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Usuarios de una letrina pública romana.
Unos huevos de parásito permiten identificar a ciencia cierta un orinal romano

Unos huevos de parásito permiten identificar a ciencia cierta un orinal romano

Tiempo de historias ·

El estudio microscópico de unos restos solidificados en el fondo de una vasija del siglo V resuelve una discusión arqueológica sobre el uso real que tenía un tipo de cerámica

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Viernes, 11 de febrero 2022, 00:28

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Quienes creen erróneamente que la arqueología tiene que ver con la búsqueda de tesoros valiosos y piezas excepcionales del pasado se sorprenderán al ver la naturaleza del objeto sobre el que trata un artículo que destaca en el último número de 'Journal of Archaeological Science'. Es un orinal. Romano y del siglo V. De hecho, si esta pieza es la protagonista de un artículo científico es porque su estudio ha permitido identificarlo sin género de dudas como un orinal. ¿Cómo? Analizando unas concreciones en su fondo que han resultado contener huevos de parásitos intestinales que debieron de estar en las heces de su posiblemente desdichado usuario.

«Fue increíblemente emocionante encontrar los huevos de estos gusanos parásitos 1.500 años después de haber sido depositados», afirma Tianyi Wang, de la Universidad de Cambridge y coautor del estudio junto con Sophie Rabinow y Piers D. Mitchell, del Departamento de Arqueología de esta entidad académica, y Roger J. A. Wilson, del Departamento de Estudio de las religiones Clásicas y del Próximo Oriente de la Universidad de la Columbia Británica. La emoción de los investigadores puede resultar chocante, pero es comprensible si se tiene en cuenta que es la primera vez que se identifican huevos de parásitos en depósitos del interior de una vasija de cerámica romana.

Como explican los investigadores al comienzo de su artículo, las cerámicas son las formas de cultura material más abundantes que pueden recuperarse arqueológicamente de los contextos romanos. Como resultado, «los arqueólogos han desarrollado durante más de un siglo tipologías cerámicas detalladas, que pueden proporcionar información sobre la función y la fuente de producción de los diferentes tipos de cerámica». Los recipientes que hasta ahora habían sido considerados como orinales «suelen estar fabricados con cerámica lisa en forma de cubeta abierta, con lados rectos e inclinados, un fondo generalmente plano, aunque a veces ligeramente elevado en el centro», y un borde o labio abierto hacia el exterior, con ligeras variantes formales.

Son objetos bien conocidos pero su identificación supuesta «como orinales no se inició hasta finales de la década de 1990» a partir del contexto en el que aparecieron algunos de ellos: en letrinas. Como es habitual en arqueología, existía un cierto debate sobre el asunto, pues había especialistas que defendían que se trataba de recipientes de almacenamiento. Hasta ahora no había ninguna prueba científica que confirmara su uso real.

La cerámica cuyo análisis ha cerrado la discusión, este orinal definitivo, pertenece a una pequeña villa romana que se encuentra en Gerace, en la isla de Sicilia. El yacimiento fue identificado en 1994 y los trabajos se iniciaron 2004, aunque las excavaciones sistemáticas, seis campañas hasta ahora, comenzaron en 2013, dirigidas por Wilson, uno de los autores del artículo que nos ocupa. Definida como «una villa modesta», es una residencia con una casa de baños construida aparte, con decoración de mosaico y mármol, un almacén y hornos, todo ello datado en los siglos IV y V de nuestra era.

El orinal apareció roto en el rellono de las termas.
El orinal apareció roto en el rellono de las termas. Roger Wilson

El orinal analizado se encontró en 2019 en los baños, que «se construyeron en el último cuarto del siglo IV, posiblemente hacia el 380 d.C. o poco después», según precisan los investigadores en su artículo. «En algún momento de la segunda mitad del del siglo V sufrieron graves daños a causa de un terremoto». Los propietarios se pusieron a reparar el edificio, pero por alguna razón abandonaron las obras antes de acabarlas. Lo que se hizo fue retirar de los baños los elementos reaprovechables y rellenar las termas. Los materiales de relleno son «homogéneos y pueden fecharse en el periodo 450/500 de la era cristiana». Cinco orinales formaban parte de este material, de los que uno tenía en el fondo concreciones de lo que contuvo.

Bajo un asiento de mimbre o de madera

El recipiente es de cerámica lisa decorada, solo con dos líneas paralelas, y es «de un tipo que probablemente se fabricó en Sicilia». Mide 31,8 centímetros de altura y tiene un diámetro de 34 en el borde». Parece que se usó ajustado debajo de un asiento de mimbre o de madera.

Los investigadores retiraron los residuos solidificados del fondo para su estudio. El análisis mediante microscopio reveló la presencia de múltiples huevos de tricocéfalo (Trichuris trichuria), conocido también como gusano látigo, con una concentración «de 40 huevos por gramo». Se trata de una especie parásita que causa la tricuriasis, una parasitosis que no presenta mayores síntomas cuando es leve, pero que puede desembocar en una apendicitis, además de dolores, náuseas, diarrea, anemia y pérdida de peso cuando la infección es fuerte. «La presencia de huevos del parásito intestinal en las concreciones de la vasija siciliana apoya, por tanto, la hipótesis de que se utilizó como orinal», concluyen los investigadores.

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