El horario de verano favorece un estilo de vida «poco saludable»
Científicos piden que se termine con los cambios de hora al demostrar con un estudio que en el periodo estival las personas tienden a dormir peor, dejan de ir al gimnasio y se alimentan de forma más insana
Los cambios de horario de otoño y verano son perjudiciales para la salud y tienen que desaparecer. Esa es la conclusión principal a la que ... llega un estudio realizado en Estados Unidos, Canadá y Europa que ha constatado que el cambio de hora de verano favorece que la población adopte un estilo de vida «poco saludable». La gente, según cuentan, duerme menos y peor, se alimenta de una manera más insana y deja de acudir con regularidad o definitivamente a gimnasios y centros de fitness.
«La llegada del horario de verano es un obstáculo para los objetivos de salud de los consumidores, lo que sugiere que los responsables políticos deberían seguir intentando poner fin a esta costumbre», advierten en sus conclusiones los investigadores, de las universidades de Carolina del Norte, Carolina del Sur, Bautista de California, Manitoba (en Canadá) y la de Ciencias Aplicadas de Berna (Suiza). El trabajo, que comenzó como un análisis de los comentarios en la red social Tweeter (hoy X), acaba de publicarse en la revista 'Journal of Marketing'.
Sólo favorece a la «industria del aire libre»
Los investigadores, según cuentan en 'Journal of Marketing', querían saber hasta qué punto los consumidores adoptan conductas poco saludables en cuanto entra en vigor el horario de verano. Lo primero que hicieron fue examinar datos de las redes sociales referidos a esta cuestión y se encontraron con lo que profesionales sanitarios de diversas especialidades, especialmente los que cuidan del sueño, vienen advirtiendo desde hace años. 'Los 'tuits' sobre los efectos nocivos del horario de verano se dispararon en las primeras doce horas y el tono negativo aumentó de manera sustancial en las fechas siguientes. La población no responde bien a esta medida que -según advierten los autores- sólo parece satisfacer a «minoristas e industrias de actividades al aire libre».
Un posterior análisis de los comportamientos de los consumidores reveló que el consumo de calorías procedentes de refrigerios en su mayoría poco saludables aumenta después del cambio de hora. Ocurría sobre todo durante las horas de tarde y en los días nublados, probablemente los horarios más dados al consumo de televisión. La somnolencia causada por el retraso horario perjudica, según advierten, al autocontrol de la ingesta y «conduce a un comportamiento de consumo menos saludable»
Los autores invitan a los consumidores a dejar de tener en casa chucherías y picoteos; y a los gestores de gimnasios, a impulsar promociones especiales de verano, «como café gratis»
La asistencia a gimnasios también cae en verano, especialmente entre los usuarios que se ven obligados a desplazarse para asistir a las sesiones. Las ausencias crecen de manera proporcional con la distancia que separa el recinto deportivo de la vivienda de los gimnastas. Cuanto más lejos, más faltas.
Faltan programas de salud pública
La situación resulta tan preocupante para los autores del trabajo que no dudan en hacer un llamamiento a las autoridades para que acaben de una vez por todas con los cambios de horario y promuevan más campañas de salud pública para el fomento del ejercicio y una alimentación saludable. Lo ideal, según dicen, sería que estos programas se hicieran coincidir con las fechas en que tradicionalmente se han venido cambiando los horarios. En Europa -que no vive una situación diferente a la de EE UU-, los últimos fines de semana completos de marzo y octubre.
Las conclusiones también incluyen «lecciones aprendidas» dirigidas a los consumidores y a los gestores de gimnasios. A los primeros se les recomienda que hagan todo lo posible por autocontrolarse y eviten aprovisionarse de aperitivos y tentempiés. Si no se tienen en casa patatas fritas, chucherías y otros picoteos, no se comen. El apoyo de amigos y parejas, aconsejan, también puede ayudar. A los responsables de centros deportivos se les invita a «anticipar la demanda» y tratar de mantener a su clientela en verano con promociones como «café gratis o actividades especiales para atraer al público y contrarrestar la tendencia actual»
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