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Una imagen idealizada de la reina en La 'Muerte de Cleopatra', porJean André Rixens (1846-1925)
¿Quién fue realmente Cleopatra?
Tiempo de historias

¿Quién fue realmente Cleopatra?

Una nueva biografía desmonta los bulos en torno a la última reina de Egipto: fue estratega, culta y diplomática

Lunes, 12 de junio 2023, 00:43

Cleopatra es la mujer más famosa del mundo antiguo, un personaje formidable que ha hecho correr ríos de tinta. Tantos, que alguien se molestó en contarlos, por lo que suele repetirse que se han escrito más de doscientas obras de teatro sobre ella, con 'Marco Antonio y Cleopatra' de Shakespeare en la cumbre, cinco óperas y varios ballets. Las novelas son innumerables y, gracias a Elizabeth Taylor, no es necesario decier cuál es su presencia en el cine. «Pocos personajes de la Antigüedad clásica son tan célebres y, al mismo tiempo, tan incomprendidos como Cleopatra VII (69-30 a.C.)», plantea Duane W. Roller, profesor emérito de clásicas en la Universidad Estatal de Ohio (EE UU), que ha reconstruido la vida de la monarca egipcia despojándola de mitos en 'Cleopatra: biografía de una reina' (Desperta Ferro Ediciones).

Cleopatra VII Thea Filopátor –su nombre completo– «fue una hábil diplomática, comandante naval, dirigente, lingüista y escritora, que administró su reino con habilidad». Pero sobre esta imagen se ha impuesto la creada por la propaganda de sus enemigos, la de que se trató de una mujer manipuladora, cruel, un 'fatale monstrum' –según el poeta Horacio– de sexualidad voraz, lo que, como señala la historiadora Patricia González Gutiérrez, no deja de ser «curioso» tratándose de una persona «con solo dos parejas sexuales conocidas a lo largo de su vida».

Una vida sobre la que no hay demasiadas fuentes, como advierte Roller, que ha tenido que someterlas a una severa crítica textual. Y es que a Cleopatra apenas la mencionan «cerca de medio centenar de autores» antiguos que unas veces se copian entre sí y otras se contradicen. Así que hay muchas lagunas. De entrada, no sabemos quién fue la madre de Cleopatra. Como era costumbre dinástica, parece que su padre, Tolomeo XII, se casó con su propia hermana, Cleopatra VI. No hace falta ser un gran genetista para saber que este tipo de endogamia extrema no da muy buenos resultados. Así que los monarcas de esta dinastía de origen macedónico, fundada por uno de los compañeros de Alejandro Magno, se emparejaban extraoficialmente con mujeres ajenas a su familia y pertenecientes a las élites locales egipcias.

Busto de Cleopatra VII, mediados del siglo I aC, en el Altes Museum de Berlín.

Este parece ser el caso de la madre de Cleopatra. Según Roller, «es probable que se tratara de una mujer perteneciente a la familia de sacerdotes egipcios de Ptah». Lo que añade algo más de intriga a la apariencia que pudo tener la reina. Una cuestión difícil de resolver, porque las representaciones que se conservan de ella responden a tradiciones artísticas diferentes, helenística o egipcia, cada una con sus convencionalismos, y los perfiles acuñados en las monedas tampoco ayudan mucho a resolver el asunto. «Por las venas de Cleopatra corrían tres cuartas partes de sangre macedonia y una cuarta parte egipcia», sugiere Roller.

Reina escritora

Una faceta de Cleopatra que destaca el estudio de Roller es la de su formación. Fue extraordinariamente culta. Estudió filosofía, retórica y oratoria con un tutor llamado Filóstrato, probablemente en la célebre Biblioteca de Alejandría y en el Museo, que formaban parte del complejo palaciego real. Además de su propia lengua –el griego– hablaba egipcio, latín, etíope, arameo y las lenguas de los árabes, sirios, medos y partos. Y puede que alguna más.

En su dinastía se consideraba adecuado tener obra escrita y parece que Cleopatra no fue una excepción. «Debemos tomar muy en serio las oscuras noticias en torno a sus escritos», considera Roller. Los fragmentos que se le atribuyen parecen formar parte de un solo libro, que se titulaba 'Cosmética', en realidad un tratado de farmacología que fue citado, entre otros, por Galeno. Los textos que han llegado hasta nosotros hablan de remedios para enfermedades capilares, la calvicie y la caspa. Uno de ellos es una receta para fabricar jabón perfumado, mientras que el más extenso es una enumeración de pesos y medidas.

Tolomeo XII falleció de muerte natural, «algo cada vez más insólito entre los tolomeos». Fue un rey vividor y bastante descuidado que dejó Egipto, el reino más poderoso del Mediterráneo oriental, adeudado, en manos de Roma (y sus banqueros). Esa fue la situación con la que Cleopatra se enfrentó como reina –primero junto a su hermano Ptolomeo XIII, con el que acabaría enfrentándose, y después en solitario- y que determinó su relación con Julio César y Marco Antonio, con los que tuvo sus cuatro hijos –Cesarión con el primero y Cleopatra Selene, Alejandro Helios y Tolomeo Filadelfo con el segundo–. Eso sí, guardando las formas.

Por respeto a la tradición egipcia, «César ordenó que el hermano superviviente, Tolomeo XIV, gobernara conjuntamente con ella, componenda que entrañaría, al menos en teoría, el consiguiente matrimonio entre hermanos». Pocos debieron tomar en serio «aquel enlace entre una joven de 22 años y un niño de 12». Era una farsa. Ella vivió con César y no con su marido, y después lo haría con Antonio. En su relación con este, Cleopatra siguió «la misma pauta de comportamiento que había guiado sus pasos con César, es decir, se alió con el romano más prominente del momento». Política pragmática pura y, en el segundo caso, la causa de su caída.

En su libro, Roller subraya que toda la estrategia política de Cleopatra tuvo como objetivo claro alcanzar sus «metas principales, la recuperación de la máxima extensión territorial que su reino había poseído antaño y la superviviencia de este último mediante una transición pacífica entre ella y el heredero».

El principal ostacúlo para sus ambiciones territoriales fue nada menos que Herodes el Grande, rey de Judea, Galilea, Samaria e Idumea sometido también a Roma. Ambos msotraron desde el principio su desconfianza mutua. Anota Roller que Herodes consideraba a Cleopatra «agresiva y cruel, debido sobre todo, a la manera en la que había tratado a sus hermanos. Habida cuenta de su comportamiento posterior, resulta irónico que Herodes le imputara tales cargos a la egipcia».

Cleopatra no alcanzó sus metas y optó por el suicidio, el único de sus actos que mereció el respeto de sus enemigos. «Cuando murió la reina, muchos de los sabios y artistas de la corte emigraron a Roma y a sus reinos aliados». Y algunos no dudaron en hablar mal de la que había sido su protectora y soberana.

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