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Cerca de 375 miembros de los diferentes cuerpos de Protección Civil y la DYA han repartido esta mañana miles de mascarillas en el transporte público. Y han tenido una gran acogida entre los viajeros. Han llegado a agotarse en algunas estaciones de Metro Bilbao, como las de Santutxu o Abando, donde ha habido que reponerlas. El reparto seguirá mañana.
Los miembros de la Asociación Detente y Ayuda (DYA) han comenzado a repartirlas a las seis de la mañana por las bocas del metro, en diferentes líneas de Bizkaibus y en las estaciones de Cercanías de Renfe y Feve. En otras estaciones menos concurridas, como la del suburbano de Erandio, se ha encargado el personal voluntario del cuerpo de Protección Civil del municipio. Se ha hecho antes de las canceladoras, para evitar aglomeraciones, y exclusivamente a quienes entraban en las instalaciones.
Las mascarillas higiénicas son de celulosa y tienen un tiempo de uso de cuatro horas. Entre este martes y mañana se repartirán 258.0000 en Bizkaia. A la DYA le han asignado 165.000, de las que unas 85.000 se distribuirán en Bilbao. Fernando Izagirre, el presidente de la organización, explica que se valen de un plan logístico que «hemos diseñado en récord de tiempo. En 15 horas hemos movilizado a más de 200 personas de forma telefónica y estamos ya en Euskotren, Feve, Renfe, en las estaciones de metro de mayor movimiento, en Bizkaibus y en Bilbobus».
También ha habido quien ha fallado, por lo que los miembros del Grupo de Rescate de Montaña de la DYA han acudido al reparto en la estación de Moyua. Respecto a las mascarillas, «lo único que sabemos es que no son reciclables y que sirven para la población en general, pero en ningún caso deben ser la única medida: deben combinarse con mantener las distancias, el lavado de manos y con disminuir la exposición al virus», explicaba Izagirre.
«Hay una gran parte de los viajeros que vienen con sus propias mascarillas y en algunos casos son de un nivel superior», relataba. Estas protecciones respiratorias han pasado de no ser necesarias a convertirse en recomendables para toda la población. Su empleo, no obstante, no es obligatorio, al contrario de lo que ocurre en otros países golpeados por el Covid-19. «La mejor protección es mantener la distancia social y el lavado frecuente de manos», recuerdan desde la cuenta de Twitter de SOS DEIAK. El viceconsejero de Seguridad, Josu Zubiaga, subrayó este lunes que la mascarilla higiénica «no evita contagios» y que «su labor es más de concienciación que efectiva al suponer un recordatorio» del resto de cosas que tenemos que hacer cuando salimos a la calle.
Las que mejor protección ofrecen contra el coronavirus son las autofiltrantes FFP3, las que se recomiendan en los procedimientos de intubación de pacientes, y las FFP2, muy similares pero algo más finas. Aun así, están agotadas desde hace tiempo en las farmacias. Se espera que a finales de semana vuelva a haber existencias. Así que las repartidas hoy por el transporte público han tenido una buena acogida, aunque no sean las mejores frente al Covid-19.
Solo en Barakaldo, el personal de Protección Civil ha entregado 3.600 en las paradas del suburbano, Cercanías y autobuses del municipio. El mayor número, en la estación de la localidad fabril, donde han dado 950, y en la de Bagatza, donde han «volado» 900. Los voluntarios han rechazado en varias ocasiones las peticiones de personas que no iban a utilizar el transporte público o que ya contaban con una en su rostro.
El uso de una de estas protecciones por encima de una mascarilla autofiltrante puede prolongar la vida de esta, según algunos voluntarios. «Aunque no sean las mejores, por lo menos nos dan algo para protegernos», decía una usuaria de Metro Bilbao, que recordaba que en Corea del Sur se las mandaban por correo a los ciudadanos. «Si nos hubieran informado mejor desde el principio, el uso estaría más justificado. Siempre nos han dicho que solo había que usarla en situaciones de riesgo», reprochaba Emilia Barrio, farmacéutica en Bilbao. A su juicio, las mascarillas que se han distribuido «durarán lo que duren. Deberían repartirlas a diario o protocolizar su entrega». Aún así, se felicitaba porque es la primera que le regalan: «En la farmacia tenemos las justas para el personal».
En la Intermodal de Bilbao, Ana Gabriela Rizo regresaba a Mondragón, donde trabaja como interna cuidando a una persona mayor. «Es la primera que tengo, porque están difíciles de conseguir. En las farmacias no hay ninguna. Por lo que tengo entendido, son de un solo uso. Así que cuando llegue al trabajo, me la quitaré», informaba tras recoger una de ellas.
Para Eva Angulo, trabajadora de banca, también era la primera de la que iba a disponer. «No había intentado comprar porque hasta que no sea obligatorio... En cambio, sí que llevo guantes, que es el material de protección que nos han suministrado», decía mientras se dirigía a su puesto de trabajo. «Si nos evitan algo, pues bienvenidas y es lo que hay», exponía Mari Jose Valdivieso, administradora de fincas en Santutxu. Jaqueline Medina, vecina de Portugalete y voluntaria de la DYA, lamentaba que aun así, «hay gente que no las quiere».
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