Ruinas del barrio minero de Burzako. Jordi Alemany
Noticias fósiles

El tiro de un policía que mató al minero Hilario

Hace un siglo. ·

La prensa local hablaba también de broncas por un corazón de manzana, accidentes causados por el brillo de los suelos, niños que colocaban clavos en las barandillas, lobos que hacían correr a todo Bilbao, rusos que se ponían flamencos y, como siempre, unos cuantos sucesos terribles

Sábado, 27 de septiembre 2025, 18:15

Ha llegado el momento de retroceder un siglo. Bienvenidos a las noticias de septiembre y octubre de 1925, que nos muestran un Bilbao y una Bizkaia a veces sorprendentes en su diferencia y otras, extrañamente parecidos a los nuestros: como cada mes, copiaremos una selección procedente de 'El Pueblo Vasco' y 'El Noticiero Bilbaíno' y centrada en los sucesos, los avisos oficiales y la publicidad de índole más local. No son todas las noticias de la misma fecha, sino que se fueron publicando a lo largo del mes correspondiente, y están tal cual, incluidos los títulos en negrita, con mínimas adaptaciones en la ortografía y la puntuación.

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Un suceso en La Arboleda. En la noche del domingo, sobre las nueve, se promovió una bronca entre varios sujetos que salían de una taberna del barrio de Burzaco, en el punto denominado Matamoros, jurisdicción de La Arboleda. El cabo de la guardia municipal señor Juan, que iba por allí en compañía del agente de Vigilancia don Eugenio Rodríguez, intervino con el agente para poner paz. Pero los belicosos, lejos de obedecer las órdenes de la autoridad, hicieron frente a esta, lanzando varias piedras sobre el cabo y el agente, resultando herido este último en una mano. Entonces el señor Rodríguez, creyendo que iban a ser atacados por los agresores, sacó su pistola y disparó contra ellos. Uno de los agresores cayó y los demás, al verlo, escaparon. Acudieron entonces la Guardia Civil y otras autoridades, así como el Juzgado, que procedió a la identificación del caído, que era ya cadáver. Resultó ser el del vecino del barrio de Burzaco (Matamoros) Hilario Alcubilla, de cuarenta y nueve años, viudo, minero y natural de Aranda de Duero (Burgos). El desgraciado tenía un balazo en la frente, con orificio de salida (...). El agente don Eugenio Rodríguez ocupaba en La Arboleda un cargo de nueva creación desde hace unos días. También se nos hizo otra versión del suceso en el Gobierno Civil, en la siguiente forma, y que recogemos como prueba de nuestra imparcialidad. El cabo de municipales señor San Juan y agente señor Rodríguez sintieron voces en una taberna y, en cumplimiento de su deber, penetraron en ella, viendo que varios individuos se encontraban cantando y bebiendo. Uno de ellos le fue sospechoso al cabo de municipales y, como le pidiera su nombre y demás circunstancias para hacerle el padrón, el obrero se negó e incluso agredió al cabo de municipales. Entonces el aspirante sacó su pistola, con objeto de proteger al municipal e imponer el orden. Cuando parecía que había renacido la calma y el aspirante iba a guardar su pistola, recibió una pedrada en el brazo con que esgrimía la pistola y, por un movimiento instintivo, disparó esta, hiriendo grave al que maltrataba al cabo, llamado Hilario Alcubilla (...). A los pocos momentos y en la misma taberna dejó de existir.

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¡Hay que espabilarse! El joven Lucio Elorza, de 21 años, de Logroño y vecino de la calle de Zabala, denunció ayer, todo compungido, al municipal de dicha calle que en Los Mimbres se puso a jugar con un sujeto a quien no conoce y que se le acercó en Indauchu, perdiendo, contra cantidades imaginarias que su contrincante le ofrecía, una sortija de sello, un reloj pulsera de plata y algún otro efecto que le hubo de entregar. Supone el denunciante que ese sujeto, cuyas señas dio, es un jugador de ventaja o timador profesional. Además, le entregó un paquete diciéndole que en él hallaría una sorpresa a cambio de los efectos perdidos, y le recomendó no desenvolver el paquete hasta que se separasen. Así lo hizo y, al desenvolver el paquete, vio que solo contenía recortes de periódicos y papeles untados de aceite. «¡Esta fue la sorpresa!», decía el joven casi llorando y enseñando al guardia los papeles.

Incidente. El dependiente de una ferretería, ayer mañana, tiró un corazón de manzana a la calle desde dentro de la tienda y fue a dar en la cara a un muchacho de catorce años que por la calle acertó a pasar. El muchacho pronunció una frase molesta para la madre del dependiente y entonces este metió a la fuerza en la tienda al muchacho y le dio una paliza.

En un choque de trenes hace días / perdió dientes y muelas Paco Mir, / pero se dio Licor del Polo en las encías / y... le han vuelto a salir.

¿Que los toreros en ferias / desastrosos han estado? / Es señal que no han bebido / San Roque Jerez Quinado. Gran aperitivo tónico reconstituyente. Propietario: Tejada y Compañía, Sucesor, Areta (Álava).

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Un parricidio en el camino de Los Mimbres. Sobre las 9 de anoche se desarrolló un sangriento suceso en el caserío número 6 del Camino de los Mimbres. En los centros oficiales se desconocía la noticia o, al menos, así se dijo a los periodistas. Los detalles que pudimos recoger, a título de información, son los siguientes. En dicho caserío habitaba el matrimonio Andrés Cortejarena Oyarzabal, de 47 años, natural de Bilbao, y Julia Elexpe, de 40, también de Bilbao. Con ellos vivía un hijo del matrimonio llamado Manuel, de 19 años de edad, natural de Bilbao y jornalero. Según informes, Andrés fue guarda jurado de unas minas hasta hace unas semanas, en que, por razones de economía, fue suprimida su plaza. Desde que faltó el jornal, solía su esposa disputar con él, acusándole de vago; cosa que exasperaba al Andrés, ya que él alegaba que, si no tenía empleo, él no tenía la culpa. Estas disputas solían algunas veces acabar en reyerta, viéndose precisado el hijo Manuel a intervenir para separar a sus padres y evitar agresiones. Anoche, a las ocho y media, el matrimonio cenó tranquilamente en compañía del hijo. De sobremesa, se suscitó la conversación de la cesantía de Andrés y su mujer, al parecer, volvió a increparle, llamándole vago y poniendo como modelo de trabajadores al hijo, que continuamente tiene trabajo como jornalero y con cuyo jornal ayuda bien a vivir. Andrés, exasperado, se levantó airado contra su esposa y trató de agredirla, pero esta se aprestó a la defensa y además el hijo se interpuso, impidiendo que Andrés golpeara a Julia. Entonces Andrés echó a correr escaleras abajo. Sospechando el hijo que iba a buscar algún arma, bajó tras él, y poco después sonó una detonación. La pobre mujer bajó y halló tendido en el suelo a su hijo Manuel. Andrés había desaparecido (...).

Fatal desenlace. Sobre las cuatro y media de la madrugada dejó de existir en el hospital civil el desgraciado joven Manuel Cortejarena, al que su padre, Andrés Cortejarena, disparó un tiro de carabina en el vientre.

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Ofrecía alhajas falsas. A una vecina de la calle de San Francisco se le presentó Guillermo Pérez Álvarez, ofreciéndole varias alhajas que dijo procedían de una familia «que había llegado a menos». La mujer, que no debe ser lerda, denunció el hecho a un municipal y este detuvo al individuo, comprobándose la falsedad de las alhajas.

El brillo de los suelos ocasiona una desgracia. Anoche una joven de 23 años llamada Asunción González, habitante en la Gran Vía, 44, resbaló en el comedor de su casa por causa del brillo del suelo, con tan mala fortuna que fue a dar contra el canto de una mesa, vaciándose el ojo izquierdo.

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Publicidad de la aspirina Bayer en septiembre de 1925.

Ideas diabólicas. Por la barandilla de la casa número 8 de la calle de la Laguna, varios muchachos bajaban, deslizándose, montados sobre ella. Uno de ellos, de doce años, concibió una idea diabólica porque los otros no le dejaban bajar: puso un clavo en un recodo de la citada barandilla y, al deslizarse velozmente por su propio peso otro niño, llamado Enrique Villamor, de cinco años de edad, se causó con el clavo extensa herida con desgarre.

Los lobos. Los lobos hacen correr a todo Bilbao... al teatro Buenos Aires, a sacar las entradas del día 14 para ver la más encantadora historia de amor. La batalla de Montlhéry con dos mil caballeros. El formidable combate entre hombres y lobos. El sitio de Beauvais con diez mil combatientes. La película más trágicamente realista, pues, en su impresión, varios personajes fueron gravemente heridos por lobos.

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En conocimiento de la superioridad. Se dio ayer cuenta, y un colega recoge la noticia, de que «un subcabo de la guardia municipal de servicio en la primera zona, al hacer el recorrido, encontró un numeroso grupo de individuos que cantaban con voces destempladas. Como esto de cantar con voces destempladas fuera de los teatros cae dentro del párrafo octavo del artículo 11 de las ordenanzas, dicho subcabo invitó a los cantantes a que cantasen en voz baja. Pero, como dentro del grupo había dos soldados de Infantería, que le discutieron la autoridad, y uno de ellos le amenazó desenvainando el machete, no quiso prestarse a aquella desigual batalla, por lo que dio cuenta del hecho al oficial de guardia en el cuartel de San Francisco. Se dieron órdenes para buscar a los traviesos muchachos».

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Un ruso de abrigo. Un súbdito ruso, en deplorable estado de embriaguez y con frases ininteligibles, promovió ayer fuerte escándalo, haciendo vejación de dos guardias gubernativos. Como, al tratar de llevarle detenido, se puso 'flamenco', fue preciso emplear la fuerza, y el ruso ingresó en la prevención a disposición del gobernador.

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Un 'buen amigo'. Se ha dado cuenta al Juzgado de que en Bilbao la Vieja fue detenido por un sereno un individuo de veinticuatro años. Dicho sujeto está acusado de que, yendo en compañía de un amigo llamado Marcelino Palacios, de treinta años, al verle caer embriagado, lejos de auxiliarle, le abandonó, no sin antes registrarle los bolsillos y llevársele el dinero que tenía, que eran 18,40 pesetas.

Grasa animal para toda clase de engrases, carros, correajes, máquinas, cables, etc. Precio por kilo, pesetas 1,25. Ercilla, 2. López Martínez.

Un crimen en la Orconera. A las tres y cuarto de ayer tarde se desarrolló un sangriento suceso en los hornos de calcinación de la Orconera, en jurisdicción de Ortuella. Según informes, un obrero se presentó en deplorable estado de embriaguez a sus faenas en dichos hornos. El capataz, Marcos Arámburu y Urrechua, de cuarenta y tres años, casado, vecino de la Orconera y natural de Abanto y Ciérvana, le amonestó severamente, diciéndole que en semejante estado un obrero, en lugar de trabajar, podía causar perjuicio a sus demás compañeros, dada su labor. Además, le impuso el castigo de suspensión de empleo y sueldo durante tres días, para escarmiento. El citado obrero en un principio no replicó, pero, en cuanto el capataz volvió la espalda, se abalanzó sobre él, navaja en mano, hundiéndole el arma en la región lumbar y derribándole. Después escapó. El capataz trató de levantarse, pero no pudo. Varios obreros acudieron en su auxilio, trasladándole al Hospital Minero de Triano. Según informes, el médico le apreció herida tan grave que dispuso que el capataz fuera sacramentado. Por teléfono se avisó desde la Orconera a los puestos de la Guardia Civil y miñones, para proceder a la captura del agresor, dando sus señas. Este se personó espontáneamente en el cuartel de miñones de Ortuella, ante el comandante del puesto. Confesó su crimen y dijo llamarse Victoriano Aguilera, de 28 años de edad, vecino de Ortuella.

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