Jose Ángel Galarza, Luis Javier Uribe, Ernesto Chávarri y Aitor Iza presentaron unos garbanzos de invierno y de verano y el típico almuerzo de vendimia: 'bacalao a la lezana'. jesús andrade
XXV Concurso de Sociedades Gastronómicas de Álava

El equipo cuatro estaciones

Artesilla demostró dominar recetas de todas las épocas del año con unos garbanzos de invierno y verano, y un almuerzo de vendimia

Martes, 22 de febrero 2022, 00:39

Ya van tres años desde que el Concurso de Sociedades Gastronómicas, organizado por EL CORREO y patrocinado por la Diputación, sobrepasó los muros de Vitoria y se lanzó a recorrer el territorio. En esta edición, la caravana de Sabin Unamuno, Mikel Iglesias y Aitor Basterra, encabezados por José Antonio Arberas, ya ha pasado por Legutio y Salinas de Añana. Esta vez les tocaba hacer escala en Rioja Alavesa, en Leza. Allí los cuatro de Artesilla aguardaban para recibirles gustosamente con los mejores manjares de la tierra del vino.

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Esta sociedad, fundada en 1978, toma su nombre de uno de los picos de la Sierra de Cantabria. «Entonces poner el nombre en euskera podía traer problemas», explicaba su presidente, Jorge Díaz de Guereñu. Desde entonces han sido muchos los hitos conquistados. «Organizamos dos bajadas al puerto de Herrera» y en su vetusta casona de piedra también nació el personaje más célebre de las fiestas del pueblo: Don Cicuta.

No obstante, el logro más reciente ha sido un tercer premio en su primera participación en el Concurso y un segundo en la siguiente. «De ahí para arriba», apuntaba el 'presi'. Esa noche no pocos se acordaban de la maestría con la que se desenvolvieron con la picaña en la anterior edición. Tuvieron que tirar muchas piezas de prueba. «Era una carne poco conocida y sorprendió que la hicieran a la parrilla. Fueron de los pocos que dieron con el punto», recordaba Sabin Unamuno.

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Con esas buenas credenciales, la cuadrilla formada por Jose Ángel Galarza, Luis Javier Uribe, Ernesto Chávarri y Aitor Iza prepararon un mantel de lo más tradicional. De primero, unos garbanzos de Garlan en dos versiones: de invierno y de verano. El primero no encerraba ningún misterio. Las legumbres cocidas en un caldo de verduras y mezcladas con sus sacramentos. Eso sí, presentados dentro de un 'panetone' made in Peñacerrada, donde no lo metieron hasta el último momento «para que no chupara todo el jugo». Un plato «de contundencia», describía Chávarri, al que le seguía otro «más suave y ligero», más estival. Aquí encontraron ese leve toque innovador. A la típica crema de garbanzos, los de Artesilla añadieron unos dados de calabaza salteadas, primero, y flambeadas después.

De la huerta a la mesa

Y todavía quedaba el segundo plato. Luis Javier Uribe presentó el bacalao de Giraldo en una salsa de pimientos y tomate que él mismo recogió de su huerta. Con ese añadido de producto kilómetro 0, transformó su 'bacalao a la riojana' en 'a la lezana', decorado con dos hermosos espárragos trigueros. «Es el almuerzo típico de la vendimia junto a las patatas con chorizo», explicaba. Una brillante elección, pues el jurado llegó con tanta hambre como un temporero tras acabar su faena en la viña. «El garbanzo estaba perfectamente cocido y el bacalao estaba muy bien integrado en la salsa», valoró Mikel Iglesias.

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Encantados también quedaron en la Diputación, una vez más patrocinador de este concurso que reivindica el producto del territorio. Para esta ocasión, Artesilla contó con un comensal de excepción: el diputado de Agricultura, Eduardo Aguinaco. «Las sociedades son un buen ejemplo de la cocina clásica de la madres hechas con productos alaveses», destacó.

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