«La inmunidad natural ante el covid parece que dura muchos años»

- La mayoría de las vacunas actuales son de dos dosis. ¿Hará falta una tercera de recuerdo?

- Supongo que sí, pero me extraña que tan pronto como nos están diciendo las farmacéuticas. Las vacunas de RNA mensajero es la primera vez que las usamos y nadie puede predecir cuánto tiempo van a durar. Ahora se está haciendo seguimiento de los primeros pacientes vacunados, que son los del ensayo de Pfizer y BioNTech, y son estas compañías las que nos dicen que va a ser necesaria una dosis de recuerdo. Cuando la información la da el que te vende la vacuna hay que ponerla en cuarentena. La inmunidad va mucho más allá de los anticuerpos. Que se negativicen no es suficiente. Hay que ver qué pasa con las células de memoria, si hay células T.

- ¿Afectan las variantes a los sueros? ¿Siguen siendo efectivos?

- Estamos viendo que la capacidad neutralizante de los anticuerpos producidos por las vacunas bajan hasta diez veces contra algunas cepas. Pero, en cambio, las células T, que son las importantes para proteger de la enfermedad severa, no están afectadas por las variantes. A nadie nos importa pasar el covid con un poco de fiebre. Lo que no quieres es sufrir una neumonía y acabar en la UCI, y de eso se encargan las células T. Son como las directoras de orquesta del sistema inmune. De todos modos, lo lógico es que, si se decide aplicar una dosis de recuerdo, las farmacéuticas actualicen en sus compuestos el tipo de proteína S frente a las nuevas variantes.

- Hay un estudio publicado en la revista 'Nature' que habla de que la inmunidad natural generada al pasar la enfermedad puede durar muchos años. ¿Es así?

- Todo el mundo conoce los anticuerpos. Los producen las células plasmáticas que viven dentro de nuestros huesos. Sabemos que esas células pueden vivir años. Hay estudios que demuestran que las células encargadas de producir los anticuerpos no desaparecen en dos y tres décadas. Lo que dice el artículo de 'Nature' es que se ha visto que el covid produce ese tipo de células; están preparadas para vivir muchos años. Nosotros observamos en nuestros pacientes contagiados en marzo de 2020 que sus células T siguen estando presentes y son ellas las que matan a las infectadas y protegen de los cuadros graves de la enfermedad. Todo apunta a que la protección natural va a ser muy duradera.

- Entonces, ¿por qué se está vacunando a los que superaron el virus?

-Por prevenir. Esa decisión se basó en estudios de anticuerpos. Comparaban los que producía la vacuna frente a los generados por la enfermedad y su capacidad neutralizante. Había datos que indicaban que a los cuatro meses había niveles de anticuerpos más altos entre los vacunados que entre los que habían pasado el virus. Se concluyó que, a lo mejor, la vacuna produce una mayor estimulación. Por eso se quiso consolidar con una dosis de recuerdo en menores de 60 años y dos en mayores e inmunodeprimidos. Para protegerlos más.

- Sanidad prevé vacunar a los adolescentes justo antes del inicio escolar. ¿Es necesario inmunizarlos con las franjas de edad más mayores ya cubiertas y cuando es una población que, por lo general, pasa la infección de forma muy liviana?

- La iniciativa de vacunar a adolescentes surge en países en los que hay un movimiento antivacunas importante, como sucede en Estados Unidos o Israel, que puede llegar al 30% de su población. Allí están recurriendo a vacunar a los chavales para poder llegar a la inmunidad de grupo y alcanzar ese 70% de ciudadanos protegidos. En un país como el nuestro, en el que el rechazo vacunal es anecdótico, no sería necesario pinchar a los adolescentes. Nosotros vamos a llegar al 70% solo con los mayores de edad. Somos un país provacunas.

- ¿Y cuando esté cubierta la población adulta a quién habría que vacunar?

- Antes de hacerlo con adolescentes, me plantearía aprobar nuevos ciclos para los inmunodeprimidos. Porque no todos producen o conservan los anticuerpos de las primeras vacunas y es más importantes volverles a pinchar. Y luego tenemos que pensar en la pandemia desde un punto de vista global. Estar vacunando a adolescentes del primer mundo cuando tenemos a mayores y médicos de otros países de nuestro entorno cercano sin vacunar es éticamente cuestionable como sociedad humana. Eso es algo que se tendrían que replantear los gobiernos. No vamos a conseguir librarnos de la pandemia si no logramos una vacunación global.