Borrar
Urgente El servicio de metro en Basauri y Etxebarri se reanuda con una única vía y con un servicio complementario de autobuses
AL FRENTE. Contador encabeza la fila del pelotón durante la etapa de ayer, previa a la crono que decidirá el vencedor final del Tour de Francia. / AP
Contador pone en hora su Tour
MAS DEPORTE

Contador pone en hora su Tour

El madrileño parte con casi dos minutos de ventaja sobre Evans en la contrarreloj final

JESÚS GÓMEZ PEÑA

Sábado, 28 de julio 2007, 04:33

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Alberto Contador tenía ayer una sonrisa traviesa. «El público me ha recibido bien». Comparaba con el día anterior. Con el hielo que le miraba el jueves tras las vallas de Pau. «Sé que la contrarreloj de mañana -por hoy- me puede cambiar la vida». Su Tour cabe en un minuto y 50 segundos, en la ventaja del líder madrileño sobre Evans. En una hora de piernas exprimidas sobre los 55 kilómetros horizontales que van de Cognac a Anguleme. Una recta para ingresar en la historia de la Grande Boucle. Sobre un asfalto extraño para el triunfo de un escalador. Aunque no para Contador. Es un contrarrelojista vocacional. Delgado como una cuerda, pero aliado del reloj. Perfecto. Ya lo dice su apellido. Contador: tic-tac.

«De juvenil, me entrenaba con un chaval al que seleccionaron para el campeonato de España de contrarreloj. A mí, por ser escalador y tan fino, no me dijeron nada». Le faltaba talla. Le sobraba rabia. «Me quedé con la ganas». Y Contador es como corre: no se aguanta. Un año más tarde, se apuntó por libre al campeonato de Madrid. Era su debut en el duelo a solas con el crono. Acabó segundo. Un guiño. El seleccionador le convocó para el título nacional. Tercero. Bronce. «Y ni siquiera sabía si tenía que correr o no con rueda lenticular». El chico que sin conocer el baloncesto siempre encesta. O sea: talento. «Suelo entrenarme tras el coche de mi padre». Por Pinto, con su figura agazapada en la luneta trasera. Un escalador metido en el anillo de un reloj. La fórmula exacta.

Hoy se juega el Tour en el terreno elegido por su vocación: contra las manecillas. Contra su arquitectura física. Contra el cavernoma cerebral que le quiso bajar de la bicicleta, casi de la vida. Contra la decadencia de la mejor carrera. Contra un Tour velado por el dopaje. Y ante un rival, Evans, aguerrido. Tenaz. «Estoy convencido de que yo voy a ganar», repetía ayer el australiano. Viene del monte, del mountain bike. Montañés. No sabe rendirse. Y ayer, en un descuido del líder, le arañó tres segundos en la meta. De 1,53 a 1.50. Evans no perdona. Canino. En la piel de Contador hay otra cicatriz: los cuatro segundos que su compañero Leipheimer le quitó de la bonificación en el Aubisque. Cuatro y tres: siete. Hoy se sabrá si es el tiempo que dura una anécdota o el valor de un Tour. Tic-tac.

Armstrong, con Contador

El reloj siempre anuda una soga al cuello. Angustia. «Voy a aprovechar esta oportunidad», se tranquilizaba ayer Contador tras la etapa que, por atajar en una isleta, ganó el francés Casar por delante de Merckx, Lefvere y Boogerd, testigos de su fuga. A ocho minutos arribó la nave de Contador. Nada más acabar, salió a ver el escenario, la tarima de la contrarreloj. Fue con Bruyneel, su director. Y hoy tendrá a Armstrong de copiloto. El aliento de siete victorias en el Tour. «Evans es favorito para la crono, pero Alberto tiene ventaja suficiente para la general», augura Bruyneel. Las cuentas de Contador. El reloj. El tiempo. El pasado. El precedente: en la Vuelta a Romandía de 2006, el madrileño estaba como hoy. Líder, con 24 segundos sobre Evans, segundo en la general. Entre ellos, 24 kilómetros contra el reloj. El australiano rompió la banca: aventajó en 51 a Contador. Ahora, cuando lo escucha, Contador vuelve a sacar el teclado de su traviesa sonrisa. «Antes es antes y hoy es hoy».

El peso del '1.50' puede con los antecedentes: en la primera contrarreloj de este Tour, en Albi (54 kilómetros), Evans le quitó 1.04 a Contador. En el Dauphiné 2007, fue peor: 2.43 a favor del corredor del Predictor-Lotto. Y peor aún en el Tour 2005: más de cuatro minutos para el australiano en los 55 kilómetros de Saint-Etienne. La estadística parece mal estibada para Contador. Aunque también le deja un respiro: en la Vuelta al País Vasco de 2005, el dorsal de Pinto arrolló en la crono final (14 kilómetros), con Evans a 53 segundos. Datos. Amigos o enemigos. Pasados. Como cuando en la contrarreloj final Lemond desvistió a Fignon, o Landis a Pereiro... Excepciones. «Alberto tendrá a su favor las referencias de Evans y su motivación», contrapone Bruyneel. Director tranquilo del líder calmado. Seguro. Hasta sonriente ayer.

Ya es el décimo español que tiñe su biografía con el maillot amarillo. Y hoy puede ser el quinto en unirse para siempre al Tour, como antes Bahamontes, Ocaña, Delgado e Induráin. El quinto inquilino español del podio. Y, de entre todos los que por ahí han pasado, será de los más precoces. Tiene 24 años. Sólo los 20 años de Cornet (1904) y los 21 de Lapize (1910) le quedan lejos. Más se arrima a los 23 de Gimondi (1965) y Fignon (1983). Se sentaría en la fila de los 24 años: con Ullrich (1997), Hinault (1979), Merckx (1969) y Bartali (1938). El paisaje sonoro de este deporte. A las puertas del templo. Hoy habla el reloj. El tiempo de Contador: tic-tac.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios