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Miércoles, 1 de abril 2020, 00:36
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La contraseña eran dos simples toques en la persiana metálica. Firmes, pero no muy fuertes. Con los nudillos, sin llamar mucho la atención. Cualquier otra señal no era válida. En principio, estos dos golpes eran lo único que servía para que se abriese la ...
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