldrán muchos 'campoys'. La gente creerá que cualquiera puede ser juzgado por un magistrado olvidadizo que lo deje en la cárcel. Pero, en verdad, llevamos un control exhaustivo de los presos. Esto hará que los jueces estemos en la palestra.
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