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Raúl Canales
Viernes, 17 de enero 2025, 00:15
La Policía Nacional desplegó ayer un impresionante dispositivo para intentar localizar los restos de Marisa Villaquirán, desaparecida en diciembre de 2004 en Miranda de Ebro ... después de que su expareja la introdujera a la fuerza en un coche. Durante doce horas inspectores de este Cuerpo revisaron las paredes y el suelo del templo evangélico de la localidad burgalesa. Seguían una pista a la que daban máxima credibilidad -hay indicios «razonables», explicaban a este periódico fuentes policiales-, aunque el operativo acabó sin hallar prueba alguna de que allí había sido ocultado el cadáver. Pese a que no se descartan futuras diligencias, el misterio sobre el paradero de esa vecina sigue sin resolverse.
Una llamada anónima recibida a mediados de octubre hizo que las fuerzas de seguridad reabrieran el caso cuando hace tiempo que se habían agotado todos los hilos de los que tirar. Tras corroborar la veracidad de los datos aportados por ese confidente y realizar las pertinentes pesquisas, decidieron allanar el edificio del culto convencidos de que podían encontrar a Marisa Villaquirán.
El reloj marcaba las 8.12 horas cuando, tras notificar legalmente al pastor del templo el motivo del operativo, cerca de una treintena de agentes accedían al interior del inmueble. Desde horas antes, policías de paisano habían tomado posiciones para controlar la zona y vigilar posibles movimientos sospechosos.
A los efectivos de la comisaría de Miranda y los de Burgos, se les sumaron agentes desplazados desde Madrid, con perros especializados, equipo portátil de rayos y diversos medios tecnológicos para escudriñar minuciosamente el templo con la esperanza de poder dar carpetazo definitivo a un caso que ya se ha convertido en una obsesión para esa ciudad.
Por momentos, el sonido de los taladros perforando paredes y suelos era perceptible desde la distancia, a pesar de que las patrullas cortaron todos los accesos a la zona para mantener alejados a los curiosos. El optimismo inicial se fue transformando en dudas con el paso de las horas. Los agentes trabajaban sin descanso, turnándose en las tareas, ante la atenta mirada de los pastores del culto y de los padres del exmarido de Marisa -que cumplió una condena de 14 años por detención ilegal-, que viven en la casa anexa al templo, inmueble que también fue objeto de revisión a lo largo de la jornada.
«Una aguja en un pajar»
«Es como buscar una aguja en un pajar», aseguraba uno de los integrantes del operativo para explicar la dificultad que entraña hallar restos humanos después de tanto tiempo. Los investigadores trataban de focalizar la búsqueda en puntos concretos tanto de las paredes como del suelo, ayudados por los «medios más modernos y vanguardistas» ante la imposibilidad de revisar palmo a palmo toda la iglesia, ya que según un testigo, el espacio tiene una solera de hormigón de casi un metro de profundidad.
La sospecha de que Marisa podía haber sido emparedada siempre estuvo presente desde el primer momento de su desaparición en 2004, y de hecho, cuando meses después se hicieron obras en el templo evangélico las mismas fueron paralizadas durante días para revisar si había algún indicio de que se pudiera estar ocultando a Marisa. Ya en aquel momento no se encontró nada, como recordaba ayer el pastor en una rápida intervención ante los medios de comunicación. Sin embargo, la nueva pista surgida hace un par de meses apuntaba claramente al mismo lugar como posible paradero de la mujer, según afirman fuentes policiales.
Pasado el mediodía, llegaban al lugar familiares de Marisa, arropados por amigos, que siguieron desde la distancia y con nerviosismo el operativo policial. Al igual que el resto de presentes, con el paso de las horas, la ilusión se fue tornando en desazón y resignación.
Cerca de las 19.30 horas, los policías comenzaban a desmontar parte del operativo. La realidad es que los agentes no habían podido encontrar ninguna certeza de que Marisa esté enterrada allí. Aún hicieron un breve intento en la vivienda aledaña, pero con idéntico resultado, por lo que a las 20.30 horas tuvieron que dar por terminado el operativo.
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