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Izaskun Landaida (Ugao-Miraballes, 1969) fue alcaldesa de su localidad y desde enero de 2013 dirige el Instituto Vasco de la Mujer-Emakunde. Aplaude que la sociedad está ahora más sensibilizada y considera que los hombres deben implicarse más en aras de la igualdad.
- ... Hay 5.038 vascas protegidas por la Ertzaintza, más que nunca, pese a que se llevan años invirtiendo grandes cantidades en igualdad. ¿A qué achaca el repunte de la violencia?
- Tenemos que partir de la idea de que estamos hablando de un fenómeno mundial, estructural y multidimensional basado en la desigualdad, en sistemas de valores que sustentan la violencia contra las mujeres que no se cambian de la noche a la mañana. No vivimos todavía en una sociedad igualitaria. Existen un número importante de denuncias a las que hay que dar respuesta, pero el necesario trabajo por parte de asociaciones feministas y de instituciones ha generado más concienciación y sensibilización que hace que estén aflorando casos que no lo hubieran hecho en otros contextos. A mayor sensibilización, más se atreven a denunciar y a poner su caso en manos de profesionales que les puedan orientar. Me pregunto qué sucedería si no realizáramos ese trabajo de concienciación. ¿Alguien cree que en los sesenta había menos violencia que ahora? Pero se gestionaba en el ámbito privado. Nuestra labor va dirigida a prevenir ese tipo de situaciones y si desgraciadamente se producen, a que las víctimas tengan el apoyo para poderlo denunciar.
- ¿Es Euskadi más igualitaria que otras comunidades?
- Euskadi fue pionera en 2005 con la puesta en marcha de una Ley de Igualdad que contemplaba un concepto de violencia hacia las mujeres más amplio que superaba al de la violencia practicada por la pareja o expareja. El índice europeo de igualdad, que calcula el Eustat en Euskadi, la mide en hasta 100 puntos y estaríamos en un 71, 1, detrás de los países nórdicos, pero por encima de la media estatal y europea. Hay que poner en valor el camino recorrido, porque los avances en igualdad nunca se producen de forma natural, sino con compromiso y esfuerzo por parte de muchas personas. Pero nos queda por recorrer. La igualdad necesita compromisos individuales y colectivos. Y cuanto menos desigualdad, menor espacio habrá para la violencia contra las mujeres en sus manifestaciones.
mayor involucración
- Una de cada cuatro víctimas es mayor de 65 años y sufre una gran brecha en las pensiones.
- En las dos últimas campañas del 25 de noviembre hemos puesto el foco en las mujeres mayores para visibilizar este tipo de violencia. Muchas han sido socializadas en un contexto de sumisión, de tener que pedir permiso para todo al marido, en el que el maltrato se consideraba un asunto privado. Así que formamos a los profesionales que tienen que intervenir con estas mujeres para gestionar de la mejor forma posible su situación. Y la brecha en las pensiones es un reflejo de las desigualdades que han padecido a lo largo de toda su vida. Han trabajado muchísimo en sus hogares o como cuidadoras, sin contratos que después les den derechos, ejerciendo trabajos no reconocidos, pero absolutamente imprescindibles. Hay que garantizar la independencia económica de las mujeres a lo largo de toda su vida.
- En general, las mujeres, de media, siguen ganando menos que los hombres.
- La brecha salarial directa, pagar menos a una mujer que a un hombre por el mismo trabajo, es ilegal. La indirecta se da porque hay una segregación horizontal y vertical, las mujeres están abajo, concentradas en determinados sectores peor pagados, dedican más tiempo al cuidado y ocupan más trabajos a tiempo parcial o sin contrato... Es un problema tan amplio que hay que abordarlo con medidas de distinto tipo y ámbitos, desde el educativo, desde la corresponsabilidad de cuidados... En su solución es clave el trabajo sindical, empresarial, de las administraciones... Además, hay que seguir impulsando la presencia de mujeres en puestos de decisión y aprovechar su talento, que nos va a hacer ser mejores. Porque somos mayoría en las universidades, pero minoría en los consejos de administración de las empresas y en muchos ámbitos muy masculinizados; y, además, hay más paro entre las mujeres. Diferentes organismos e investigaciones coinciden en que una mayor incorporación de las mujeres a consejos de administración y a las empresas trae una mayor rentabilidad.
abolición
- ¿Hay que prohibir la prostitución?
- En Emakunde trabajamos por unas relaciones basadas en la igualdad y en el respeto. Y cuando hablamos de prostitución, hablamos de relaciones jerárquicas, de poder y sumisión que contribuyen a cosificar a las mujeres. Yo creo que no podemos dar carta de naturaleza a este tipo de relaciones, que no se pueden naturalizar. También es cierto que las mujeres que se mueven en contextos de prostitución son en su gran mayoría muy pobres, no tienen un plan B y es clave ofrecerles todo tipo de alternativas. Y la trata es una consecuencia de la prostitución, es violencia contra las mujeres.
- ¿Qué opina de los vientres de alquiler?
- Estamos viviendo en una situación de desigualdad estructural con respecto a los hombres, de feminización de la pobreza y esa práctica se produce en ese contexto. Creo que debemos evitar a toda costa la mercantilización de los cuerpos de las mujeres.
- ¿Deben implicarse los hombres? ¿Tienen privilegios?
- Claro que los tienen, porque vivimos en una sociedad androcéntrica. Aunque hay que poner en valor los pasos que siguen dando, es necesario que se impliquen. Ya tenemos un programa, Gizonduz, que trata de hacerles partícipes de los avances en materia de igualdad.
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