«No sabemos si tenemos que llevar la mascarilla puesta desde la toalla hasta entrar en la piscina»

El día no ha estado demasiado soleado, por eso, algunos usuarios habituales han optado por dejar las piscinas y el baño y pasarse a otros planes. Sin embargo, unos pocos como Iratxe y Óscar sí que se han animado a disfrutar un rato de los pocos rayos que se dejaban ver por el Botxo. Se han acomodado en su parcela y se han quitado la mascarilla para tomar bien el sol. Lo mismo hacían el resto de abonados que habían accedido a las piscinas de Artxanda. Cerca de una veintena. Todos entraban en las instalaciones con ella, pero nada más llegar al espacio que se les había asignado, la retiraban. Muchos mantenían la misma incertidumbre: ¿En el tránsito hacia el agua hay que llevarla?

El primer día de uso obligatorio de la protección ha transcurrido sin incidencias en las piscinas municipales de Rekalde y Artxanda. Sus usuarios han acatado bien la orden que decretaba este miércoles la consejera de Salud, Nekane Murga. Algunos hasta echaban de menos que la medida no se hubiese tomado antes. «Se deberían de haber llevado desde un primer momento para evitar los rebrotes que ha habido», señalaban algunos trabajadores de Bilbao Kirolak.

En el polideportivo de Rekalde alrededor de medio centenar de vecinos se han acercado a pasar la tarde a las piletas. Misma dinámica. La mayoría eran grupos de familias con hijos que se habían animado a darse un chapuzón. Por otro lado, se encontraban los nadadores habituales, que han acudido como cada día, llueva o no, a nadar unos largos.

Ainhoa Pérez y sus hijas jugaban en el agua tranquilamente. Durante el baño no es obligatorio el uso de la mascarilla, pero a ellas tampoco les afecta mucho el cambio, porque confiesan, que siempre están a remojo cuando van a las piscinas. «Nada más llegar nos la quitamos, y a no ser que sea para ir al baño o salir, no nos las volvemos a poner», señalaba Pérez. Las niñas tampoco se quejan de ella: «A veces, cuando corremos nos agobiamos un poco, pero no nos importa llevarla puesta».

Yolanda Rasines y Mari Carmen Jiménez, aseguraban que llegar a la parcela es un respiro. «Nosotras nos pasamos todo el día con la mascarilla por nuestro trabajo, así que estos ratos de poder respirar se agradecen», confesaban. Ambas coincidían en que llevarla encima constantemente puede resultar incómodo, pero que es mejor acostumbrarse porque puede que sea una medida impuesta para una larga temporada.

A pesar de que todos ellos son usuarios habituales, entraban al recinto con la misma duda. ¿Es obligatorio el uso de la mascarilla en el trayecto en el que me voy a bañar? Algunos se arriesgaban y la dejaban en las mochilas. Otros, más precavidos, se acercaban con ella hasta el interior de la piscina y la dejaban en las chanclas durante el chapuzón. La conducta correcta es la primera ya que no es necesario llevar el tapabocas en el camino al agua. En todo caso, para resolver cualquier incertidumbre se puede acudir los trabajadores de los polideportivos.