Fallece de forma repentina Albert Solà, que afirmaba ser hijo del rey emérito
Tenía 66 años y se desplomó en un bar al que había acudido con un amigo después de salir del trabajo
Albert Solá, al que el Tribunal Supremo rechazó su reclamación de que era hijo ilegítimo del rey Emérito don Juan Carlos I, falleció de forma repentina el sábado por la noche en un bar al que había acudido con un amigo a la salida del trabajo. Según varios testigos, se desplomó al suelo «cuando iba hacia una mesa». Su propio compañero intentó reanimarle en el lugar de los hechos mientras llegaba la ambulancia, pero los responsables sanitarios solo pudieron certificar su fallecimiento.
Los hechos tuvieron lugar en torno a las 10 de la noche en el bar Pa i Trago, de la localidad de La Bisbal del Empordá, en Girona, al que solía acudir con asiduidad. Solà, de 66 años, trabajaba de camarero en un local cercano y una de las camareras que le atendió reconoció que se le veía «cansado» y las primeras informaciones sobre lo ocurrido apuntan a una muerte por causas naturales.
Solà aseguraba que era hijo del rey emérito e incluso había acudido a los tribunales para intentar demostrarlo. Aunque el Supremo desestimó en 2015 su demanda al considerarla inconsistente, sin datos suficientes y, sobre todo, sin una prueba de ADN. En cualquier caso, el siempre insistió en que no tenía ninguna duda sobre su ascendencia. Según su versión, «Juan Carlos tenía 18 años cuando dejó embarazada a mi madre biológica en Barcelona, en la posguerra». Según aseguraba, creció en un orfanato y fue adoptado a los 8 años por una pareja que lo llevó a una masía en Sant Climent de Peralta, cerca de Palafrugell.
SA lo largo de su vida escribió más de un centenar de cartas el rey emérito sin recibir respuesta. Defendía que era el primogénito de Juan Carlos I (un juez se lo habría revelado en 2001). y, en consecuencia, el primero en la línea sucesoria para convertirse en monarca, por delante de Felipe VI.
Solà, en cualquier caso, siempre había subrayado que renunciaba a ser coronado. «y a los derechos dinásticos». Así lo habría grabado en un vídeo que puso en manos «del Centro Nacional de Inteligencia», Incluso remarcó que, a pesar de la desestimación del Supremo, los servicios secretos le habían practicado una prueba de ADN que acreditaba «al 99,9» que el rey emérito era su progenitor. «Los del CNI a mí me llamaban el principito», confesaba Solà.
«De mi existencia supo hasta Franco», sostenía Solà. De hecho, consideraba que el propio dictador habría intervenido para que no se supiera la existencia del presunto hijo que su sucesor en la jefatura del Estado habría tenido antes del matrimonio. «Me imagino que pensaron que había que esconderme y a los 3 meses me trasladan a Eivissa. En los documentos que he podido obtener no consta quién me lleva y quién me custodió pero recibieron dinero por ello. Hay recibos», esgrimía.
