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Beñat Arnaiz
San Sebastián
Lunes, 10 de febrero 2025, 16:54
Este lunes ha comenzado en la Audiencia Provincial de Gipuzkoa el juicio por el que la Fiscalía pide cinco años de prisión a dos hombres ... acusados de agredir sexualmente a una joven el 25 de diciembre de 2020 en un hostel, «anglicismo que designa un establecimiento de características similares al albergue», según la RAE, del centro de San Sebastián. En la primera sesión han declarado tanto los dos acusados como la mujer, esta última en doble calidad de presunta víctima y testigo. El juicio se prolongará hasta el miércoles.
El escrito de acusación describe que la Nochebuena de 2020, en un contexto de restricciones sanitarias por la pandemia, los alojados en el hostel estuvieron de fiesta hasta altas horas de la madrugada. La víctima «permaneció hasta las 5.00 horas» en la zona común del establecimiento «en compañía de los procesados celebrando las festividades navideñas, bailando con los presentes e ingiriendo sustancias alcohólicas. Sobre las 8.00, ambos procesados, guiados por la finalidad de satisfacer sus deseos más lascivos, accedieron al interior de la habitación de la joven y una vez allí, aprovechando que se encontraba durmiendo, le introdujeron un dedo analmente».
Los primeros en declarar han sido los acusados, quienes solo han respondido a las preguntas de sus respectivos abogados. El primero ha expresado que «me fui a la cama sobre las dos de la mañana y sobre las siete me despertó E.», el otro acusado. «Estaba muy alterado porque no encontraba su teléfono y me pidió que le llamara para tratar de encontrarlo».
Según su versión, contrastada por el registro de las llamadas de WhatsApp, realizaron cuatro llamadas en total para intentar escuchar la melodía de llamada del otro dispositivo. Dos, a las 7.18 y a las 7.19, fueron desde la propia habitación, «donde no escuchamos nada». La tercera fue a las 7.19 también, pero desde una zona común, desde donde escucharon la melodía proveniente del interior de una habitación. La cuarta, a las 7.20, «la hicimos desde el interior de esa habitación, y el móvil estaba en una cazadora». La habitación en cuestión era la de la joven presuntamente agredida.
Ha añadido que «estuvimos unos veinte minutos deliberando qué hacer, para saber cómo actuar y que no pareciera un robo». Para ello, grabaron un vídeo a las 7.47 horas, veintisiete minutos después de saber dónde estaba presuntamente el móvil, para demostrar que estaban sacando el dispositivo de una cazadora «que estaba colgando de la litera».
El segundo acusado tan solo ha respondido a las tres preguntas formuladas por su abogado, transmitiendo que no conocía al otro procesado de antes, que la puerta de la habitación de la joven estaba «cerrada pero sin pestillo» y que el cuarto estaba «oscuro».
Después ha llegado el turno de la joven, que ha recordado que «llegué al hostel sobre la 1-2 de la madrugada de cenar con mi familia y me uní a la fiesta hasta las 4-5, aproximadamente». Ha remarcado que a esa hora continuaban todos en la zona común. Preguntada por qué no cerró con llave la puerta de la habitación, ha respondido que «no desconfié».
Lo siguiente que recordó fue que «sentí que me estaban tocando y me desperté con un dedo metido en el culo, y estaban ellos dos (los dos procesados) de rodillas en el suelo (estaba durmiendo en la litera de abajo) y riéndose. Les saqué a hostias, violentamente», ha declarado la joven.
Preguntada por la versión del móvil perdido, ha relatado que «me dijeron que les había robado el móvil y lo niego rotundamente. Metieron el móvil en mi bolso, yo no sabía que estaba ahí cuando lo vacié con la Ertzaintza delante». También ha sido cuestionada si no escuchó ninguna llamada de un móvil. «No escuché nada ni sé cuánto tiempo llevaban ahí», y ha señalado su «estado de embriaguez» como posible causa de ello.
Tras las declaraciones de las partes implicadas, han comenzado las testificales con los agentes de la Ertzaintza que participaron en la actuación. Uno de los integrantes de la primera patrulla que acudió al hostel ha remarcado que de los procesados «uno decía que el móvil estaba en una chaqueta y el otro debajo de las sábanas, que no sabían muy bien dónde buscar. No coincidían», mientras que otra agente que trató a la joven ha apuntado que lo que le contó fue que lo que despertó fue «el dolor que sintió en el ano», que «continuaba bastante ebria» y que «no requirió de asistencia médica».El juicio continuará mañana martes con más declaraciones de testigos y peritos.
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