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Equipo titular del Athletic de Bilbao antes del comienzo de un partido de Liga en 1939. Cecilio

1939: neutralidad con fútbol

Tiempo de historias ·

Mientras en Europa se extendía la Segunda Guerra Mundial, en España se avanzaba en la construcción de un nuevo Estado y en la recuperación de la normalidad perdida

Domingo, 15 de septiembre 2019

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«Con razón podemos llamarlo nuevo, porque así se presentó el domingo ante los aficionados que acudieron al campo del Erandio», señaló 'La Gaceta del Norte' en su crónica sobre la inauguración del renovado campo de Ategorri el 17 de septiembre de 1939. En un ambiente festivo y tras la bendición pertinente, el comienzo de la temporada futbolística en Vizcaya lo protagonizaron el Erandio y el Athletic. Los bilbaínos, que formaron con Lorente, Zabala, Oceja, Bertol, Tellados, Urra, Macala, Panizo, Unamuno, Aguinaga y Gorostiza, se llevaron el encuentro por un contundente 3 a 0. Aun así, los jugadores del Erandio no dieron una mala impresión pese a que buena parte de la crítica tuvo como objetivo a los jugadores rojiblancos. Y es que se esperaba el debut del Athletic y sobre todo el de algunos jugadores como Panizo, del cual se dijo que aunque estaba un poco tierno, apuntaba maneras. De los más veteranos, como Gorostiza, la satisfacción fue generalizada. El que tuvo retuvo.

Durante aquellos primeros días de septiembre de 1939, mientras Europa amenazaba con descomponerse, en España se trabajaba por la reconstrucción y la vuelta a la normalidad. Junto a las noticias procedentes del frente polaco y las reacciones que la agresión de Alemania había provocado en otros países, la prensa se hacía eco de nombramientos oficiales, creación de nuevos organismos, proyectos de reconstrucción y de una actividad legislativa que daba forma, poco a poco al nuevo Estado. El deporte en general y el fútbol en particular formaron parte también de aquellos esfuerzos. Se proyectaron campeonatos regionales de los cuales habrían de salir, a partir del 19 de noviembre, los equipos participantes en las eliminatorias de la Copa del Generalísimo. Por su parte, la Liga daría comienzo el último domingo de noviembre.

En otro orden de cosas, mucho más sensibles para los ciudadanos, el Gobierno aprobó una ley por la que se establecía una pensión fija, «en concepto de subsidio de vejez, cobrando por cuotas patronales, en proporción a los salarios». El 1 de enero de 1940 fue la fecha elegida para la puesta en marcha del nuevo régimen. Y para los trabajadores ya inscritos en el retiro obrero que cumplieran 65 años antes de la fecha indicada se estipuló una pensión de tres pesetas diarias.

El Estado, encabezado por Franco, tomaba forma pese a las preocupantes noticias que llegaban de Europa. El ataque de Alemania contra Polonia, la declaración de guerra de franceses e ingleses y el resto de reacciones obligaron a las autoridades españolas a no retrasarse a la hora de adoptar una posición «oficial» frente al conflicto. El 5 de septiembre, 'La Gaceta del Norte' salió a la calle con un titular a toda plana que no dejaba muchas dudas, «España, neutral en el conflicto», con el cual se hacía eco del comunicado oficial dado por Franco en el que señaló sus deseos de «que se eviten a los pueblos los dolores y tragedias que a los españoles alcanzaron». El breve discurso se acompañó con el texto oficial que decretaba «la más estricta neutralidad a los súbditos españoles con arreglo a las leyes vigentes y a los principios del Derecho Público Internacional».

Dos días después, el diario bilbaíno se hacía lenguas en un editorial del magnífico recibimiento que en todo el mundo había tenido la declaración de la neutralidad española. Aunque, por si acaso, dejaba claros varios aspectos: «No somos cobardes los españoles –señaló el diario-, ni tampoco egoístas. Del valor de las gentes de España habla con voces altas y claras la gesta de tres años cargados, en sus horas todas, de arrojo, sacrificio y heroísmo. (…). Nuestra neutralidad nace de que ningún interés directo nos impele a intervenir en el conflicto tal como ha quedado planteado». Así, a falta de intereses, no había razón alguna para meterse en una guerra de la que ya se intuía iba a ser dramática. De ahí que, durante aquellos primeros compases todo se contase con una curiosa imparcialidad, como quien hace la crónica desapasionada de un espectáculo en el que no tiene participación alguna porque todo pasa de entrada muy lejos y porque, buen mirado, no puede.

Vida cotidiana por decreto

A pesar de que las noticias procedentes de Europa inundaban las páginas de los diarios de tal modo que la información local quedaba reducida a mínimos, lo poco que los bilbaínos leían y que les afectaba a su vivir cotidiano, no dejaba de tener su significado en aquellos nuevos tiempos que corrían. Los cambios no eran pocos. El 14 de septiembre, pocos días antes de la caída de Varsovia ante las tropa de Hitler, se celebró en todas las escuelas de España la fiesta de la Exaltación de la Escuela Cristiana. El objetivo de esos actos fue restituir en todas las aulas el crucifijo. También por entonces se estableció que los menores de 14 años sólo podían asistir al cine si la sesión era especialmente para ellos.

No era una cuestión sin importancia. «La extraordinaria difusión alcanzada por el cinematógrafo y su decisiva influencia en las costumbres, ideas y formación moral de la infancia, exigen, por parte del Estado, una acción tutelar que preserve a los niños de los estragos que en ellos pueda producir la exhibición de películas que, por diversas circunstancias, no resulten adecuadas». Las sesiones de cine para los menores de 14 años habrían de ser matutinas y al menos una película de las programadas para ellos debería de tener carácter educativo y patriótico.

Mientras en Europa daba comienzo una larga guerra, en España todo empezaba de nuevo. Un nuevo Estado, una nueva sociedad y una nueva moral. Quizás por ello, hasta se recordaba desde las páginas de los periódicos como se tenía que estar en una iglesia. Vestido modesto y decente. Sin escotes ni desnudeces. En silencio y, siempre que fuera posible hombres y mujeres por separado. Era lo más casto y saludable

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