Las incógnitas de la muerte de Mati Muñoz: ¿qué pasó en la habitación 107, una discusión o un plan organizado?
Los dos hombres detenidos como presuntos autores del crimen son un empleado y un extrabajador del hotel de Lombok (Indonesia) en el que la española desapareció hace dos meses
El peor de los desenlaces se confirmó este sábado con el hallazgo del cadáver de Matilde Muñoz, la española de 72 años que llevaba ... desaparecida en la isla de Lombok (Indonesia) desde hace justo dos meses. Su cuerpo sin vida estaba enterrado en una playa ubicada a solo un kilómetro del hotel Bumi Aditya en el que se alojaba, un establecimiento de la que era cliente habitual -era la cuarta vez que se hospedaba- y sobre el cual la Policía centra sus pesquisas. De hecho, los detenidos, dos hombres de 34 y 30 años, están vinculados con este hotel; uno era empleado y otro había trabajado allí hace dos años.
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La Policía indonesia los acusa de «homicidio premeditado y robo con violencia» y cree que fue asfixiada en su habitación, afirmó Lalu Eka Arya Mardiwinata, jefe de la unidad de investigaciones criminales de la comisaría de Lombok Occidental, según informa EFE. En un comunicado, las autoridades locales señalaron que los presuntos autores del crimen entraron por la ventana. La mujer, exazafata de profesión y acostumbrada a viajar -pasaba largas temporadas en Asia-, ocupaba la habitación 107. De allí no volvió a salir con vida.
¿Qué pasó en la habitación de Mati? Los dos arrestados han admitido que su intención era robar a la turista, pero a partir de ahí hay varias líneas de investigación. Durante el interrogatorio, los principales sospechosos han afirmado que no fue un robo ni un plan orquestado. Según su relato, se encontraban en el hotel cuando ya había caído la noche y pusieron la música a un volumen excesivo.
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A Mati le resultó molesto y les pidió que la bajaran. Fue el detonante de una acalorada discusión en la que uno de los dos arrestados acabó empujándola. Siempre según la versión de los detenidos, la mujer se cayó de espaldas quedando inconsciente. Como es habitual en este tipo de crímenes sin testigos, la muerte accidental será la estrategia a seguir de los arrestados para eludir la acusación de asesinato.
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Un móvil en el mercado negro
Los hechos que se investigan se produjeron hace dos meses. Desde entonces, los allegados de Mati, nacida en Ferrol (A Coruña) pero afincada en Mallorca, no sabían nada de su paradero. Les resultó extraño, ya que la mujer mantenía un estrecho contacto con su familia y amigos a pesar de encontrarse a miles y miles de kilómetros. Y dieron la voz de alarma.
La presión de la familia para intensificar la investigación durante estos pasados días ha sido clave para dar con el paradero de la mujer y aclarar qué ocurrió el pasado 1 de julio, el día en el que se le perdió la pista. El cuerpo de la turista gallega fue encontrado en avanzado estado de descomposición.
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Según ha informado la Policía indonesia, uno de los dos hombres fue detenido en su domicilio y otro en el hospital Maratam City, en Senggigi, la misma localidad en la que se ubica el hotel en el que se alojaba Mati, cuando visitaba a su familia. ABC revela que este sábado encontraron el teléfono móvil de Mati en poder de una persona que al ser requerida por la policía reconoció que lo había comprado en el mercado negro. Y de ahí se llegó hasta el primer detenido, que tras el consiguiente interrogatorio acabó incriminando a su compañero de fechorías.
Contradicciones del hotel
Desde un primer momento, sus allegados sospechaban que los encargados del hotel estaban «en el ajo» por sus contradicciones e intentar «despistar» a los agentes. Las incoherencias de la declaración de Mala, empleada del hotel, solo generó desconfianza en la familia de la desaparecida, que acusaba a la citada persona de haber mentido. Fue esta misma empleada la que aseguró que el pago que realizó Mati por adelantado por el bungaló se realizó en efectivo cuando, en realidad, se hizo a través de una transferencia bancaria.
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Asimismo, se sabe que los empleados del mencionado hotel inicialmente señalaron a los agentes otra habitación. También dijeron que en su cuarto no había televisión mientras que un vídeo, que envió ella misma hace unas semanas antes a su círculo más íntimo, acreditaba lo contrario.
La mujer conocía muy bien el territorio porque sus estancias allí eran frecuentes. Hace dos meses llegó a Lombok y, de hecho, pensaba quedarse durante 20 días más, ya que había abonado por adelantado el coste de su habitaición. Nada hacía presagiar, según sus familiares, que buscara desaparecer por voluntad propia. Desde el principio, sus allegados consideraron su desaparición como un «crimen de manual».
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Los trabajos de geolocalización del móvil de la víctima solo comenzaron tras la presión de la familia y las denuncias presentadas a finales de julio en Madrid, Girona y el propio país asiático por medio de la Embajada española. También fueron los familiares los que solicitaron que se analizasen las imágenes de las cámaras de seguridad de una mezquita cercana, que probablemente habrían captado a Mati.
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