Investigadores españoles hallan un gen que ayuda a explicar la delgadez en los europeos
Científicos del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas y del Instituto IMDEA de Alimentación descubren un gen que impide la acumulación de grasa
El secreto de la delgadez está desde hoy más cerca. Investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) y del Instituto IMDEA Alimentación han descubierto un gen propio de los europeos que ayuda a acumular menos grasa. El hallazgo llega con una advertencia: «Es una tendencia, no se trata en absoluto de que quienes tengan esta variante genética puedan comer en exceso sin engordar», asegura el científico Alejo Efeyan, que firma el trabajo junto a la experta Ana Ramírez de Molina. El descubrimiento contribuirá, sin embargo, a avanzar en la comprensión de los componentes genéticos de la obesidad, lo que -a la larga- podría permitir el diseño de nuevas terapias contra el exceso de peso.
No será un camino que se recorra de la noche a la mañana, pero lo cierto es que cada vez se conoce mucho más sobre los componentes genéticos de la obesidad. Para la población general, un 20% del peso corporal está determinado por los genes, según determinan los estudios sobre la materia que se han realizado en los últimos años. El estilo de vida, los hábitos alimentarios y el ejercicio resultan determinantes, pero la propia naturaleza también tiene su importancia, según destaca la investigadora Nerea Celeyto, del CNIO.
Algunos de esos factores son ya conocidos. La ciencia ha identificado casi un centenar de variantes genéticas que aumentan moderadamente la probabilidad de tener un índice de masa corporal elevado. El IMC, como se conoce a esta referencia, es una regla aritmética que permite evaluar el sobrepeso y la obesidad que soporta un individuo. Es la principal herramienta utilizada en la actualidad, aunque no la única. Cada caso, cada vez más, se evalúa individualmente porque hay personas que pueden ser muy voluminosas y tener mucho músculo y poca grasa. Este aspecto, de hecho, también se tuvo en cuenta en la investigación.
Más de 800 voluntarios colaboraron
Según explican los autores del estudio, que ha merecido su publicación en la revista 'Genome Biology', las variantes de un gen son versiones ligeramente distintas, que por regla general no se traducen en cambios visibles en el organismo. La detectada por el grupo de investigación español es, en cambio, completamente diferente. Los científicos han demostrado que ésta sí que afecta a la cantidad de grasa acumulada en el cuerpo y que, además, es un tipo de gen que resulta especialmente frecuente entre la población europea. Casi el 60% de los habitantes del Viejo Continente la poseen.
Con el fin de localizar variantes genéticas que influyen en el fenómeno de la obesidad y las alteraciones metabólicas asociadas, un equipo de IMDEA Alimentación reclutó a 790 voluntarios sanos. De ellos extrajo tanto material genético como datos técnicos referidos a peso, índice de masa corporal, cantidades de grasa total y visceral, masa muscular y los perímetros de la cintura y la cadera, entre otros valores.
Al mismo tiempo, los autores del trabajo analizaron las posibles asociaciones de estos parámetros con 48 variantes genéticas determinadas, seleccionadas por su posible relevancia funcional. De este modo, detectaron una «correlación significativa entre una de esas variantes en el gen FNIP2, y muchos de estos parámetros relacionados con la obesidad», explica el estudio.
A seguir con dieta y ejercicio
Estudiaron después el efecto de esta variante en ratones, que previamente habían sido modificados genéticamente para lograr que la expresaran. «Comprobamos que los ratones con esta variante, asociada en personas a una constitución delgada, tienen entre un 10% y un 15% menos de grasa que sus homólogos no portadores», detalla Efeyan.
En humanos no se puede aislar el efecto de esta variante del de otras muchas variables genéticas y ambientales que influyen en la constitución física. Por este motivo, según dicen, será imposible calcular con precisión la potencia de su efecto. Dado que la influencia de la genética en la obesidad no supera el 20%, la contribución de la variante identificada ahora será relevante, pero necesariamente pequeña.
Entonces, ¿dónde reside su importancia? Según los autores del estudio, en el mayor conocimiento que se tiene ahora sobre las rutas metabólicas relacionadas con el sobrepeso y la obesidad. De momento, mientras continúan los estudios, dieta sana y ejercicio continúan siendo las mejores herramientas para luchar contra las enfermedades relacionadas con el exceso de peso. Muy probablemente, será así durante mucho mucho tiempo.