De los milagros a la ciencia: Itsasmuseum abre un espacio dedicado al salvamento en el mar
Una muestra permanente repasa la historia de las creencias y las técnicas a las que han recurrido los marinos para afrontar la adversidad
Hay una tradición bastante inquietante según la cual si, navegando de noche, uno oye en la lejanía la campana de otro barco pero no logra ... avistarlo, no llegará a buen puerto. Es una de las muchísimas supersticiones marineras que el arqueólogo, historiador –y también marino– Xabier Armendariz comenta en la inauguración de la nueva sala temática del Itsasmuseum, 'Salvamento en el mar: entre el milagro y la técnica', dedicada a explicar cómo el ser humano ha afrontado las adversidades marinas durante 2.000 años de navegación, desde la creencia mágica a los recursos técnicos «que solo han existido a partir de finales del siglo XIX». Antes, lanzarse al mar era hacerlo al peligro sin posibilidad de recibir más ayuda que la divina en caso de que se torcieran mucho las cosas.
Esta exposición permanente aborda el amplio universo «entre las creencias y la ciencia, un recorrido visual y conceptual por la evolución y el conocimiento y la forma en la que la sociedad se enfrenta al miedo en el mar a lo largo de la historia de Bizkaia». Una lápida sepulcral con el grabado de un barco probablemente nórdico, datado entre los siglos XII y XIII, una 'Tridacna gigas', un molusco enorme, que se usaba para contener agua bendita en santuarios marineros, enormes exvotos que reproducen al detalle navíos de vela de finales del siglo XIX, un cañón de salvamento, un bote salvavidas y la campana del 'Altuna Mendi', carguero usado como buque prisión durante la Guerra Civil, son algunas de las piezas que se exponen en el nuevo espacio.
Armendariz, comisario de la muestra, ha recordado que en el País Vasco «conocemos muchísimas cosas sobre creencias, sobre mitos, sobre folclore» gracias al auge que vivieron los estudios etnográfico a partir de finales del siglo XIX. Pero «la antropología del pueblo vasco, no sabemos por qué, se ha dedicado sobre todo al agro, olvidándose de la zona costera», dando la espalda al mar. «Y lamentablemente, pasado el tiempo, es difícil recuperar ciertos elementos que muy probablemente se hayan perdido, como las creencias». Llenar este hueco «en la medida de lo posible es lo que se ha intentado en este nuevo espacio».
2.000 años de historia
«Estamos hablando de algo que tiene como mínimo 2.000 años de historia. La navegación es consustancial a Bilbao y a Bizkaia», apunta el arqueólogo. «Si estudiamos solo los temas marítimos desde el punto de vista de la base de los aspectos comerciales y económicos, nos estamos quedando cojos. Necesitamos saber qué pensaban, cómo vivían, cómo sentían, a qué le tenían miedo, a quién le tenían terror, a quién se encomendaban en los momentos de peligro, estas gentes que estaban a bordo de los barcos, las que verdaderamente han hecho que el patrimonio marítimo que hoy tenemos siga existiendo», añade.
La sala se ha dividido en dos ámbitos que completan un recorrido histórico que se remonta al mundo antiguo. Se comienza «con los antiguos dioses del mar», deidades que «de una manera sincrética» acabaron convirtiéndose en santas o vírgenes como la de Begoña, sin ir más lejos. «Todos los marinos al final se acababan encomendando a ellos en momentos de peligro». En esta parte se muestran los exvotos. Están los clásicos modelos de barcos que se pueden ver en los santuarios marinos y que, vistos de cerca, resultan ser de notable tamaño. En el caso de los ejemplares como los expuestos, «reproducciones casi perfectas de los barcos históricos. Estas maquetas son tan precisas que a menudo sirven a los historiadores a conocer cómo eran los barcos antiguos».
Los exvotos se entregaban «como ofrenda y de manera contractual, cuando se creía que una santa o una virgen había intercedido por ti ante Dios y te había salvado la vida». Los exvotos podían ser también cuadros y ,en el caso de los más recientes, fotografías que se dejaban en la iglesia. La muestra cuenta con uno de estos exvotos fotográficos, el del vapor 'Azkorri mendi', cañoneado el 22 de julio de 1917 por un submarino alemán en el Canal de la Mancha. Se incluye uno de los proyectiles del navío atacante.
Un medio hostil
El segundo apartado de la sala está dedicado al salvamento marítimo. «Dentro de esos 2.000 años de historia, supondría poco más de 150 años». Hay que tener en cuenta que los primeros faros en la costa de Bizkaia «se colocan en la década de 1850 y los medios de salvamento marítimo propiamente dicho, como los botes salvavidas –como el que se incluye con todo su equipamiento en la muestra–, empiezan a aparecer a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX». Hasta entonces, si se tenía la desgracia de ser sorprendido por una galerna o se sufría un naufragio, «a la gente solo le quedaba su pericia para sobrevivir y su fe en que algo superior le salvara». Una esperanza trascendente a la que agarrarse y que sigue presente hoy. «Hoy tenemos medios que garantizan una cierta salvaguarda. Pero «el mar es un lugar hostil al que no nos queda más remedio que ir» y que, cuando se pone en contra, sigue siendo implacable. Por eso, la creencia y la superstición siguen «estando ahí. En el mar todos podremos ser más o menos religiosos o no religiosos, pero en un momento de peligro somos capaces de implorar y rezar a quien sea.
En la presentación de este nuevo espacio expositivo han participado, además de Xabier Armendariz, Lorea Bilbao, presidenta de Itsasmuseum y diputada de Euskera, Cultura y Deporte, y Jon Ruigómez, director del museo. El proyecto ha salido adelante gracias a la colaboración entre Itsasmuseum y otras instituciones y centros, como Euskal Museoa, el Museo de Arte Sacro de Bilbao, Bermeoko Arrantzaleen Museoa, Azti, CEVAS Virgen Entronizada, Cruz Roja del Mar y Bizkaikoa, «además de la generosidad de numerosas personas particulares.
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