

Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
J. GÓMEZ PEÑA j.g.pena@diario-elcorreo.com
Lunes, 23 de julio 2007, 18:07
La París-Roubaix miente. Desde hace 25 años no empieza en París, sino cerca: en Compiegne, el pueblo donde acabó ayer el Tour. En cualquier caso, todos los caminos conducen hacia Cancellara. El líder le dio la vuelta a la París-Roubaix. A la inversa: hace un año ganó en Roubaix y ayer en Compiegne. Lo mismo, pero al revés. Triunfo de ida y vuelta. Nadie entra y sale como él del 'Infierno del Norte'.
La llamada del pavés. Apenas un pedazo de calzada clavado en el kilómetro final. 500 metros valen más que la etapa más larga, demasiado larga. La llamada del 'Infierno', la carrera del adoquín: la París Roubaix. Cancellara la escucha. Él no bota. Se atornilla a la bicicleta. Porte de culturista. Inmóvil mientras los demás tiemblan. Ahogando el manillar. Unos se abren hacia la derecha, otros hacia la valla izquierda, para esquivar el pavés. Ceñidos a la derrota. Cancellara no. Es un látigo de piedra. Su jardín es de cantos rodados. Fluye. «Ha sido el kilómetro más duro de mi vida». Maravilloso. De portento. Es el guardián del 'Averno'. Aquí todos acaban calcinados. Él, en cambio, inventa una gesta breve pero espléndida. Enciende la luz de la etapa más apagada. Sólo por eso valió la pena esperar una hora de más en Compiegne, la verdadera puerta del 'Infierno'.
Al ciclismo no le van bien las matemáticas. Ahora, la televisiones marcan el ritmo. Hay que llegar a tiempo para la retransmisión. Puntualidad digital. La programación no admite retrasos. Ciclismo teledirigido. Ayer no. «Nos hemos aburrido», resume Flecha (Rabobank). La etapa se corrió a juego con su geografía. Compiegne es tierra de paz. Calma. Aquí, en una calva del bosque, se firmaron los armisticios de las dos guerras mundiales.
«Esto no lo he visto en mi vida en el Tour», se encoge de hombros Íñigo Cuesta (CSC). Mejor para él. «Yo prefiero que sea así. A mí me tocaba tirar, así que...». Es uno de los escudos de Cancellara. El Tour economizó gastos: a 35 kilómetros por hora. El ciclismo de verdad es así. Mejor imprevisible que increíble. A veces tiene que aburrirse. Aunque genere opiniones impares. La de Egoi Martínez (Discovery): «Son más divertidas las etapas de 160 kilómetros -la de ayer se alargó hasta los 236-». O la de Xabier Zandio (Caisse d'Epargne): «Es duro para la cabeza, pero bueno para las piernas».
Experiencia de Cuesta
La etapa más estirada, la más pausada, rindió otro homenaje a su geografría: un tramo en Bélgica y el resto en Francia, en Picardía. Así se distribuyó la fuga diaria: un belga, Willems, y tres galos, Vogondy, Ladagnous y Augé. Con ellos llegó la tregua. Hacía un frío azul. Impropio de julio. Y a ratos, todo se apagaba. En la oscuridad de una tormenta. Hacia la boca del 'Infierno'. El CSC agarró los estribos cuando los escapados tenían ya trece minutos. A tirar. Enseguida se frenaron. «Les hemos recortado tiempo demasiado pronto. Había que dejarles. Si les cogemos antes, luego nos toca trabajar de nuevo». Íñigo Cuesta no opina; sabe. Va para los 37 años. De esos cálculos se benefició el suspense.
Willems y los franceses sostuvieron tenso el hilo hasta el último kilómetro. Hasta que Compiegne llamó a Cancellara. El eco del 'Infierno'. El suizo tiene la llave. De doble sentido. Hacia Roubaix o hacia la meta de ayer. «Le he visto que se colocaba al entrar en el pavés, pero...», cuenta Flecha. Para entonces, ya nadie se aburría. Ni la tele. Sudaba la etapa. Brincaba a trote sobre los enormes cantos que alfombraban el pasillo hacia el 'Infierno'. El umbral le convocaba. Cancellara. La sangre arrepentida de Zabel, confeso de dopaje en 1996, le quiso seguir. Pero el alemán hace tiempo que vive en vísperas de la victoria. Costumbre de ser segundo. Sobre la costra de adoquín sólo cabía uno. El ciclista expansivo. El hombre de piedra. El líder. Amarillo. Su maillot prendió la etapa apagada. Luz en el 'Infierno'.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Despliegue de guasa e ironía por febrero en Santoña
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.