El virus del Nilo causa dos nuevos muertos en Andalucía y se extiende a Extremadura
La plataforma de vecinos afectados en el valle del Guadalquivir convoca una tercera marcha para exigir más medidas
El brote de virus del Nilo en España no remite. Según los últimos datos, en Andalucía se han registrado dos nuevos fallecimientos, con lo que ya son cinco las personas muertas por esta enfermedad. El año pasado hubo tres decesos por la infección y los datos de letalidad del nuevo brote comienzan a acercarse a los números de 2020, cuando se desató la epidemia y en la comunidad se contabilizaron ocho fallecidos.
Pero la complejidad del brote hace que desde el pasado sábado hayan comenzado a registrarse casos en Extremadura. Hasta ese día, el virus del Nilo no había aparecido en esa región. Desde esa fecha, son ya cinco los casos comunicados. Uno de los contagios notificados es el de un hombre de 60 años que ha sido ingresado en la UCI del Hospital Universitario de Badajoz. Una mujer de 31 años también está ingresada en Don Benito-Villanueva de la Serena, aunque su estado no reviste gravedad. En el caso de Andalucía, aunque el virus está focalizado en el valle del Guadalquivir, también se han contabilizado positivos en municipios de Córdoba, Huelva y Cádiz.
Sin vacuna
La enfermedad del virus del Nilo se contagia por la picadura de un mosquito que de manera previa ha estado en contacto con aves infectadas que actúan como reservorio de la enfermedad. El factor de contagio son estos insectos que portan el microorganismo y no hay transmisión entre humanos. Según los datos del Ministerio de Sanidad, en el 80% de los casos la infección es asintomática, mientras que en algo menos de un 20% provoca fiebres y problemas estomacales. Tan solo es mortal en un 1%, cuando provoca una meningoencefalitis, una inflamación de las meninges y del encéfalo especialmente peligrosa para niños, personas mayores y pacientes con afecciones previas. No existe ninguna vacuna para esta afección.
El brote de este año tiene unos componentes especiales. Por un lado, los análisis ya han demostrado que el virus es endémico, es decir, se encuentra en pájaros que viven en la península y no es necesario que la migración de las aves permita que la enfermedad llegue a España, como sucedió en 2004. Pero la clave de las elevadas cifras de contagio se encuentra en las condiciones que han permitido la expansión del mosquito que transmite la enfermedad. Por un lado, un invierno suave y las fuertes lluvias de primavera han sido un factor de multiplicación de las larvas. En Andalucía, además, la inundación de 27.000 hectáreas de arrozales ha conseguido que el mosquito cuente con un área natural para expandirse sin problemas. Ante esa situación, los científicos de la estación biológica de Doñana ya alertaron en junio de que el brote era inminente, pero su aviso no sirvió para detener la oleada de contagios. La previsión es que la infección disminuya de manera drástica en otoño, cuando la actividad de los mosquitos sea residual.
Un millón de euros
Mientras tanto, la Junta de Andalucía ha inicado una campaña de fumigación en las zonas en las que se ha detectado una mayor presencia de los insectos. En las últimas horas, la Diputación de Sevilla ha anunciado la contratación por un millón de euros de una empresa de fumigación para reforzar a los empleados públicos que se encargan de estas tareas.
En ese contexto, los vecinos del valle del Guadalquivir han organizado ya dos manifestaciones para reclamar más medidas para combatir al mosquito y han anunciado para el próximo lunes una tercera en la Isla Mayor, una de las zonas afectadas. Según el portavoz de la plataforma que acoge a los habitantes del valle del Guadalquivir, Juan José Sánchez, «hay muchos más casos de infección» de los notificados hata ahora, ya que no se han contabilizado casos sin una sintomatología grave. Para el representante de este colectivo, las campañas de fumigación «no están consiguiendo» detener la extensión del mosquito, por lo que la enfermedad «no va a parar».