Un tercio de los niños del mundo tendrá un problema de exceso de peso en 2050
La falta de ejercicio y una alimentación inadecuada amenazan con el desbordamiento de la epidemia de sobrepeso y obesidad infantil en solo 25 años
Obesidad y sobrepeso constituyen un problema de primer orden en el mundo entero y un nuevo trabajo conocido hoy, con motivo del Día Mundial de ... la Obesidad, vuelve a ponerlo de manifiesto. Una investigación publicada este martes alerta de que las tasas de niños y adolescentes con kilos de más «se dispararán» en los próximos cinco años hasta el punto de que uno de cada tres chavales y jóvenes sufrirá una u otra complicación en 2050, es decir, dentro de sólo veinticinco años. La alerta no se limita a los países occidentales, sino al mundo entero. Algunos países desarrollados ya han superado con creces esta barrera. Por ejemplo, España.
Médicos y afectados llevan años alertando del enorme riesgo para la salud que representa el exceso de peso. No es una cuestión estética, sino de vida o muerte, porque los kilos de más favorecen las patologías que más matan en el mundo occidental. La Alianza por la Obesidad, una plataforma que aglutina en España a trece organizaciones científicas y de pacientes, lo describió perfectamente hace sólo unos días ante la comisión de Sanidad del Congreso de los Diputados. «Vivir con obesidad es un problema de vida», afirmó Arantxa Sáez, portavoz del colectivo y afectada.
«Es -dijo- enfrentarse a la fatiga y el dolor constante, no sólo en la espalda o las rodillas, sino también en la mirada de quienes nos juzgan. Es vivir con miedo al rechazo. En el trabajo, en el transporte público, en la consulta médico. Es sentir -subrayó- que cada decisión cotidiana está condicionada por el peso, desde elegir la ropa hasta decidir si acudir o no a una reunión social». Es la salud física y la mental. De todo ello habla el trabajo conocido hoy, firmado por un equipo de prestigio en una de las cabeceras de referencia mundial en el ámbito de la salud, 'Lancet'.
Tras la adolescencia, rara vez desaparece
El documento, firmado por el Instituto de Investigación Infantil Murdoch (MCRI), un centro de estudio de referencia mundial situado en Australia, cifra en 385 millones de niños y adolescentes de 5 a 24 años los que presentarán sobrepeso para 2050 y en 360 millones los que afrontarán obesidad. «La gente más joven sigue siendo una población vulnerable frente a la epidemia. La prevención -ha advertido la especialista Jessica Kerr, del MCRI- es fundamental, porque la obesidad rara vez desaparece después de la adolescencia».
Los sistemas públicos de salud, y en esto España no es una excepción, se resisten a reconocer el exceso de peso como una enfermedad que requiere atención específica. Pero, como denuncia el trabajo australiano, desde luego, no se trata sólo de una mera cuestión estética. «Esta carga gigante no sólo le costará miles de millones al sistema de salud y a la economía, sino que las complicaciones asociadas con un índice de masa corporal (IMC) alto afectarán negativamente a nuestros niños y adolescentes, ahora y en el futuro», ha dicho Kerr. La lista de patologías a las que se refiere incluye diabetes, cáncer, problemas cardiacos, respiratorios, de fertilidad y complicaciones de salud mental. Existe evidencia científica «de sobra» que relaciona la obesidad con todas ellas. «Estamos hablando de problemas que podrían incluso afectar a la calidad de vida de nuestros nietos».
Países que tradicionalmente han luchado contra la desnutrición tendrán que afrontar ahora el desafío que plantea la otra cara de la moneda, el exceso de peso
El mayor desafío que plantean los datos presentados se refiere al hecho de que obesidad y sobrepeso han comenzado a ser un problema de salud exclusivo de Occidente para expandirse al resto del mundo. Ser considerado un país rico o pobre tampoco protege de nada. «Estos hallazgos indican fallas sociales monumentales y una falta de acción global coordinada a lo largo de todo el período de desarrollo para reducir la obesidad».
En España, bastante peor
El informe sólo contiene un dato para el optimismo. «Esta trayectoria podría evitarse si se tomaran medidas antes de 2030», advierten. Faltan cinco años, la cuenta atrás ha comenzado. El mapa dibujado por el informe indica que Emiratos Árabes Unidos, las Islas Cook (en Oceanía), Nauru y Tonga (también ambas en la Polinesia) tendrán los mayores índices (prevalencia) de obesidad y sobrepeso. El número de casos se desbordará en China, Egipto, India y Estados Unidos. Países que tradicionalmente se han visto en la necesidad de luchar contra la desnutrición tendrán que afrontar en poco tiempo el fenómeno contrario. «Sin una reforma política urgente, la transición hacia la obesidad será particularmente rápida en el norte de África, Oriente Medio, América Latina y el Caribe, regiones con grandes cifras de población y recursos limitados. Comer peor también engorda.
¿Qué pasará en países como España? Aunque la información difundida a medios sobre este informe no lo detalla, lo cierto es que el panorama actual en este país ya es peor que lo previsto para el mundo entero dentro de 25 años. Según datos facilitados por la Alianza contra la Obesidad el 30% de los niños españoles presenta sobrepeso, a los que se suma un 10,7% de obesidad. Entre unos y otros, los kilos de más son una carga para la salud de casi la mitad de los niños, adolescentes y jóvenes hasta los 24 años. España se ha convertido en el tercer país europeo con más obesidad y sobrepeso infantil, empatada con Italia y superada solo por Chipre y Grecia.
«Hay más de 200 enfermedades relacionadas con el exceso de peso, entre las que figuran la diabetes, trece cánceres, complicaciones respiratorias y patología vascular», ha valorado para EL CORREO la endocrinóloga y nutricionista Irene Bretón, portavoz de la Alianza por la Obesidad. «Ha llegado el momento de que nuestro Gobierno la reconozca como una enfermedad y ponga los medios para hacerla frente. Atender toda la patología que este fenómeno va a generar en los próximos años resultará mucho más caro».
«Fui un niño obeso y acabé teniendo que ser operado»
Federico Luis Moya tiene 42 años y vivió hasta los 32 con una obesidad severa, que comenzó a gestarse cuando era niño, «con 12 o 13». Llegó a pesar hasta 183 kilos. Gracias a la cirugía logró quitarse cien en un año, con un esfuerzo titánico, que le dio resultados nada habituales. Sin embargo, no se veía, se miraba al espejo y no se reconocía. Así que, con la ayuda de sus especialistas comenzó a ganar peso de nuevo hasta llegar a los 92 que mantiene desde hace años. «Por fin llegué a mi peso saludable, el que me hace sentirme bien conmigo mismo».
En la actualidad, lidera la Asociación Nacional de Personas que viven con Obesidad y es vicepresidente de la coalición europea de agrupaciones. Por suerte y de momento, sus kilos de más no le ha propiciado mayor complicación que una apnea del sueño, que ya es algo que condiciona la vida de manera importante. Evitar que las pausas en la respiración mientras duerme le desencadenen un ictus o, sin llegar a tanto, le permitan levantarse libre de jaquecas, le obliga a dormir cada noche con una máquina llamada Cpap, que le mantiene abierta la vía aérea a través de una máscara. No está solo. Cientos de miles de personas en España duermen de su mismo modo. «El problema es que los pacientes con obesidad nos exponemos a enfermedades potencialmente mortales. O la reconocen y tratan como una patología más o el gasto sanitario para atender la obesidad se disparará», advierte.
Dentro de 25 años, uno de cada tres niños en el mundo pesará más de lo que es capaz de soportar un cuerpo humano. «Tendría que ser el día de la obesidad todo el año. La prevención tiene que comenzar desde antes de que una mujer se quede embarazada», recuerda.
- ¿Y los nuevos fármacos, como el famoso Ozempic, que le parecen?
- Deben formar parte de un tratamiento integral, que incluya una alimentación saludable, ejercicio, supervisión médica, terapia psicológica... De lo contrario no hay fármaco ni dieta ni nada que por sí solo sea capaz de resolver esto. Llevamos muchos retraso, décadas... Si le parece, llámeme el año que viene y valoramos los avances que se han dado.
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