La presión comienza a bajar en los hospitales tras caer un 20% los nuevos ingresos covid
Osakidetza ha internado a 613 pacientes positivos en los últimos siete días, frente a los 772 de los anteriores
TERRY BASTERRA
Jueves, 20 de enero 2022
Euskadi ha superado ya el pico de la sexta ola. Los últimos datos publicados por el Gobierno vasco indican que el momento de mayor presión ... asistencial generada por ómicron ya ha pasado. En los centros médicos de la red pública trataban el miércoles a 718 personas en planta y a otras 122 en la UCI. Son 89 menos en las unidades de hospitalización y 14 en las de críticos que los notificados por el Departamento de Salud el mismo día de la semana precedente. La tensión, aunque aún muy alta, comienza poco a poco a remitir.
Eso sí, debe hacerlo todavía bastante más para que los hospitales comiencen a recuperar la normalidad. Algo que se logrará cuando se empiecen a reprogramar las miles de operaciones no urgentes que han sido suspendidas en las últimas semanas como consecuencia del impacto generado por el coronavirus.
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Las cifras difundidas por Osakidetza confirman lo que trasladan desde hace días los profesionales sanitarios: ha descendido el número de personas que ingresan con cuadros graves causados por el covid. En los últimos siete días han sido internados 613 infectados. En los siete anteriores fueron 772. El descenso es importante, de un 20,6%.
Esta caída se refleja ya en otro de los parámetros con los que se mide la presión sobre los hospitales, el de la media de ingresos diarios. Ayer se encontraba en 87. Hace una semana, la tasa estaba en 110. Otro signo de que la sexta ola comienza a replegarse de forma paulatina. Aunque no ha acabado; se siguen registrando días con picos de más de cien hospitalizaciones, como ocurrió tanto el martes como el miércoles de esta semana.
El escenario en los hospitales, en consecuencia, sigue siendo complejo. Prueba de ello es que los centros de Osakidetza se mantienen en el nivel 3 del Plan de Contingencia por la excesiva ocupación de las unidades de intensivos, lo que afecta a multitud de áreas. Obliga a destinar medios humanos y materiales a las UCI para atender a ese mayor número de pacientes muy graves. Estos profesionales adicionales, en su mayoría enfermeras, se han obtenido de otras unidades que han visto reducida su actividad durante estas semanas, como las quirúrgicas.
Y es que la sexta ola ha obligado a suspender un importante volumen de intervenciones no urgentes en el último mes, desde que la dirección general de Osakidetza dio orden a todos sus hospitales de activar el nivel 3 del plan de UCI y aumentar las plazas de críticos. Quería que los centros estuviesen preparados para absorber el aumento de enfermos muy graves que se produjo fruto de la explosión de contagios generada por la variante ómicron en plenas navidades, un periodo en el que se multiplican las interacciones sociales y, con ellas, el riesgo de infección.
La mayoría, casos leves
El número de ingresos en planta y UCI se ha convertido ahora en el indicador más fiable de la evolución de la pandemia de los que publica Osakidetza. Los nuevos casos ya no lo son tanto, después de la decisión de Salud de modificar sus protocolos de detección y no realizar pruebas a los contactos estrechos que no pertenezcan a los grupos de riesgo, ni contabilizar como positivos las infecciones detectadas con test de farmacia realizados en casa, en contra del criterio fijado por el Ministerio de Sanidad, como recordó ayer Carolina Darias.
Durante esta pandemia, la mejora en las plantas de los hospitales se ha comenzado a notar siempre en torno a una semana después de que los contagios tocasen techo. En las UCI, un poco después, debido a la mayor complejidad de estos enfermos, que tardan más tiempo en recuperarse.
Aunque el embate de ómicron ha llevado a mucha gente al hospital, la proporción de ingresos entre los contagiados ha sido la menor de toda la crisis epidemiológica. Se justifica por una doble razón: esta variante, mucho más transmisible, es también menos lesiva, y la población cuenta con el escudo de una vacunación masiva. De no ser por ambos factores, los complejos médicos hubieran vuelto a colapsarse como en la primera ola. Algo que en esta ocasión les ha sucedido a la Atención Primaria y a los servicios de Urgencias, desbordados por los miles de nuevos pacientes covid leves que recibían a diario.
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