«Las aplicaciones han copiado el diseño más adictivo, el de las tragaperras»

«No te vale de nada que yo te diga que una noticia sobre QAnon es mentira porque entonces me tienes que creer a mí. Lo que te vale es que te explique el mecanismo por el que la desinformación te llega y luego no me necesites para darte cuenta de que te están engañando», explica la periodista madrileña. La clave, añade, es que ante un bulo se dispare en tu cerebro una alerta que te lleve a hacerte preguntas como «¿de dónde me llega esta información?, ¿a través de qué canales?, ¿a quién beneficia?, ¿puedo contrastarla o no?... Ese es el kit de herramientas que tenemos que proporcionar a los jóvenes. No decirles que esto es verdad y esto es mentira, sino enseñarles a pensar críticamente».

Algo vital en un ecosistema, el de las redes, donde el constante bombardeo de trivialidades y falsedades entierra lo importante y sirve para manipularnos. En Occidente, sostiene la autora de 'El enemigo conoce el sistema' (Debate, 2019) -ensayo que hoy a las 13.00 horas presentará en la Alhóndiga-, vivimos hoy en el modelo de Estado de 'Un mundo feliz', por la novela de Aldoux Huxley. «Hay tantas 'no-noticias' en los medios que no hace falta censurar nada». Estamos «tan enganchados» a las aplicaciones de los móviles, las fotos, los vídeos, los mensajes y las 'no-noticias' que «lo realmente importante pasa desapercibido». En contraposición a ese modelo, está el de '1984', por la obra de George Orwell, basado en la censura y ejemplificado por China.

La periodista explicó ayer a los adolescentes cómo «el móvil es un disposititivo para vigilarnos», que permite obtener muchísima información personal de cada uno de nosotros. Las grandes tecnológicas recopilan todos esos datos para venderlos y utilizarlos para ofrecernos anuncios y tambien desinformación, propaganda, personalizada. Esta última estuvo detrás del asalto al Capitolio, consecuencia de la deslegitimación de la victoria de Joe Biden ante grupos ultras heterogéneos a cada uno de los cuales se ofreció una interpretación de la derrota de Trump acorde con su peculiar visión del mundo

Paradójicamente, destacó Peirano, Facebook y Google hacen negocio de la desinformación y al mismo tiempo financian grupos de 'fact-checking'. Pura imagen, porque «se sabe que, si una noticia circula por las redes seis o siete horas, da igual que luego digas que es falsa». Para protegerte de bulos y mentiras tienes, dice la periodista, que ser consciente de que lo que ves en las redes sociales «ha sido diseñado para ti y pagado por alguien», conocer los sesgos de los que puedes ser víctima y usar el pensamiento crítico.

Silicon Valley se sirve de las mentes más brillantes para 'hackear' nuestros cerebros, advierte Peirano. Facebook, Apple, Netflix, Google y Spotify son los grandes de una industria que fomenta la «adicción» a través de aplicaciones que «han copiado el diseño más adictivo que se conocía hasta ahora, el de las tragaperras», que explota el aislamiento individual, la sensación de contenido infinito y la velocidad, para engancharte.