¿Qué apostamos?

Se abre la veda de los buenos resultados. Comienza la temporada de las apuestas. En estos menesteres, no se requiere licencia para opinar. Por la boca grande ganamos todos los partidos. Pero, todavía, no se nos cae la venda, las heridas son muy recientes y no queremos acordarnos del accidente. A pesar de la mejoría y del toque Susaeta -la chispa de la vida- estamos convalecientes, seguimos sin poder levantar la cabeza fuera de la trinchera, no sea que nos arreen otro bofetón.

Qué frágil es la memoria y qué bueno, a veces, olvidar o superar, los reveses de la vida. Este Levante es el club contra el que disputamos el partido más importante de la historia del club. Dicho en este momento, es como para reirse hasta que se le salga el ombligo a uno, pero hace tres meses implorábamos misericordia. Espero por el bien de todos que no les debamos nada.

Apoyemos a los más jóvenes, cuidemos a Markel; el equipo necesita rotaciones, el salto de categoría lo va a notar, el ritmo de competición también, y, como dice un amigo arratiano, a pesar de que el frío sea mortal, nunca debemos quemar el mango del hacha para hacer fuego.

Hablando de quemas. Flaco favor haremos al club si todas las críticas las centramos en las cualidades de determinados jugadores. Quizás nuestros delanteros tengan ahora todas las papeletas para que les miremos con lupa, pero a lo mejor sucede que Caparrós está abusando en un principio de ser 'amarrategui', y no lo digo con mala leche. Necesitábamos parar la sangría de goles y parece que el fontanero ha encontrado la fuga. Ahora paciencia y ahorro de descalificaciones. Levante ese ánimo.