«Si una actriz con discapacidad gana el Goya también podría hablar de sexo... y de pago»
Apoya al actor Telmo Irureta, que admitió usar la prostitución, y anima a visibilizar la sexualidad del colectivo que integra
Igor Navarro es un trabajador social y sexólogo vasco con tetraplejia por un accidente en la playa, una mala zambullida en el mar con 17 ... años –tiene 44–. Como muchos, ha visto el momento de la gala de los Goya, celebrada el pasado sábado, en el que el actor vasco Telmo Irureta (Zumaia, 1989) accedió al escenario, ayudado por un asistente que empujaba su silla de ruedas, para recoger el premio al mejor intérprete revelación gracias a su trabajo en 'La consagración de la primavera'. Y ante el micrófono, y con la dificultad al hablar que le otorga su discapacidad (cuando tenía 2 años una encefalitis le provocó una parálisis cerebral), denunció las barreras invisibles, las que no se superan con una rampa, como el acceso a una vida sexual y afectiva igual a la de cualquier otro ser humano.
«Doy gracias a mi personaje –dijo Irureta–, un guiño al derecho a la sexualidad de las personas con discapacidad, porque nosotros también existimos y porque nosotros también follamos». Y aprovechó para exigir un «cine más inclusivo y con cuerpos de todo tipo». Le aplaudieron a rabiar, por ese discurso y por la película, en la que interpreta a un discapacitado que, como él, mantiene relaciones con una joven a cambio de dinero.
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Así lo admitió después en respuestas a la prensa: «Si estoy pendiente de a quién le voy a gustar yo y de quién va a estar dispuesto a estar conmigo, pues igual se me pasa la vida, porque cuerpos como el mío, en general, no gustan», confesó Irureta. Y añadió: «La sociedad se olvida de que las personas con discapacidades también tienen necesidades sexuales. Si yo me acuesto con alguien es porque a mí me apetece el placer y a esa persona, que yo le pague. Es un trato. ¿Que se puede ligar sin pagar? También. Es verdad que, cuando tú te sientes solo o no deseado y te hace falta sexo, tienes que aprender a conformarte. Igual esa persona a la que pagas no te gusta tanto como otra... Espero que no que se malentienda lo que digo», advirtió, previendo lo que se le venía encima al reconocer haber recurrido a la prostitución. Asociaciones feministas encontraron en sus palabras una defensa o «blanqueo» de la explotación sexual de las mujeres (aunque, como ha reconocido el propio actor guipuzcoano, él es homosexual).
Igor Navarro no tiene problemas en el habla, como desafortunadamente le ocurre a Irureta. Y tampoco los tiene en valorar la confesión pública del actor: «Telmo expuso la falta de reconocimiento que existe en la sociedad sobre la sexualidad de las personas con discapacidad, e incluso de negación de este aspecto, porque no cumplimos los estereotipos que parecen imprescindibles para que alguien pueda desarrollar una sexualidad satisfactoria o para ser siquiera tomados en cuenta para una relación larga, un encuentro romántico o simplemente, como él dice, para follar. La dimensión sexual es algo inherente a cualquier persona y no existe ningún tipo de discapacidad que la niegue.
– ¿Cómo se puede desarrollar?
– Desde niño existe una infantilización o negación a que esa persona discapacitada pueda ser un ser sexuado, y no hablamos solo de la práctica del sexo, sino de desarrollar nuestra masculinidad y femineidad, y de la necesidad de afecto. Y es común que se explique este asunto como una falta de control de los instintos, algo que no es cierto. Entonces, tú, ante esa negación de la dimensión desde pequeño, desde que empiezas a tener esas primeras nociones de si eres chico o chica y de lo que te gusta o te atrae, en cuanto encuentras una vía de escape la aprovechas. Y no siempre en las mejores circunstancias. Pero esa reivindicación ya de partida está mal vista, me refiero a cuando Telmo dice eso de que nosotros también follamos.
– Aunque lo que se cuestiona es que haya recurrido a la prostitución y lo defienda.
– Tampoco creo que haya sido una defensa de la prostitución, sino afrontar una pregunta que le hicieron. Hay una posibilidad que es acudir a una persona que a cambio de un pago económico mantiene una relación sexual contigo. Es decir, no se refiere a las personas obligadas a hacerlo, a la trata de personas, que eso existe, hablamos de hacerlo con alguien que se presta de forma voluntaria. Y si algo ha podido demostrar Telmo es que es una persona inteligente y no tengo duda de que, cuando acude a la prostitución, se cerciora antes de que esa persona ofrece sus servicios sin coacción.
– Muchos opinan que eso no es posible.
– Hay un gran debate de fondo que supera esta situación y lo de Telmo queda en segundo plano. Depende de si consideramos que toda la prostitución es trata y que nadie lo hace voluntariamente. Cuando alguien se está dedicando por ejemplo a limpiar portales no nos cuestionamos si será su deseo, el trabajo en el que le gustaría estar, o si lo hace obligado por las circunstancias. O matarife en un matadero sacrificando animales cada día, o enterrador, empleos como otro cualquiera pero que no todo el mundo podría o querría desempeñar.
IGOR NAVARRO
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Personal. Vitoria, 1978. Trabajador social y sexólogo. Tiene tetraplejia desde los 17 años.
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Profesional. Cofundó la Asociación Vasca para la Atención y el Cultivo de las Sexualidades Diversas (Izanez). Da charlas a estudiantes y profesionales sociosanitarios y crea proyectos de concienciación para las administraciones vascas. Asesora a personas, parejas y familias en situación de discapacidad.
– ¿El sexo es un derecho?
– Estamos hablando del derecho a vivir tu sexualidad, a ser un ser sexuado. Porque la sexualidad en sí no es un derecho, es un hecho. Y vale que no sea un derecho, pero nadie tiene derecho a negarte el acceso a tu sexualidad, una parte propia, inherente, innegable e irrenunciable de cualquier persona. Y desde hace 20 años se ha empezado a trabajar con más asiduidad asumiéndolo como una cuestión de derechos humanos, presente, además, en la convención de la ONU de los derechos de las personas con discapacidad.
– Hay empresas, como Tandem Team en Barcelona, que ponen en contacto a discapacitados y asistentes sexuales a cambio de dinero. O gratis.
– Sí, es como una agencia de contactos que junta a una persona con discapacidad con otra que quiere ayudar, pues hay múltiples razones por las que las personas se incorporan a su programa. Ni siquiera en todos los casos hay pago económico.
– Hay gente sin discapacidad que tampoco encuentra con quien tener sexo o afecto.
– Claro, tiene que ver con los estereotipos. Ya sea por una discapacidad o por lo que sea, cuanto más te alejas de esa normativa y tiras hacia la periferia de aspectos, cuerpos, expresiones... todo se dificulta. La sociedad limita nuestro deseo a buscar personas que cumplen la normativa y podemos sentir reparo e incluso vergüenza de admitir que nos sentimos atraídos por alguien alejado de la norma.
– ¿Qué ha conseguido Irureta?
– Después de conocerle, de su discurso y de verle actuar, se ha convertido en una persona muy atractiva que muchos estarían deseando conocer, acostarse con él, incluso. Pero claro, la cuestión es que Telmo tiene ahora esta visibilidad que anteriormente él y la mayoría del colectivo no tienen. Ha servido para que las personas que tenían ese reparo en acercarse a alguien que no cumple con los estereotipos se replantee sus prejuicios. Ayuda a que nos vean como personas que deseamos y, a la vez, deseables, atractivas.
– ¿Las mujeres con discapacidad también recurren a asistentes sexuales o a la prostitución?
– Las críticas por lo general omiten eso y se centran en los hombres como clientes y en las mujeres como quienes ejercen el servicio. En el caso del colectivo, la cuestión está muy equilibrada. Contactan en la misma medida con asistentes sexuales ellas que ellos. Si, en vez de Telmo, hubiera sido una actriz discapacitada la que gana el Goya, podría haber hablado igualmente de sexo. Y de pago. Porque aquí parece que el tema es que Telmo se acuesta con prostitutas porque es un tío. Pero las mujeres también lo hacen en nuestro colectivo. Si lo vemos con atención, esta invisibilización de la sexualidad de las mujeres con discapacidad resulta machista. Y si ese discurso lo hace una mujer, habría estado peor vista, habría recibido más críticas de todos lados, y esta es una cuestión a remarcar.
– ¿La situación que expuso Irureta está muy extendida?
– Claro. La reivindicación de la sexualidad está ahí. Dentro del propio colectivo nos hemos negado durante mucho tiempo porque hemos antepuesto otras cuestiones que nos parecían más importantes en cuanto a nuestros derechos. Ahora ha sido Telmo, pero hace unos años, la película 'Las sesiones' hablaba también de este tema. Aquello fue el boom de la asistencia sexual, que se lleva utilizando desde los años 50.
– La figura del asistente sexual es legal en Bélgica, Austria, Alemania, Suiza y Dinamarca, donde se considera un asunto de salud y cuidados. Aquí es alegal.
– El acceso a la asistencia sexual no es únicamente algo que se hace para echar un polvo, sino por el hecho de tener un encuentro con alguien que te trate como una mujer o como un hombre. El afecto puede estar también. Y puede ser una caricia... Hay mujeres y hombres que no han conseguido que nadie les trate como tales, a los que nunca nadie ha abrazado, acariciado, besado... Y no desde un punto de vista de amistad o familiar, sino como los hombres y mujeres que son. Y esto es algo que también proporciona la asistencia sexual o las mujeres y los hombres que libremente ejercen la prostitución.
– ¿Estamos ante una especie de 'salida del armario'?
– Eso es. Tenemos necesidad de que nos acaricien, nos quieran, de follar. Luego la cuestión es lo que cada uno decida o pueda hacer. Muchas personas, por su escasa movilidad, ni siquiera pueden acariciarse a sí mismas, no hablo ya ni de masturbarse. Aquí entra una modalidad de la asistencia sexual que lo que hace es colaborar, tan solo prestar sus manos para hacer lo que tú harías si no tuvieras esa limitación de movimiento, así que ni siquiera hay acceso al cuerpo de otra persona. Esta cuestión es muy amplia, y reducir el debate a que Telmo ha pagado para que alguien pase una noche con él me parece que es no ver cuál es la amplitud de la cuestión. Y son tanto los hombres como las mujeres los que utilizan esta figura, algo que los colectivos feministas deberían trabajar.
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