«Mi sueño es que desaparezca Unicef»
Madariaga recuerda que el 24,3% de los niños y adolescentes vascos está en riesgo de pobreza o de exclusión social
Catedrático de Economía y Finanzas en la Universidad de Deusto, dirige también el Departamento de estudios de Laboral Kutxa y es miembro del Consejo Económico y Social (CES). Luce con orgullo en su muñeca izquierda una pulserita de tela de Unicef. Es el nuevo presidente de la ONG que ayuda a la infancia en Euskadi.
- ¿Qué le ha llevado a ser presidente de Unicef?
- Pues la edad. Así de claro.
- ¿La edad?
- Sí. Se lo explico muy fácil. Ya estoy muy cerca del final de mi vida profesional.
- ¿Cuántos años tiene?
- Cumplo 60 este año y uno se da cuenta de lo rápido que pasa el tiempo. Hay momentos en que miro un poco para atrás y me digo 'qué suerte he tenido'. Tuve unos padres, 'hijos de la guerra', que no tuvieron nada, pero su mayor empeño fue darnos formación. A mí y a mi hermana. He recibido mucho de esta sociedad e igual ha llegado el momento de devolverle algo.
- Ya.
- Hay otro factor que me ha animado a esta historia. Tengo un hijo adolescente de 15 años.
- ¿Y?
- Es bonito que vea que su padre hace algo absolutamente gratuito por la sociedad. ¿Por qué he apostado por Unicef? Cualquiera es capaz de empatizar con el colectivo de niños.
- ¿Qué planes tiene?
- Cualquier presidente te diría que intentar hacer que Unicef desaparezca porque su objetivo fundacional ya no tiene sentido.
- ¿Ese sería su sueño?
- Exacto. Esto, evidentemente, parece una utopía, desafortunadamente, a día de hoy. Fomentamos la educación en valores con la actividad de 17 centros y el programa Ciudades Amigas de la Infancia, que cuenta con nueve municipios vascos adheridos.
- Algo es algo.
- Parecen pocos pero si nos ponemos a sumar en esas localidades viven el 30% de los niños, niñas y adolescentes vascos. Pretendemos poner en el centro a los pequeños dándoles voz y participación en las decisiones.
- ¿Los niños siempre pagan el precio más alto?
- Desafortunadamente, la respuesta es afirmativa. Podemos mirar fuera de nuestras fronteras, pero algunos datos de Euskadi llaman mucho la atención.
- ¿Para mal?
- La encuesta de condiciones de vida del INE revela que el 24,3% de la infancia vasca está en riesgo de pobreza y de exclusión social.
- Muchísima gente.
- Esto implica una cosa muy clara: los niños lo están pasando mal. Y si los niños lo pasan mal, eso va a tener un coste en términos de bienestar a medio plazo. Estamos hablando de pobreza, pero hay otros factores que también tienen su relevancia.
- ¿Negativa?
- Si reparamos en el acoso escolar, ahí la proporción se va a más de un 33%.
- Porcentaje altísimo.
- Y luego tenemos el ciberacoso, la violencia sexual... Son problemas que están en nuestra sociedad y que ponen de manifiesto la necesidad de crear entornos seguros que permitan a los niños desarrollarse como personas. Tampoco me olvido de la infancia emigrante no acompañada. Y hay otro aspecto que ahora se está visualizando mucho, que es el de la salud mental.
- ¿También entre los niños?
- Sí, sí. A raíz de la pandemia, este asunto empezó a cobrar vigencia. ¿Qué implica? Que tenemos que poner el foco en la prevención, detección y en intentar ayudar a los afectados con estos conflictos. Se necesitan recursos humanos, materiales... ¿Cuánto gasta Euskadi en materia de infancia y familia? Pues algo así como el 3,4% del total de la inversión en protección social. ¿vale?
- Muy poco, ¿no?
- Claro, cuanto te comparas con otros países, la economía tiene estas cosas. En los países punteros de Europa está por encima del 8%. Hombre, uno de nuestros deseos es tratar de influir para que ese gasto que dedicamos a infancia y familias se vaya aproximando al estándar europeo.
- ¿Este objetivo ya es labor de las instituciones?
- Correcto.
- ¿Las administraciones públicas ayudan como deben?
- La sociedad vasca es claramente generosa. Si en España Unicef cuenta con 440.400 socios, en Euskadi somos 27.000. Tenemos más peso en términos de socios que como referente poblacional.
- ¿Se magullan los derechos de los niños de forma constante?
- Los problemas que tenemos aquí son magulladuras, pero si nos vamos a países en vías de desarrollo el drama es enorme. Gaza es ahora mismo el lugar más peligroso del mundo para un niño o niña. Más de un millón y medio de pequeños están desplazados.
- Terrorífico.
- Es algo tremendo. Están solos. Necesitan ayuda y protección. ¿Y qué se encuentran? Bombardeos, hambre, nada de higiene...
-¿Los adultos escuchamos a los niños?
- Normalmente no. Unicef lucha para que se conviertan en el eje. Por eso nuestros programas van más allá de la protección.