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PENDIENTE. Uribe, al fondo, sigue la carrera de Pedro y Asier en Castalia. / FOTOS: IOSU ONANDIA
Acechado por las dudas
ALAVÉS

Acechado por las dudas

Después de un cuarto de Liga el Alavés sigue sin ofrecer una mínima fiabilidad, mientras Uribe rota sin éxito las piezas de una plantilla en la que sólo Aganzo ha destacado

F. RUIZ DE ESQUIDE

Martes, 30 de octubre 2007, 03:20

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Tras dos derrotas consecutivas y, sobre todo, a causa de una manifiesta falta de fiabilidad en el arranque del campeonato, el Alavés se ve acechado por las dudas tras cumplirse el primer cuarto de la competición. Más allá de que la clasificación albiazul -a un punto de la zona de descenso- responda al discurso del club que siempre ha apuntado a la necesidad de «sufrir» a consecuencia de las penurias económicas y deportivas heredadas y de su repercusión en la confección de la plantilla, la sensación que transmite el conjunto albiazul es de peligrosa indefinición. Ni el equipo parece suficientemente armado a estas alturas de la Liga ni el rendimiento individual de los futbolistas, con excepción del ahora lesionado Aganzo, ha servido hasta hoy para maquillar las deficiencias colectivas.

La impotencia ante el Córdoba en Mendizorroza y el sonoro batacazo en Castalia han trasladado al Alavés a la cruenta realidad después de dos victorias consecutivas -Salamanca y Hércules- que alentaron las expectativas de recuperación tras el pobre arranque. Y quizás el síntoma más preocupante sea que el conjunto vitoriano sufre problemas en las dos áreas: la propia y la ajena. Si en el arranque del campeonato le condenó su nula capacidad goleadora, sólo alterada por la irrupción de Aganzo, en las dos últimas jornadas, pero en general durante toda la temporada, los problemas llegan desde las concesiones defensivas. Como aseguró Uribe tras el duelo en Castellón, el rival «se lleva más de lo que merece». Y es que de acciones a priori instrascendentes han nacido buena parte de los últimos goles recibidos por Bernardo.

1,4 goles por partido

Y esta circunstancia se antoja bastante más grave que cualquier carencia ofensiva. Con catorce goles encajados en diez jornadas -1,4 de media por encuentro- las cuentas se complican sobremanera. Fuera de Mendizorroza, la cifra se eleva a 1,8 tantos recibidos cada noventa minutos. Es decir, datos muy elocuentes y que deben ser la primera materia de trabajo si el Alavés aspira a abandonar la zona delicada de la clasificación. En fútbol, rara vez se sale de una situación complicada a través de soluciones espectaculares. Más bien se trata de apelar a los rudimentos del juego: orden, agresividad, concentración y, a partir de ahí, tratar de aprovechar las virtudes propias. Fácil de decir, difícil de cumplir.

Hasta ahora, el Alavés se ha quedado casi siempre en el camino. Salvo en algunas fases del duelo ante el Málaga y en el notable choque frente al Hércules en Mendizorroza, el equipo albiazul no ha encontrado una consistencia que le lleve al equilibrio. Y en esa búsqueda se ha afanado durante estas diez jornadas un Josu Uribe que ha rotado a casi todas las piezas de la plantilla. Con cambio de sistema incluido. Del 4-2-3-1 que utilizó en las siete primeras jornadas sin que el equipo albiazul encontrara soluciones para dotar al centro del campo de una mínima creatividad, al 4-1-4-1 que ha aportado mayor dinamismo en las combinaciones. Bajo este prisma táctico, sin embargo, han llegado los errores defensivos de las dos últimas jornadas que, eso sí, poco parecen relacionarse con la disposición de los jugadores sobre el césped.

Pruebas permanentes

A consecuencia de los malos resultados iniciales en el arranque de la Liga y de los altibajos posteriores, el técnico alavesista se ha decantado hasta ahora por apelar a los cambios continuos en la alineación. Tantos, que el Alavés se asemeja más a un equipo en permanentes pruebas de pretemporada que a un conjunto que desde una base definida pretende ajustar sus mecanismos. A excepción de un pequeño grupo de jugadores -Bernardo, Casar, Tarantino, Astudillo, Toni Moral y Aganzo-, el resto apenas ha dispuesto de cierta continuidad.

En descargo del entrenador se puede alegar que la «igualdad» de la que Uribe habló en el comienzo de la campaña respecto al rendimiento de titulares y suplentes es a la baja. Hasta ahora, en el capítulo individual apenas Aganzo y Toni Moral, este sólo en ocasiones, aparecen por encima del nivel medio de Segunda División. El resto sigue en la búsqueda de su mejor versión y, sobre todo, de una coraza colectiva que le permita exprimir sus virtudes.

f.r.esquide@diario-elcorreo.com

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