Ser romántico por whatsapp... ¿misión imposible?

Dice el gran Jaime Sabines (1926-1999) que «el amor es el silencio más fino, el más tembloroso, el más insoportable». Así arranca su poema 'Los amorosos'. Puede que dos personas se puedan querer calladamente, lo que ocurre es que, normalmente, nos da vértigo no expresar de alguna manera lo que sentimos, no se vaya a confundir nuestro silencio con desinterés. Sobre todo en estos tiempos, con tantas herramientas de comunicación a nuestro alcance. Este San Valentín, el imperativo de la pandemia y la imposibilidad de que muchas parejas se junten quizá nos haga mandar más whatsapps amorosos que de costumbre. Pero... ¿es igual de romántico? «El whatsapp tiene una lengua propia. Ni mejor ni peor. Pero, claro, con sus limitaciones», advierte Inés Lozano, profesora de la Universidad de La Rioja e investigadora del grupo de Semántica, Sintaxis y Uso del Lenguaje. Según explica, al no decirnos las cosas en persona, perdemos la información que nos dan los rasgos suprasegmentales, que son aquellos que no son estrictamente las palabras, sus combinaciones y su significado: es decir, el tono y ritmo de la voz, la entonación, los gestos...

Y eso que se pierde en los whatsapps es clave cuando tratamos de transmitir sentimientos profundos y complejos como el amor. «Para flirtear, vale, genial. Pero para temas importantes, en general, es mejor no recurrir exclusivamente al whatsapp. ¿A que no es lo mismo que alguien te llame para felicitarte en tu cumple o que te mande un mensaje? Y lo mismo pasa con manifestar condolencias. Casi es mejor un audio, donde aportas más y se aprecia la prosodia (todos los matices que la voz contiene)», argumenta Lozano. O sea, que queda cutre escudarse en un whatsapp... La experta no quiere ponerse tan tajante. Si los mensajes de whatsapp son de texto, pueden tener el mismo valor que una carta. ¿Quién puede decir que el género epistolar no ha plasmado grandes pasiones? Pero habría que evitar sustituir las palabras por emojis porque su uso, alerta Lozano, «se ha banalizado mucho: pasamos wasapeando 24 horas al día siete días a la semana y mandamos besos y corazones para todo, para cerrar una conversación cualquiera».

Por eso, otro consejo de Lozano es tener ojo con las suposiciones y engaños de algunos amores de whatsapp. Al prescindir del contexto, lo mismo nos están jurando amor eterno mientras están en el retrete o preparando unas lentejas (esperemos que no al mismo tiempo). O sea, que no le están dando la importancia debida... y quizá nosotros sí.

Esto cambia cuando el intercambio de whatsapps es entre parejas establecidas, que ya se conocen bien. Agnese Sampietro, doctora en Lingüística de la Universidad de València y autora del primer estudio sistemático de emojis en España, además de advertir que el uso de corazones se ha extendido para usos no amorosos, recuerda un experimento que se realizó en Estados Unidos con una pareja a la que se le pidió que se comunicase sólo mediante emojis durante una semana. «Hubo malentendidos por la falta de anclaje textual, pero llegaron a convenciones», destaca. Y en un estudio realizado en Alemania, añade Sampietro, se pudo comprobar lo mismo: leyendo interminables conversaciones de whatsapp de una pareja se vio «que ambos miembros acababan desarrollando un lenguaje donde emojis para nada amorosos tenían para ellos un significado romántico». Habían creado su idioma del amor.

«Lo importante es transmitir y sentir. El whatsapp a veces lo pone difícil... ¡pero otras puede ayudar! –afirma Alicia López Losantos, psicóloga y directora de la agencia de relaciones estables Lazos, con sucursales repartidas por todo el país–. Hay personas muy tímidas a las que le ayuda a expresar su amor. Es como la antigua carta. ¿Ser romántico por whatsapp? ¿Por qué no?». No obstante, vamos a ponernos juguetones -¡es San Valentín!- y a analizar con la ayuda de dos expertas cómo quedan cuatro momentos ultrarrománticos recogidos en canciones, películas y obras de teatro 'traducidos' al lenguaje de whatsapp. Y parece que no vale para todo... Si alguien se queda con mal cuerpo por mancillar estas joyitas, unas recomendación: recurrir a los originales.

En este tema de Marta Sánchez y Carlos Baute, donde interpretan a dos enamorados, la música y sus voces sugerentes se alían para la tormenta de amor perfecta. ¿Pero qué pasa si 'traducimos' al whatsapp un pedacito de la canción? «Si ya hay una pérdida de sonoridad y prosodia de las palabras en un mensaje oral, todavía se nota más en las canciones, en donde el protagonismo recae en gran medida en la parte musical y la interpretación que los cantantes hacen al modular sus voces. Esa modulación y esa interpretación contienen una gran parte de la carga emocional», afirma Inés Lozano. Es decir, que en este caso se pierde toda la magia. Parece un inventario de alguna empresa. Qué cosa más fría, ¿no? «El mensaje de amor que transmite la canción se pierde. Parece una conversación de dos amigos hablando de vacaciones y hobbies», argumenta la psicóloga Alicia López Losantos, directora de Lazos. Así que, si con este tipo de whatsapps queremos hacer surgir la chispa..., ya podemos ir cambiando de táctica. «La gente que acude a nuestra agencia busca ilusión... ¡iluminarse! y para eso hay que hacer que conecten con alguien. Por eso les asesoramos, les damos consejos, hacemos un seguimiento...», indica. Echan una ayudita profesional, vamos, porque dos personas se pueden adorar y ver frustrada su relación por no haber sabido trasladar al otro sus sentimientos por el medio adecuado.

Ya para siempre convertidos en los amantes más famosos, el paso de los siglos no ha restado ni un ápice de romanticismo e intensidad a este romance juvenil a contracorriente y de trágico final. ¿Se ha pasado de moda? Bueno, unos chavales de nuestros días seguramente se dirían las cosas de otra manera menos poética (aunque en la Verona del siglo XIV, sin tener detrás la pluma de Shakespeare, seguro que también). Pero el fondo de la cuestión, el arrebato de los primeros amores y el correr riesgos, sigue vigente. Ahora bien, trasladando unas frases de la obra de teatro a whatsapp, digamos que da hasta risa su dramática situación. «A menudo, como en este fragmento teatral, perdemos el contexto de la acción. Hay intercambio verbal, sí, pero ¿qué hay de la acción y el contexto que rodean a ese intercambio? Un whatsapp se limita a transmitir información textual, pero todo aquello que va más allá queda ausente o a medio transmitir», justifica Lozano. Claro, en ese momento, la tensión es máxima. Hay un peligro de muerte muy real sobre Romeo. Por whatsapp, para empezar, los amantes no están juntos y ni la preocupación extrema de Julieta ni el desafío de Romeo enmarcan su amor. «El diálogo parece sin sentido, como si cada uno hablara de una cosa distinta y no se entendieran entre ellos. De ahí el último emoticono», apunta López Losantos.

¿Quién no tiene marcada a fuego la escena final de 'Casablanca'? Esa despedida a pie de avión, inesperada para Ilsa (Ingrid Berman), que pensaba que no se iba a separar de su amado Rick (Humphrey Bogart), recién encontrado tras un largo tiempo sin verse... La intensidad del momento es sobrecogedora. Se intuye que se están diciendo adiós para siempre, renunciando a un gran amor. El lenguaje de cine lo acentúa, indica Inés Lozano. Los primeros planos, la música, la voz de ambos, su manera de mirarse... En este caso, la magia del cine exacerba los sentimientos que quedan patentes de forma explícita en su diálogo. Pero ese diálogo en whatsapp... ejem... no pasaría a la historia. «En whatsapp a menudo usamos emojis para sustituir palabras. En este caso no solamente se pierde la sonoridad de las palabras, como en cualquier modalidad escrita, sino que además se limita la forma que tenemos nosotros de imaginar los conceptos. Perdemos lo que hace especial esa cara o ese gesto», subraya la lingüista Inés Lozano. El lenguaje no verbal en la escena es clave, él se acerca a ella como a punto de abrazarla, ella tiene los ojos llenos de lágrimas y el rostro hacia arriba. No hay emojis que traduzcan eso con dignidad. Para la psicóloga Alicia López, «por whatsapp se pierde la gravedad de la situación y la gravedad de la declaración con su carga sentimental. Parece una conversación ligera sin ninguna intención».

Con el piquito de oro que tenía Don Juan, que iba por aquí y por allá rompiendo corazones... Si viviese en el presente y fiase al whatsapp su capacidad de seducción, lo tendría muy crudo.Su tono poético no casa bien con los emojis y las abreviaturas de la aplicación de mensajería. Tendría que cambiar de táctica. «Esta escena del Tenorio es todo un clásico, pero no solamente por el texto –apunta Inés Lozano–. Añádele a Don Juan hablándole a Doña Inés con su voz grave y seductora en una habitación a solas a la luz de las velas, con quizás algo de música romántica de fondo. ¡Nada que ver!». Es que el contexto lo es todo. Ya no sólo lo que decimos y nuestro lenguaje corporal y nuestra voz... ¡lo que nos rodea es importante! De hecho, un mismo mensaje dicho en un lugar en penumbra y solitario no suena igual que en medio de unos grandes almacenes o en la cola del súper, rodeados de personas con sus prisas y sus carros. En el caso de Don Juan y Doña Inés, personajes de la Sevilla del siglo XVI, el whatsapp hace un efecto... raro. «Es que no parece una conversación de conquista y seducción, sino una descripción del ambiente», comenta la psicóloga Alicia López. Ahí va un consejo suyo que el Tenorio ya aplicaba para enamorar: «Cuando estés con una persona, debes hacerla ver que te has olvidado del resto del mundo y que te estás centrando sólo en ella».