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Móviles incautados en una operación policial

¿Qué pasa con nuestros móviles cuando los roban?

Cada año se sustraen casi 300.000 teléfonos en todo el país

sara borondo

Miércoles, 27 de noviembre 2019, 23:42

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Antes de salir de casa lo más habitual hoy día es comprobar que llevamos la cartera o monedero, las llaves, el móvil... Este último se ha convertido en un complemento tan imprescindible que ha dado lugar a la aparición de la nomofobia (acrónimo de la expresión inglesa 'no-mobile-phone phobia', miedo irracional a no tener el móvil disponible). El 42% de los españoles compra modelos que cuestan de media unos 350 euros; el 23% opta por un móvil que supera los 500 euros y un 28% gasta entre 1.000 y 3.000 euros, según el 'I Estudio sobre el impacto emocional y económico del uso del teléfono móvil'. Los jóvenes de entre 18 y 29 años son quienes más presupuesto dedican a estos dispositivos, entre 500 y 1.000€.

Pese a gastar todo ese dinero en los móviles, solo el 15% de quienes tienen uno lo asegura, aunque la mitad de los entrevistados equiparaba la pérdida del móvil a la de su propia privacidad y para un 30% era como perder las llaves de casa. Es tal vez un exceso de confianza teniendo en cuenta que al 15% le robaron el teléfono en 2018 y un 7% lo perdió. Un estudio de la empresa británica de servicios de protección y asistencia CPP Group realizado el año pasado indicó que los madrileños fueron los que más invirtieron en asegurar sus móviles en 2017, seguidos por los habitantes de Álava, Gran Canaria, Guadalajara, Asturias y Cantabria.

Entre 300 y 400 euros por un teléfono de gama alta

En todo el país se roban al año unos 280.000 teléfonos móviles (más de 750 cada día), según las estadísticas de la Secretaría de Estado de Seguridad. Es un delito que está creciendo al tiempo que baja el robo de carteras y monederos, ya que por los dispositivos de gama alta los ladrones pueden conseguir entre 300 y 400 euros.

En algunas ocasiones las fuerzas policiales logran recuperarlos, ya sea por los sistemas de localización de los aparatos o por haber detenido a las bandas organizadas que se dedican a la sustracción de móviles. Por eso es recomendable anotar en un lugar seguro la marca, el modelo, las características, el número de serie y el IMEI, un número de 15 cifras que es como el DNI del aparato y que también sirve a la operadora para inutilizarlo en caso de robo (si el teléfono está en un país que utilice el sistema IMEI). Con todo, siempre hay que denunciar el robo ante Policía Nacional o la Ertzaintza.

El buen tiempo y los eventos con aglomeración de persona, como las navidades o los festivales musicales, son las ocasiones en que más móviles se roban. Por ejemplo, en Bilbao se robaron el año pasado 330 móviles al mes, cifra que se duplicó durante Aste Nagusia y Navidad. Estos números han aumentado este año, con 431 robos registrados en enero y 392 en febrero.

Según los datos de GPP Group, en primavera y verano se concentran el 60% de los robos de smartphones en España, cuando la gente pasa más tiempo en la calle; lleva ropa sin bolsillos y aparecen las terrazas de los bares. Dejar el móvil en la mesa del restaurante, guardarlo en el bolsillo trasero del pantalón o dejarlo en un bolso abierto es un reclamo para los delincuentes. Entre las marcas más robadas, según CPP Group, están Samsung (38%), Apple (34%) y Huawei (18%); este trío de empresas, en ese mismo orden, son también las que más se aseguran en España; el 93% de las pólizas para smartphone es para dispositivos de una de las tres. Por regiones, Madrid concentró el 20% de los hurtos registrados en toda España, y en segundo lugar están el País Vasco y las Islas Canarias.

Marruecos, destino probable

Aunque estas sustracciones a veces se producen con violencia, lo más habitual es que no sea así, aprovechándose un descuido del propietario; mediante algunos de los métodos utilizados tradicionalmente para robar carteras o por el método del tirón, mientras la víctima está hablando con el móvil por la calle. En muchos casos se trata de bandas organizadas que se dedican a la sustracción de móviles y actúan en pequeños grupos.

Según el Código Penal, si el valor de lo sustraído es inferior a 400 euros, se trata de un delito leve penado con multa, pero si es superior y se atrapa al delincuente y acaba ante un juez, será responsable de un delito de hurto, pero en muy pocas ocasiones se recupera el teléfono. Una vez el ladrón tiene el móvil en su poder, lo apaga para que el propietario no pueda localizar el dispositivo (desde iCloud en el caso de los iPhone y desde la herramienta 'Encontrar mi dispositivo' en el de Android).

Estos móviles suelen terminar en pisos donde se revisan, desmontan y envían al extranjero, sobre todo a países en los que no funciona el sistema IMEI, como Marruecos. Todo ello en cuestión de horas, lo que deja poco tiempo para la reacción e imposibilita que los cuerpos de seguridad puedan localizarlos. El país norteafricano está entre los destinos más probables de un teléfonos sustraído, y también pueden terminar en Argelia. Estos grupos de descuideros y carteristas actúan en una zona un tiempo y cambian luego con rapidez para evitar ser detectados. Hay todo un mercado negro y de segunda mano que da salida a los terminales robados.

Otros teléfonos se venden -a veces incluso antes de que la víctima se dé cuenta de que ya no tiene el móvil- a través de Internet, en tiendas de segunda mano o locutorios. En estos dos últimos casos es en los que más probabilidades hay de recuperar el smartphone. Aquí un usuario de Twitter contaba el año pasado qué sucedió tras el robo de su teléfono el cual, por cierto, no logró recuperar.

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