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El director médico de IVI Bilbao, en los laboratorios de la clínica donde se conservan óvulos congelados. El Correo

El retraso de la maternidad hasta los 40 años llena las clínicas de reproducción asistida

Expertos en fertilidad humana advierten de los perjuicios de demorar el primer embarazo y recuerdan que una buena planificación ayuda a evitar futuros problemas de salud

Miércoles, 24 de abril 2024, 20:53

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La edad en que las mujeres deciden tener hijos se ha ido retrasando hasta límites que rozan con la capacidad biológica. Un sencillo análisis de lo ocurrido en los tres últimos meses en Euskadi revela que el 43% de la población femenina tuvo su primer hijo después de los 35 años y casi un 11% (el 10,9%) tenía ya más de 40. «Tenemos hijos tarde», reflexiona el ginecólogo Marcos Ferrando, director médico de IVI Bilbao, San Sebastián y Santander. «La Organización Mundial de la Salud considera las dificultades para engendrar como una enfermedad, y nuestra obligación como médicos es poner las condiciones para que ese derecho pueda ejercerse con garantías de salud», considera el experto, que ha hablado sobre esta cuestión esta semana en el foro Encuentros con la Salud de EL CORREO.

Las clínicas de reproducción asistida son testigo en los últimos años de un fenómeno digno de análisis desde diferentes perspectivas. Las dificultades para independizarse de los jóvenes –con precarias condiciones laborales y viviendas con precios inalcanzables a sus bolsillos– están limitando el número de hijos que se tienen y retrasando cada vez más la edad en que se busca el primero. El número de descendientes por mujer en el País Vasco se sitúa en la actualidad en 1,25.

Como consecuencia, la demanda de tratamientos de fertilidad, tanto en la red pública como en la privada, ha crecido en los últimos años de manera vertiginosa. El problema es que las posibilidades de fecundación caen más cuanto más se retrasa la maternidad; y cada año que pasa esa caída se produce de manera exponencial frente al anterior. «Cuando abrimos la clínica, en 2005, la edad media de nuestras pacientes rondaba los 35 años; ahora estamos ya en los 38», explica el especialista de IVI, patrocinador de la sesión, que aporta otro dato revelador de lo que está pasando en nuestra sociedad: «Algo está cambiando. El 38% de nuestras pacientes tiene más de 40 años».

Sin regulación

Algunos países, como Francia, abrieron el debate sobre la edad límite en que una mujer podía someterse a programas de fecundación y decidieron fijarlo en los 40 años, tanto en la red pública como en la privada. Otros extienden esa edad hasta los 45. En España no hay legislación que lo establezca, pero si dos normas no escritas, que de algún modo lo regulan. A partir de los 40 años, el sistema público de salud, con una demanda clínica muchísimo mayor que la que puede atender, rechaza las solicitudes. Los centros privados, por consenso, fijaron esa barrera en los 50 años; aunque, en realidad, no hay más veto que el que fijen los límites del deseo de la paciente y el criterio profesional.

Tener un hijo en edades tardías dificulta la gestación y multiplica las posibilidades de que padezca una enfermedad cromosómica, como síndrome de Down. El número de óvulos de la mujer decrece y la calidad de los que quedan es, además, peor. Al material genético de los varones, los espermatozoides, les sucede algo parecido.

Edad frente a madurez

A ambas circunstancias fisiológicas se suman complicaciones relacionadas con la propia naturaleza humana. El riesgo de que ese niño quede huérfano a una edad temprana aumenta;y si no es así, los padres deberán asumir que tendrán que educar a uno o dos adolescentes cuando ronden los sesenta. «También tiene sus ventajas», defiende Ferrando. «A los 40 años, las parejas son más sólidas que a los 20 ó 30, tienen mayor madurez y su estabilidad económica está prácticamente asegurada», defiende el experto.

Una buena planificación del embarazo permite retrasar con tranquilidad la maternidad, aunque finalmente se decida no tener hijos. La congelación de ovocitos y de semen en la juventud, preferiblemente antes de los 35 años, concede la posibilidad de ser padres en edades tardías con un material genético de calidad.

«Lo mejor sería no esperar mucho para ser madre, pero si se llega a los 40, aconsejaría acudir al especialista después de seis meses de intentos y no esperar dos años. El tiempo cuenta», resume el experto.

Cuatro técnicas para conseguir el embarazo que se busca

Marcos Ferrando.

El director médico de IVI Bilbao, Marcos Ferrando, compara los avances de las últimas décadas en fertilidad humana con los que se han dado frente a las enfermedades cardiovasculares. «La naturaleza fija una edad a la que debemos fallecer porque nuestro corazón falla para siempre», razona. «Pero la medicina ha logrado tratar el infarto de modo adecuado y vivimos más años y con mayor calidad».

Con la planificación del embarazo, recalca, sucede algo parecido. «Los 40 años es un límite que nos hemos marcado, pero que no deja de ser artificial. Muchas mujeres gestan pasada esa edad y sus embarazos son completamente normales», defiende. IVI utiliza en la actualidad cuatro terapias diferentes para la consecución de un embarazo.

A la inseminación artificial tradicional, se suma la fecundación in vitro (en laboratorio), la donación de óvulos y los nuevos programas de rejuvenecimiento ovárico. El uso de plasma rico en factores de crecimiento ayuda a devolver su capacidad reproductora a mujeres con fallo ovárico o menopausias tempranas.

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