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Viernes, 7 de octubre 2022, 19:02
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Un día antes de que estallare la guerra en Ucrania, Denis Korolev, de 35 años, se preparaba para ser padre. En el hospital, junto a su mujer y su hijo recién nacido empezaron a escuchar las primeras bombas. «Teníamos mucho pánico y no sabíamos que hacer», relata Denis, que ha cambiado su residencia en Irpin -una ciudad arrasada a base de detonaciones- por Bilbao. Él es uno de los muchos refugiados que abandonó el país ante las circunstancias y se ha establecido en Bizkaia, donde gracias a un programa de empleo de la asociación UcraniaSOS ha accedido a un trabajo. En los últimos meses, esta iniciativa ha conseguido que 65 ciudadanos acogidos por la entidad cuenten con un contrato.
Denis lleva seis meses en el territorio. Eligió la capital vizcaína como destino porque su cuñada vive aquí desde hace más de cinco años. Y se empieza a defender bastante bien con el español, aunque confiesa que, «hablo inglés mejor que castellano». El idioma anglosajón le es de sobra conocido ya que le ha servido en sus anteriores trabajos como camarero. Un gremio, el de la hostelería, por el que ha vuelto a apostar ahora, con su actual empleo en 'Dando la brasa', restaurante de fusión latina y asiática con locales en Bilbao y Getxo. «He conseguido un puesto de trabajo muy rápido y en algo en lo que quería trabajar», confiesa satisfecho.
El caso de Anna Smolova es un poco más complejo. Cuenta a sus 32 años con el título de médica. En su país de origen, de hecho, su empleo era ese. Pero cuando se vino a España empezaron a surgir problemas con las convalidaciones de los documentos. «Vine con mi madre y mi hijo cuando se inició la guerra. Lo único que tenía al llegar eran ganas de ayudar a las personas, así que contacté con UcraniaSOS», relata Anna. «Fue muy importante toda la orientación que hacen», añade. «A pesar de que soy médico, no podía ejercer porque me faltaba un papel que conseguí gracias a la asociación, pero no fue nada fácil», continúa. «Aunque por fin me puedo colegiar y espero ejercer de médico pronto», desea. Hasta ahora, continúa como auxiliar en una farmacia, donde trabaja desde el 21 de julio.
Su compatriota Inna Lavrinenko acabó en Bilbao de forma distinta, pero por las mismas circunstancias. Ella tuvo que huir a Polonia y desde ahí viajó hasta España. «He venido sola. Mi familia sigue en Ucrania, aunque uno de mis hijos mayores trabaja en otro país», cuenta. Una familia del territorio la acogió durante seis meses, hasta que logró alquilar su propio piso con la ayuda de UcraniaSOS. Para ellos, solo tiene palabras de agradecimiento: «Es una familia maravillosa, que me trató super bien y con la que sigo en contacto cada día. Además, en su casa tenían mascotas, que han sido como un antidepresivo». Ahora, se ha conseguido independizar y «desde el primer día que vine pensé en que quería ser útil y ponerme a trabajar». Desde el pasado 17 de junio ha conseguido varios trabajos y en la actualidad está en el restaurante 'El Globo'.
Este programa de empleo que puso en marcha UcraniaSOS ha contado con el apoyo de la Diputación Foral de Bizkaia. «Lo primero que hicimos fue reunirnos con las asociaciones que trabajan con personas refugiadas para ver un poco cómo, de qué manera podíamos arruinar, para que no actuásemos de manera independiente y sin ningún tipo de coordinación», ha explicado esta mañana Teresa Laespada. De los 65 contratos que han conseguido cerrar, 20 han sido de carácter indefinido.
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