Concluye la excavación arqueológica de una embarcación descubierta en la playa de Gorrondatxe
Los restos del pequeño pecio, cuya madera ha sido datada entre finales del XIX y principios del XX, volverán a ser cubiertos hoy para su preservación
Un equipo de arqueólogos concluye este jueves los trabajos de excavación de una pequeña embarcación que fue descubierta enterrada en la playa de Gorrondatxe, Getxo, ... en 2018. Acabadas las tomas de muestras, mediciones, fotografías y otras labores de documentación de los restos, los técnicos volverán a cubrirlo para su preservación.
Según explica el responsable de la excavación, arqueólogo José Manuel Mates Luque, especialista en patrimonio marítimo y subacuático, el pequeño pecio fue descubierto por el que fuera arqueólogo de la Diputación, Mikel Unzueta, fallecido en 2020. «Era usuario de esta playa y un día me llamó para comentar que había visto una madera» en la arena. «Se veía muy poquito, pero parecía la madera de alguna embarcación».
Una vez tramitadas los permisoss y autorizaciones correspondientes del Ayuntamiento y la Diputación, y obtenidas las ayudas del Gobierno vasco, «los primeros trabajos empezaron en mayo, al principio muy poco a poco». Lo suficiente como para comprobar que, efectivamente, se trataba de los restos de algún tipo de barco construido con traca de madera a tingladillo.
Pero la excavación se complicó, porque la arena estaba muy compactada, «estaba cementada, y el casco está embutido en la playa». El pico y la pala no bastaban y era necesario recurrir a un martillo percutor. «Por eso se decidió esperar a que pasara la temporada de baños». Una vez concluida esta, el equipo volvió al trabajo. «Lo que tenemos son los restos de una embarcación pequeña, un bote probablemente». Los restos excavados miden unos 5 metros de longitud, «pero la embarcación era algo más grande».
Las tablas de la embarcación no son lo suficientemente grandes como para poder recurrir a la dendrocronología –la técnica que se basa en los anillos de crecimiento de los árboles– para determinar su antigüedad. «Pero sí que se pudo sacar una muestra de la quilla» para datarla mediante el C-14. Hay que tener en cuenta esta técnica indica un arco temporal en el que se dio el talado de la madera, «no su uso», obviamente posterior. «Nos ha dado un margen de finales del siglo XIX a comienzos del XX». Ahora, tras una última toma de fotos para completar la documentación y convenientemente protegido, el pecio volverá a ser enterrado y la arqueología de campo dará paso a la de gabinete para completar el estudio de este hallazgo.
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