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Vuelta a los cementerios
La fiesta de Todos Los Santos en normalidad devuelve las visitas a los camposantos y multiplica los funerales
La celebración del día de Todos los Santos sin restricciones en los accesos a los cementerios es un símbolo del nuevo escenario de vuelta a ... la normalidad también en el culto y las tradiciones religiosas en Bizkaia. Después de dos años en los que no se ha podido acudir a los camposantos por los cierres perimetrales de municipios, estos últimos días han recibido miles de visitas y este lunes se espera una gran afluencia. Las parroquias han celebrado muchos de los funerales que no pudieron llevarse a cabo en los momentos más críticos del covid, cuando había que enterrar a los muertos en soledad, y se ha multiplicado la presencia de feligreses en las misas.
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El cementerio de Derio se preparaba ayer para esta fiesta de homenaje a los seres queridos fallecidos, en esta ocasión con un especial recuerdo por las miles de víctimas del covid. El recinto del camposanto recibió un goteo de personas que no llegó a provocar problemas de tráfico ni dificultades para aparcar en horas punta como se esperaba, ya que en esta ocasión las visitas han aumentado desde hace más de una semana. En los últimos diez días se han registrado unas 40.000 visitas a los cementerios de Derio y Deusto.
25.000 personas se espera que acudan este lunes al cementerio de Derio
«Estamos celebrando funerales que no se pudieron hacer durante la pandemia»
Enrique Franco, sacristán de Begoña
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Jornada de reencuentros en los cementerios
Entre las filas de tumbas y panteones de Derio se cruzaban paseantes cargados con flores y utensilios de limpieza. «Hemos venido a limpiar la tumba y colocar flores para prepararla», explicaba Begoña Jiménez, que acudió con varios miembros de su familia al cementerio donde tiene enterrados a su abuelo y un tío. «Es una forma de recordarlos. También venimos en todos los cumpleaños y aniversarios, pero el pasado 1 de noviembre no pudimos por la pandemia», recordaba Begoña.
«Lo echábamos en falta»
Solo el estruendo de los aviones rompía el silencio que reinaba en el que es el cementerio de Bilbao. Para la mayoría de los visitantes era una vuelta a una costumbre arraigada y emotiva después de 18 meses negros. La bilbaína Miren Sustatxa vive en Madrid y ha viajado a la capital vizcaína exclusivamente para visitar el cementerio. «Tengo a mis padres aquí, el año pasado fue la primera vez que no he venido en mi vida. Es duro. Nos acordamos de ellos y rezamos porque somos católicos, es un pequeño homenaje que se les hace y lo echábamos en falta», apuntaba Miren, que acudió junto a su sobrino Alaitz y su amiga Ana Mari.
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Lejos de la zona de panteones y tumbas, algunos familiares utilizan escaleras para limpiar los nichos situados en altura de la suciedad acumulada durante el largo paréntesis de la crisis sanitaria. Charo Rodríguez también había recuperado esta jornada dedicada al recuerdo de su hermano fallecido.
Jonatan Freijamil pintaba de blanco un ángel que había colocado en el nicho de su hermana fallecida con solo 34 años. «También pondré flores en la maceta... le gustaba mucho, la traje de su casa. Yo vengo muchas veces, excepto en la etapa de la pandemia y nunca en la jornada de Todos los Santos. Mucha gente solo les recuerda ese día...», reflexionaba.
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La pequeña Salima, de 4 años, con un disfraz de Hallowen y una calabaza en la mano, acompañaba a su madre a visitar el nicho en el que están enterrados sus aitites. «Tengo aquí a mi aita, mi ama y mi amama. Vengo este lunes porque es el cumpleaños de mi padre... No había podido acercarme en los dos últimos años», decía emocionada. Junto a esa tristeza, los rostros reflejaban también la alegría de recuperar esta tradición.
Claveles rojos y blancos
A las puertas del cementerio de Derio lucen de nuevo los puestos de flores. «Este año las visitas han comenzado a llegar hace días, de forma escalonada. Estamos vendiendo algo menos porque con el covid la gente ha cogido la costumbre de incinerar. Lo que se mantiene es el hábito de regalar sobre todo claveles rojos y blancos, por eso de que la gente es del Athletic», comentaba María Jesús, una de las vendedoras. Los negocios de flores han vivido estos días un fuerte repunte de ventas, incluso muchas abrieron este domingo domingo para aprovechar el tirón. «Se ha vendido más pero no como en la etapa de prepandemia», apuntaban desde la tienda de Gandarias.
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La vuelta a la normalidad también se vive en las parroquias con más intensidad en estas fechas, tras la supresión de aforos y restricciones de accesos. «Se nota mucho. Hay más funerales porque la gente ya no tiene tanto miedo, incluso se están celebrando los de personas que fallecieron durante la pandemia y sus familiares solo hicieron un pequeño acto en el tanatorio», explica el sacristán de la basílica de Begoña, Enrique Franco. «La gente tenía esa necesidad de pasar el duelo, rezar por el familiar y el amigo fallecido», añade.
El párroco de la iglesia de Ermua, Alex Alonso, coincide en que ha vuelto «cierta normalidad prepandemia» a las iglesias. «Se están celebrando funerales con familiares y amigos que no se pudieron hacer por la epidemia, y hay, además, muchos más feligreses en las misas ordinarias. Antes tenían reparos y miedo por el covid y no venían, ahora vamos en aumento», comenta.
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