El descubridor del tornaviaje
Tiempo de historias ·
Desde el viaje de Magallanes se sabía cómo llegar de América a Asia, pero no cómo realizar la travesía a la inversa. El marino y cosmógrafo vasco Andrés de Urdaneta descubrió la ruta para hacerlo desde Filipinas a AcapulcoAndrés de Urdaneta fue quien consiguió abrir la ruta marítima entre Asia y América, el primero en realizar el viaje en esa dirección. Lo logró ... en 1565 y fue una gesta trascendental. Acostumbrados hoy a un conocimiento casi exhaustivo de la Tierra, de las corrientes oceánicas y de las direcciones de los vientos, cuesta imaginar las dificultades e implicaciones de tal empresa. Requería amplias nociones científicas, mucha audacia, pericia y dominio de los mares y de los vientos, cuyos comportamientos apenas podían atisbarse. Desde el viaje de Magallanes se sabía la ruta para llegar de América a Asia, pero no cómo llevar a cabo el viaje de regreso. Distintos intentos –unos cinco– fracasaron y el propio Urdaneta, en su primer viaje a las Molucas cuarenta años antes, había llegado a la conclusión de que era imposible hacerlo en una línea recta que atravesase el Pacífico de Oeste a Este, con los vientos en contra. La solución del 'tornaviaje' –así se llamaría la ruta– era un gran rodeo, por el norte del Pacífico. Es la que siguió y documentó Urdaneta, desde Filipinas, siguiendo la corriente del Kuroshivo y el entorno del paralelo 42, hasta California. De ahí, hacia el sur, para culminar su viaje en Puerto Navidad y después en Acapulco. Su viaje duró más de cuatro meses, entre el 1 de junio y el 8 de octubre de 1565, y recorrió unos 20.000 Kms. Fue la ruta que siguieron hasta el siglo XIX los barcos que unían el Extremo Oriente y América – el «galeón de Manila» llegaba a Acapulco -, y por tanto la que permitió el dominio español de Filipinas.
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Su expedición tuvo extraordinaria importancia desde el punto de vista científico. Urdaneta vino a cerrar el conocimiento de las grandes rutas intercontinentales, cerrando la secuencia de la que formaban parte Bartolomé Díaz, Cristóbal Colón, Vasco de Gama y Magallanes, que tentando los mares en busca de vientos favorables dieron con las pautas fundamentales para la navegación por todo el mundo. Quedaría aún la exploración de las Indias Orientales, Australia o Nueva Zelanda, «pero todo esto carecía relativamente de importancia; no sería sino la guinda del pastel, después de Urdaneta», en palabras del historiador Alfred W. Crosby.
Natural de Villafranca de Ordicia, Andrés de Urdaneta nació en 1508 y seguramente adquirió alguna cultura en sus primeros años. En 1525, con 17, embarcó a las órdenes de Elcano en la 'Expedición a la Especiería', que mandaba García Jofre de Loaisa. Llegaron a Filipinas y Molucas, donde permaneció 9 años. En la expedición murieron sus jefes – Urdaneta firmó como testigo en el testamento de Elcano -, hubo enfrentamientos con los portugueses y Urdaneta fue progresivamente destacando, por sus conocimientos, capacidades diplomáticas y aprendizaje de las lenguas locales.
Tras comprobar que en el reparto imperial del mundo, sancionado por el Papa, las Molucas y Filipinas correspondían a Portugal, Urdaneta y los pocos supervivientes del viaje regresaron a Europa, doblando el Cabo de Buena Esperanza. Al llegar a Lisboa cerraban la que en realidad era la segunda vuelta al mundo, esta vez en 11 años. Urdaneta informó al emperador de su expedición en dos valiosísimos relatos.
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Volvió a América en 1538 para colaborar en una expedición al Pacífico que no llegó a realizarse. Permaneció varios años en México, participando en la ocupación española de la parte occidental. Fue corregidor de Avalos y visitador de Zapotán y Puerto de Navidad, en la costa de lo que hoy es Jalisco. En 1553, a los 45 años de edad, profesó en la orden de San Agustín e ingresó en su convento de México. Su carrera religiosa fue interrumpida cuando, por orden de Felipe II, se le requirió para formar parte de una expedición al Pacífico: su prestigio como cosmógrafo y marino era altísimo. Tras distintas dilaciones, avatares y con la discrepancia de Urdaneta –que prefería explorar el Pacífico al sur del ecuador, una ruta que le hubiera llevado a Australia– salió por fin en la Expedición que mandaba Legazpi. Partió en 1564 y tomó posesión de Filipinas.
A Urdaneta se le encargó uno de los objetivos del viaje, el que a la postre le daría su renombre y destacado papel histórico: retornar a América, la tuernavuelta que hemos descrito y que constituía el gran reto para la navegación. Hubo su incidente, pues se le anticipó unas semanas Alvarado –que abandonó la flota- valiéndose de sus indicaciones y sin dejar constancia documental de la ruta seguida.
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De México, Urdaneta pasó a España, donde informó al rey en sendos documentos, uno con la descripción, pormenores e indicaciones del viaje, el otro sosteniendo la ilegitimidad de la conquista de Filipinas, que entendía correspondía a Portugal. Regresó luego a México, donde murió el 3 de junio de 1568. Había realizado una de las aportaciones fundamentales en «el descubrimiento del mar», que permitió la comprensión del mundo y muchos de los avances de la Edad Moderna. Es uno de los vascos con un papel relevante en la historia universal.
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