Mazazo para el comercio en un año que «venía raro»
Desolación. El sector asume que muchos negocios «se van a quedar en el camino» –hay quien lo cifra en el 10%– y censura el nulo apoyo al autónomo
Luis Gómez | nahikari cayado | Leire pérez | Manuela Díaz | Sergio Llamas | Txema Izaguirre | Mirari Artime | Maika Salguero
Domingo, 5 de abril 2020
«No contemplamos ajustes de plantilla pese a la caída del consumo»
Carmelo Lezana. el corte inglés
El director de Relaciones Institucionales de los grandes almacenes en Euskadi admite que la pandemia les está afectando «notablemente». Han hecho un ERTE con una duración «inicial de 14 días» y se han comprometido «a complementar las aportaciones hasta cubrir el 100% de los salarios». ¿Y si el estado de alarma va más allá de Semana Santa?«Cuanto más tiempo se prolongue, la situación se irá agravando y será más complicada. No se contemplan ajustes de plantilla. Cuando volvamos a abrir al 100%, habrá que comprobar las consecuencias económicas de esta situación tan excepcional y en qué medida se ve afectado el consumo».
«Abonaré el 30% para que mis empleadas cobren todo el sueldo»
Alberto Gómez. El equipo de viaje Maletas y mochilas
Alberto Gómez mantiene su tienda de la Ribera, que este año cumple 90 años –«vendiendo lo mismo y en el mismo sitio»–, y desde finales de 2019 dirige el área de viajes de la agencia Pangea. No puede estar más contento con sus 6 empleadas, a las que ha hecho un ERTE. Ha pagado de su bolsillo el 30% para que, junto con el 70%de la prestación, «cobren el sueldo total. No me puedo venir abajo porque en mi tienda la gente se jubila. En 2018 el 29% de mis beneficios se fue para impuestos, mientras el Gobierno trata a los autónomos como empleados de segunda categoría. Conozco a gente que no duerme porque no llega a final de mes».
«¿Cómo vamos a pagar a los proveedores si no entra dinero?»
Gerardo Pedrosa. Gerardo Moda Hombre
Pedrosa dirige el comercio que fundó su abuelo en 1949 y lleva desde el 14 de marzo con la persiana bajada. «Los ingresos son cero, pero los gastos siguen siendo muchos. Si no entra dinero, ¿cómo vamos a pagar a los proveedores?», se resigna. Pedrosa ha recortado en gastos de limpieza, escaparatismo y luz. Con el ánimo por los suelos, subraya que esto es «casi peor que una guerra. Empresas, comercios y familias nos vamos a meter un batacazo... Muchos negocios no van a salir adelante», aventura. «Y los que queden, lo tendrán mal. Habrá que controlar cuánta gente entra a las tiendas, mantener las distancias... Difícilmente se puede hacer así negocio».
«Es la primera vez que lo veo negro. Esto es un drama absoluto»
Ainara Martínez. Perfumería Erlai
Los hermanos Ainara y Ander tomaron hace años las riendas del negocio familiar, la perfumería de lujoErlai, al suplir a Pilar y Javier Martínez. Su padre, ya jubilado, siempre ha sido un optimista, pero ahora «no lo soy». «Esto es un drama absoluto. Es la primera vez que lo veo negro. No viví las guerras, pero nunca pararon el comercio», confiesa. «Aguantar dos meses sin vender, porque tiene toda la pinta de que vamos a estar ese tiempo, es complicado. La avería es monstruosa». A Ainara y Ander, que cuentan con una empleada, les asusta el parón «con lo muy tocado que está el sector». «La gente va a tener miedo a comprar cuando pase esto», creen.
«Este año ya no levanto cabeza, pero seguiré luchando»
Janire Chaparro. Tuinkis Delicatessens americanos
Chaparro abrió hace cuatro años en Artecalle una tienda que 'importa' el sabor de algunos de los productos más icónicos de EE UU, desde cereales a salsas picantes y mantequilla de cacahuete. «Entre que no son artículos de primera necesidad, tampoco baratos y que la gente no sale, la facturación ha caído un 80%». Solo mantiene abierto el negocio 'online'. «He cerrado por mi salud y porque tampoco puedo comprar al cerrarse las fronteras. Y en EE UU hay desabastecimiento». La semana previa al estado de alarma «ya había perdido el 50% de clientes. Este año ya no levanto cabeza, pero seguiré luchando, aunque solo sea por un sueldo de 1.000 euros».
«Sin apenas empezar la temporada vamos a volver con las rebajas»
Isabel Fica. Boutique Veritas
Con 50 años en la profesión, Fica es la gran empresaria del lujo. A finales de febrero regresó de Milán, donde el virus ya se propagaba a toda velocidad, con otras dos firmas: Marni y MSGM. «Estaba la temporada recién iniciada y cuando volvamos casi tendremos las rebajas a la vuelta de la esquina». «Sería deseable posponerlas este año», sugiere su hijo, Ramón Armentia. «Con márgenes tan justos con los que trabajamos, si solo vendemos en rebajas, los beneficios serán nulos. Un drama. El año ya venía raro y esto lo va a rematar». Pese a este golpe, Veritas confía en «salir a flote» con su nómina de 10 empleadas. «Están muy involucradas», dicen.
«Aunque los bancos aplacen gastos, luego habrá que pagarlos»
Chus Delamano y Natxo Velasco. Lotería La Cruz
Regentan en el Casco Viejo el despacho de lotería más antiguo de Bilbao, abierto en 1907. «Sin ingresos», advierten de la «gravedad» de la situación, aunque aseguran haber recibido el apoyo del banco. «Pero todo lo que aplazan, luego habrá que pagarlo», matizan. «Mientras, los gastos habituales siguen llegando», señalan. «Ojalá el dinero vuelva a correr, aunque sea poco a poco. Y pese a que no gasten un montón, porque no hay mucho, pero lo poco que sea que lo dejen en los comercios de barrio». Chus cree que, si el confinamiento se prolonga bastante más, «muchos no podrán aguantar». «Habrá que trabajar muchísimo para recuperar la economía».
«Cuando todo esto pase, ojalá se acuerden del pequeño negocio»
Olga Viña. cuartoymitad Mercado de Labayru
Viña tiene un puesto de productos artesanos en el mercado de Labayru. Se llama cuartoymitad (todo junto y en minúscula). Vende quesos, foie, vino, pan, cervezas... Estos días cierra a las tardes «para estar menos expuesta». Asegura que la gente «tiene miedo» y lamenta que, por seguridad, «ya no puede dar a probar a la gente, pese a que el trato cercano es nuestra base», remarca. «Cuando todo esto pase», desea que la clientela siga acordándose «de los pequeños negocios», aunque Viña asegura que «no se puede quejar». Otra cosa son los productores, que viven «auténticos dramas. Al tratarse de productos frescos y perecederos, no pueden elaborarlos».
«A la gente que trabaja en alquiler le va a costar mucho arrancar»
Julia Diéguez. Decoración Julio Aristín
Julia dirige el negocio junto a su marido, Julio Aristín, y tienen a una empleada con ellos desde 1988. «Va a seguir con nosotros», garantiza. «El problema del coronavirus no es lo que dejas de vender; es que no generas nada y tampoco captas trabajo. Es un parón total porque no puedes ir a las casas a tomar medidas para unas cortinas o papel pintado». Desde hace más de 40 años en Blas de Otero, tienen la ventaja de ser dueños del local. «Hay mucha gente en alquiler a la que le va a costar mucho arrancar». Licenciada en Enfermería, confía en que el confinamiento ayude a que las casas «vuelvan a ser tarjeta de presentación» y recuperen terreno «frente al ocio».
«Tengo ahorros para un tiempo, pero no para parar 4 meses»
Raúl de Andreas. Peluquería Raúl de Andreas
De Andreas lleva 26 años en el oficio, tiene dos salones en Bilbao y Barakaldo y emplea a 9 personas. Reprocha el escaso apoyo gubernamental a los pequeños empresarios, pese a «generar el 85% del empleo». Cree que la banca debería ayudar a la «recuperación del país con todo el dinero» que se dedicó «a su rescate». A Andreas no le queda otra «que tirar de ahorros» para apoyar a sus trabajadores. «Tengo una responsabilidad muy grande hacia ellos porque son personas con hijos, alquileres... Todos tenemos nuestras cosas. Yo tengo ahorros para aguantar cierto tiempo, pero no para estar parado 4 o 5 meses. Lo peor es no saber cuándo acabará esto».
«No tenemos ingresos y los pagos siguen llegando»
Ana Ortega. Mercería Ana. Amorebieta
«Ya llegamos a esta crisis prácticamente heridos de muerte, ¿cómo vamos a lograr salir de esta?». Ana Ortega regenta desde hace tres décadas una mercería en Amorebieta que lleva su nombre. A sus 56 años, asegura no haber vivido nada igual y se muestra claramente preocupada. «No tenemos ningún tipo de ingreso y los pagos siguen llegando. A mí ya me han pasado la cuota de autónomos y la seguridad social de mi empleada. ¿Eso es normal?».
Tiene el miedo en el cuerpo. «Estoy cansada de escuchar que nos van a dar ayudas solo para tranquilizarnos. Sinceramente, yo no creo que haya dinero ahora para eso. Si lo hubiera, ya nos las habrían dado».
«Si los alquileres ya no eran razonables, ahora serán incomprensibles»
Alfredo Santamaría. Colchonería Bed House. Getxo
El cierre por el coronavirus le pilló a Alfredo Santamaría en el momento más dulce para su negocio: Bed House Zabala Colchonería. «Habíamos cogido una inercia de mejorar cada mes un poquito. Estaba contento porque el trabajo de años estaba repercutiendo». «El bajón lo empiezo a notar el 5 de marzo. La gente no entraba a los comercios si no era por necesidad». El precio de los alquileres de lonjas en municipios como Getxo es muy alto. «Están por las nubes. Si no eran razonables, a partir de ahora serán incomprensibles». Por eso pide que los dueños revisen a la baja las rentas, en un momento en que calcula unas pérdidas de 7.000 euros al mes.
«No nos va mal, ahora todo el mundo come a diario en casa»
Paqui Santos. Pescadería Fresmar. Basauri
En estos tiempos de incertidumbre y crisis, la pescadería Fresmar, en Basauri, ha puesto en marcha un servicio a domicilio gratuito para sus clientes. «Es una forma de echar un cable al que lo necesita y no puede salir de casa», explica Paqui Santos. Las ventas no le están yendo mal a este negocio asentado en El Kalero, uno de los barrios más golpeados por el coronavirus. «Se nota que comemos toda la familia y todos los días en casa». Y recuerda que el pequeño comercio «también está dando el callo, al pie del cañón» para abastecer a los vecinos. En este sentido, critican la dificultad para conseguir material de protección. «Nosotros también tenemos peligro».
«Va a ser muy difícil salir de esta situación»
José Félix Intxausti. Electrodomésticos. Bermeo
Los electrodomésticos se engloban en el apartado de productos de primera necesidad. El técnico bermeotarra José Félix Intxausti no ha interrumpido su actividad. La reparación y mantenimiento de aparatos se ha convertido en «vital» para la población. «Imagínate que te quedas sin nevera o sin lavadora, o sin 'vitro'», apunta. En el cajón de su tienda se acumulan algunas facturas de clientes que dejaron sin pagar su compra días antes de la cuarentena y a los que «ahora mismo da 'palo' llamarles, aunque nosotros tenemos que seguir haciendo los pagos del IVA, autónomos...». La vuelta a la normalidad se augura difícil. «Va a estar jodido salir de esto».
«Esto puede ser la puntilla para muchos comercios»
Ángel García Pascual. Joyería. Portugalete
«Si vamos a estar uno o dos meses parados, o tienes un pequeño colchón de remanente o vas a empezar a tener problemas en cuanto comiencen a llegar los gastos», advierte Ángel García, que regenta una joyería en Portugalete junto a su mujer y una socia. «Yo ya doy el año por perdido». A su favor tiene que su producto no pierde valor y que cuentan con un local en propiedad. En contra, los elevados gastos de seguridad. La asociación de comerciantes de Portugalete, a la que representa, ha pedido al Ayuntamiento jarrillero que les exima de los impuestos. Sospecha que de no hacerlo, «podría ser la puntilla para muchos comercios».
«Estamos pensando en vender productos sin sacar beneficio»
José Manuel Ramírez 'Rami'. Tienda de Triatlón. Las Arenas
«Teníamos toda la campaña primavera-verano dentro de la tienda, sin poder vender nada, y con el vencimiento de facturas que llega este mes». Así de crudo ha sido el aterrizaje de la crisis para José Manuel Ramírez, 'Rami', dueño de una tienda de deportes especializada en triatlón. «Pensamos deshacernos del producto sin ganarle ni un euro». Por fortuna, los dueños del local han decidido no cobrarle el alquiler. A sus 43 años, trata de ver las cosas con esperanza, a pesar de que calcula que perderá «8.000-9.000 euros en un mes». «Espero que la gente cuente con los comercios del pueblo. Va a ser lo que nos va a activar y salvar a casi todos».
«Llevamos años saliendo mes a mes y sin cerrar todo agosto»
Ana Morgado. Peluquería. Barakaldo
Antes de tener que echar el cierre por el real decreto, en la peluquería de Ana Morgado en Barakaldo ya sentían la amenaza del Covid-19. «Las últimas semanas estábamos con toallas de un solo uso, usando guantes y desinfectando todos los asientos y lavacabezas después de cada cliente». «Llevamos años en los que vamos saliendo mes a mes, intentando no cerrar todo agosto para cubrir gastos e irte arreglando. Nadie se imagina lo que esto significa para nosotros». Ella cree en la fuerza que hace la unidad, como en la asociación ACE que preside en Barakaldo, y recuerda que los autónomos representan a la empresa más grande de todas.
«Hemos cerrado, pero hípers y Amazon venden lo nuestro»
Álex Palacios Foto Arentza. Durango
Desde que el 13 de marzo Álex Palacios bajó la persiana de Foto Arentza, en Durango, ha volcado sus esfuerzos en trabajar por la asociación Dendak Bai, que preside. «Con ingresos cero, pero con gastos como suministros, luz, teléfono, seguros… arrancar de nuevo cuando esto acabe va a ser duro», lamenta. «Muchos comercios hemos tenido que cerrar, mientras nuestros productos se siguen vendiendo en grandes almacenes y los repartidores de venta 'online' campan a sus anchas por las calles». Aunque cree que aún queda bastante para recuperar la normalidad, promete que lo primero que organizará será el cumpleaños de su hijo pequeño.
«Pido que este año no haya rebajas. Sería nuestro fin»
Irene y Amelia Pascual. Pascual Moda. Basauri
«Esto es una auténtica ruina», se sincera Irene Pascual. El estado de alarma deja a los comercios en una situación «catastrófica». «Nosotros acabamos de pagar casi 400.000 euros a proveedores y hemos vendido el 3%, de 10.800 prendas y solo 200 artículos», detalla. «No sé si podremos salir de esta», reconoce. «Somos un negocio asentado, pero aún así nos hemos visto obligados a hipotecarnos y pedir una línea de crédito, nunca antes lo habíamos hecho», lamenta. Sus cuatro tiendas han cerrado y los 14 empleados, en un ERTE. Pide que este año no haya «rebajas». «No podemos abrir en mayo y en julio rebajar los productos, sería nuestro fin».
«La carga emocional ha sido más dura que el descenso de ventas»
Deñe Ibazeta. Tienda de Dietética. Ondarroa
Lleva doce años al frente de su pequeño negocio. El coronavirus le ha obligado a reservar los planes que tenía para ampliar su establecimiento a un local de mayores dimensiones. Están viviendo semanas muy complicadas debido al descenso de ventas y, sobre todo, «por la carga emocional». «Los clientes nos trasladan sus temores, preocupaciones y miedos y les intentas ayudar», señala. Tras una primera semana con aumento de ventas, las cifras han descendido. «Tengo clientes fieles, que se preocupan por nosotras y nos llaman para ver cómo estamos, pero a medida que el confinamiento ha aumentado el número de consumidores ha descendido».
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