Las maniobras para evitar que una persona en paro cardiaco se trague la lengua son contraproducentes
Un trabajo de investigadores israelíes tras el visionado de 45 grabaciones de deportistas que se desplomaron durante la actividad señala que lo principal en estos casos es iniciar el masaje al corazón cuanto antes. En 27 casos de los estudiados no fue así
Reaccionar rápido cuando alguien se desmaya a nuestro lado no es fácil. Muchas veces nos paraliza el miedo o la impresión. Sin embargo, de esos ... segundos o minutos depende que esa persona pueda o no recuperarse. Sobre todo si tras el síncope hay una parada cardiaca. Hacer la reanimación cardiopulmonar (RCP) es algo, insisten los médicos, que deberíamos saber todos... pero incluso los que creen que sí saben, cometen fallos.
Un grupo de investigadores israelíes ha publicado un estudio en el que señala que hay una maniobra cada vez más común que lejos de ayudar resulta contraproducente: meter la mano en la boca del afectado para evitar que se trague la lengua. «Es algo que los profesionales ya sabíamos desde hace tiempo, pero lo que viene a demostrar el artículo es que se sigue haciendo mal», lamenta Juan Beteré Reynolds, cardiólogo del Hospital Vithas Vitoria.
Los autores del trabajo, publicado en la revista 'Canadian Journal of Cardiology' califican esta operación de «mito» y la responsabilizan de «retrasar el inicio de una reanimación cardiopulmonar eficaz». Porque mientras la persona que atiende al afectado se afana en ella, se pierde un tiempo precioso para masajear al corazón.
- ¿Y por qué hace falta iniciar las compresiones torácicas de inmediato?
- El objetivo es que la sangre fluya y llegue al menos un porcentaje pequeño al cerebro que sea suficiente para mantener con vida muchas neuronas.
El que responde es Ignacio Fernández Lozano, presidente electo de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), que ahonda en que recuperar ese riego sanguíneo lo antes posible es clave para el restablecimiento del paciente. Beteré Reynolds asiente y va más allá: lo que hay que intentar es que el cerebro no sufra daños durante estos episodios y solo con empezar las compresiones lo primero ya estamos poniendo la primera piedra para que eso pueda suceder.
El objetivo primordial debe ser que «la sangre fluya y llegue al cerebro» para mantener con vida las neuronas
«Si nos entretenemos antes con la lengua, podemos perder un minuto, dos, tres...», enumera Fernández Lozano, con los consecuentes efectos negativos, que también quedan reflejados en el trabajo dirigido por Dana Viskin. Una investigación que se basó en visionar los vídeos de 45 casos de deportistas que colapsaron durante una actividad entre los años 1990 y 2024 y fueron atendidos de inmediato.
«Tres cuartas partes de los atletas con paro cardíaco que recibieron estas maniobras inadecuadas (es decir, a los que primero se les manipuló la boca para evitar la deglución de la lengua) murieron o permanecieron en estado vegetativo debido al daño cerebral anóxico», describe el equipo de investigadores. Es decir, 18 de 27 deportistas no pudieron recuperarse del episodio.
Entre esas grabaciones están la del futbolista danés Christian Eriksen, que se desplomó en un partido de la Eurocopa de 2021, que finalmente pudo recuperarse en el hospital, y la del sevillista Antonio Puerta, de agosto de 2007, que salió por su propio pie del campo, pero falleció poco después tras sufrir otro episodio en el vestuario. En estos dos casos, los compañeros de los dos deportistas acudieron raudos a atenderlos y sus primeras maniobras fueron abrirles la boca para evitar que se ahogaran por tragarse la lengua.
Nadie se traga la lengua
«La lengua es imposible que te la tragues», rectifican al unísono los dos especialistas consultados. «Es un músculo que está anclado a la barbilla», precisa el presidente electo de la Sociedad Española de Cardiología (SEC). Lo que suele ocurrir es que cuando se pierde la consciencia, «pierde el tono muscular y cae hacia detrás», describe el cardiólogo del hospital vasco. Y ahí es cuando puede obstruir las vías respiratorias.
Cuando nos enseñan a hacer una RCP en cualquier curso de primeros auxilios, uno de los primeros pasos a seguir, tras llamar al 112 y comprobar si respira o no el afectado, es despejar esas vías respiratorias. Y esto es lo que da lugar a ese error de manipular la lengua. «No se trata de meter la mano en la boca, sino de hacer la maniobra frente-mentón», coinciden los expertos, que solo nos ocupará «literalmente dos segundos». Se trata de colocar la cabeza y el cuello mirando al cielo. Una mano la posamos en la frente, y la otra la deslizamos a la barbilla para levantarla ligeramente. «Con estos dos gestos ya hemos cumplido, no hace falta más».
Eso no retrasa el necesario masaje cardiaco, que también hay que saber hacer. Y ojo, porque si hay más gente a nuestro alrededor que nos pueda echar una mano, mejor. «Hacerlo bien cansa, y mucho. Aunque estés en forma. Nos pasa a los profesionales también», avisa Beteré Reynolds. Con lo que si pasados tres o cuatro minutos alguien puede sustituirnos, mejor ya que es la manera de realizar las compresiones de manera eficaz.
Otra cosa interesante es que esas compresiones torácicas tempranas no son solo importantes para un sujeto normal. Según el estudio, para los deportistas también... o incluso más. «Estos paros cardiacos relacionados con el ejercicio ocurren predominantemente en hombres y presentan una arritmia ventricular desfibrilable en la mayoría de los casos», describe Viskin.
Solo un 9% de supervivencia en España
La importancia de la rapidez al atender un episodio de este tipo no es ningún capricho. Por cada minuto que pasa sin que estimulemos el corazón de la víctima, la mortalidad aumenta un 10%. Si estamos «ocho o diez minutos» sin ponernos a ellos, el resultado es fatal. «Por tanto, ante una situación así, hay que actuar. El mensaje aquel de no tocar a un accidentado por posibles lesiones en el cuello es otro de esos mitos que hay que desterrar», aporta de nuevo el presidente electo de la SEC.
- ¿En España sabemos actuar ante estas emergencias?
Fernández Lozano: La supervivencia global aquí a una parada cardiaca está en torno al 9%. Otros países han conseguido mejorarla gracias a la formación y a la instalación de desfibriladores en lugares públicos. En Holanda están en el 30% y en Estados Unidos en el 20%. Es más, en los casinos de Las Vegas, la supervivencia es del 60% precisamente por los planes de formación a los equipos de seguridad y los equipamientos.
Beteré Reynolds: Hay falta de formación en general. Deberíamos tenerla y cuanto antes, mejor, porque si nos enseñaran desde el colegio cómo actuar en estos casos, estaríamos más familiarizados: no tardaríamos en reaccionar por la impresión y sabríamos los pasos a seguir.
Un protocolo de actuación retocado hace 15 años
'Tragarse' la lengua (o, mejor dicho, que caiga hacia la garganta) durante un episodio de pérdida de conciencia puede suceder, pero no es tan común como creemos. Nuestra percepción está condicionada por esos casos de deportistas en los que se ha basado el estudio de los investigadores israelíes liderado por Dana Viskin. Y también porque durante estos episodios se elogia precisamente la maniobra para evitar la deglución lingual.
Ahora bien, no es que quien lo haga o lo valore sea un incompetente. Influye posiblemente una falta de actualización de sus propios conocimientos. En 1966, la Asociación Americana del Corazón publicó su primera guía de resucitación en la que establecía como protocolo atender por este orden al afectado: primero atender a las vías respiratorias, luego a la respiración y después al corazón. Sin embargo, en 2010, y ya ha llovido desde entonces, el protocolo se cambió a corazón primero, vías respiratorias después y respiración en último lugar.
En España, las recomendaciones de la Sociedad Española de Cardiología y la Fundación Española del Corazón son muy claras sobre cómo actuar cuando estamos ante una parada cardiaca. Y no, en ningún momento se destaca que hay que meter los dedos en la boca de la persona para evitar que se 'trague' la lengua.
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