«Nadie nos supervisó tras estar con un positivo por Covid, tuvimos que llamar nosotros»
Begoña Montilla, getxotarra, denuncia que ningún rastreador se ha puesto en contacto ella y sus amigos y que sólo han hecho pruebas PCR a los que han «insistido»
«El viernes 14 de agosto nos juntamos en una terraza de Getxo siete amigos. Estuvimos como hora y media, a ratos sin mascarilla. Uno ... de ellos empezó a encontrarse mal al día siguiente. El domingo llamó a Osakidetza. No le hicieron la prueba hasta el miércoles 19. El jueves le dijeron que había dado positivo y nos llamó a todos para avisarnos. Los rastreadores no le llamaron para preguntarle con quién había estado hasta el domingo 23. A mí, después de llamar yo misma muchas veces al servicio de salud, me hicieron la prueba este pasado miércoles, doce días después de que estuviésemos juntos. A otros que estuvieron en la terraza ni siquiera les han llamado y han estado haciendo vida normal....», señala.
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La que relata su experiencia con estas palabras es Begoña Montilla. Esta vecina de Getxo de 44 años ofrece su testimonio porque entiende que es «importante» que la gente sepa «lo que está pasando». Los rastreadores -insiste- juegan un papel de «gran importancia» de cara a poder detectar y aislar a los posibles infectados por el coronavirus. Pero también resultan determinantes desde una perspectiva económica. Ella y su pareja, por ejemplo, han estado aislados y sin trabajar desde que supieron que su amigo había dado positivo.
Varios contactos estrechos del infectado han seguido «haciendo vida normal» porque nadie les ha llamado para advertirles
alerta
Begoña considera, en este sentido, que hacen falta más medios para hacer los seguimientos. Y, por los datos que se van conociendo en las últimas semanas, en las que el número de contagios se está disparando, parece que el suyo no es un caso aislado. Según un estudio realizado a principios de agosto por el grupo de trabajo Data Science for COVID-19 de la Generalitat Valenciana, que analiza la evolución de la pandemia en España a través de encuestas, el 40 % de las personas que aseguran haber estado en contacto estrecho con alguna persona infectada no se ha hecho ninguna prueba médica específica.
El porcentaje de respuestas negativas se eleva aún más -en torno al 60%- cuando a los encuestados que han estado en contacto cercano con personas que han dado positivo se les pregunta si les ha llamado algún rastreador. En una reciente entrevista, la ingeniera Nuria Oliver, que dirige el estudio sobre la pandemia impulsado por la Comunidad Valenciana, insistió en que, además de contar con un número suficiente de investigadores que se dedican a seguir la pista de los infectados, también es necesario que estos profesionales dispongan de los medios necesarios para hacer un «trabajo eficaz» y, por ejemplo, «no tardar en introducir los datos de cada contacto».
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Volver a trabajar
En este contexto, la consejera de Salud, Nekane Murga, explicó el miércoles que Euskadi cuenta en la actualidad con unos 300 rastreadores y, además, según dijo en una entrevista en 'Onda Cero', se realizan colaboraciones con diputaciones y ayuntamientos con el fin de trabajar con sus trabajadores sociales «para favorecer el estudio y aislamientos de las personas». En este sentido, consideró que en el País Vasco no se necesita la ayuda de los 2.000 militares que el Gobierno central ha puesto a disposición de las autonomías para hacer labores de rastreo. Una colaboración que, de momento, sí han pedido la Comunidad Valenciana, Murcia y Cantabria. Esta última región dispone en la actualidad de unos 138 rastreadores civiles.
«Es todo muy confuso, sin seguimiento, el virus puede extenderse mucho»
preocupación
En este contexto, Begoña Montilla sigue esperando a que le den los resultados de la prueba PCR que se hizo. Fue ella -recalca- la que llamó al ambulatorio el mismo día que supo que su amigo había dado positivo para preguntar qué debía hacer: si podía salir de casa, si podía ir a trabajar... Le dijeron que se aislase y que esperase la llamada de los rastreadores. Begoña y su pareja les hicieron caso, pero nadie llamaba. Tuvieron «suerte» porque sus jefes entendieron la situación y les dijeron que no fueran a trabajar hasta tener resultados. En cambio, otros de los que estuvieron en esa terraza han seguido haciendo vida normal porque nadie se ha puesto en contacto con ellos. «Es todo muy confuso. Si no se hace un buen seguimiento el virus puede extenderse muchísimo», recalca.
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La getxotarra y su pareja son, además, los únicos que estuvieron en la terraza a los que se ha hecho la PCR. Y puede ser por la «insistencia» de ella y de su pareja, que llamó muchas veces a Osakidetza para que les realizasen la prueba porque se veía «en la necesidad de volver ya a trabajar».
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