Un grupo liderado por la UPV diseña el 'cóctel' más eficaz contra la infección por cándida
El preparado, elaborado a partir de células madre uterinas, está aún investigación, pero los resultados resultan «impresionantes»
Un consorcio español liderado por la Universidad del País Vasco (UPV-EHU) ha diseñado un cóctel de moléculas, elaborado a partir de células madre uterinas, ... que parece ser el preparado más eficaz contra la candidiasis vaginal, una enfermedad de enorme prevalencia entre la población femenina. La infección provocada por el hongo 'cándida albicans', la cándida, como se la conoce popularmente, resulta tan frecuente que prácticamente todas las mujeres sufren sus consecuencias una vez en la vida. Normalmente no provoca una enfermedad peligrosa, pero en determinadas ocasiones, muy puntuales, en pacientes con el sistema de defensas debilitado, llega incluso a desencadenar la muerte. Los resultados obtenidos en el laboratorio están pendientes de su confirmación aún en animales y humanos, pero el microbiólogo vasco Guillermo Quindós, –que codirige la investigación junto al catedrático de Ginecología José Schneider, de la Universidad Rey Juan Carlos– sostiene que son tan «impresionantes» que resultan «muy prometedores».
Prueba de ello es que el trabajo sobre la actividad antifúngica de las células madre uterinas ha merecido su publicación en la revista internacional 'Frontiers in Microbiology' ('Fronteras de la Microbiología'), considerada como la más prestigiosa de la especialidad. El estudio –en el que también participan la Unidad de Investigación del hospital asturiano de Jove, la Universidad de Santiago de Compostela, la facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid y la Fundación para la Investigación con Células Madre Uterinas (FICEMU)– es continuidad de otras dos investigaciones anteriores que ya demostraron la eficacia de este mismo preparado contra determinadas bacterias y cánceres ginecológicos, en concreto los de cuello uterino y mama.
Alta eficacia
La infección por cándida no está considerada como de transmisión sexual, aunque puede contraerse por el mantenimiento de relaciones sexuales. Aún así, no es lo habitual. La 'cándida albicans' vive con entera normalidad dentro del organismo, sobre todo en el intestino y la zona vaginal, y cuando da problemas –y causa vaginitis– es generalmente porque se ha descompensado su presencia en el cuerpo. Al menos tres de cada cuatro mujeres la padecen a lo largo de su vida en forma de picazón y ardor en la vulva, la zona que rodea la vagina, y por lo general se trata de manera fácil.
«No suele ser grave, pero sí muy molesta», detalla Quindós. Los mayores problemas los sufren las mujeres en que la infección se da de forma reiterada, hasta varias veces al año; y especialmente en aquellas con un sistema inmune deprimido por patologías como el VIH/sida o por estar trasplantadas. En estos casos, que son los menos, puede llegar a causar la muerte en un 30% o 40% de las ocasiones.
¿Qué tiene de novedoso el nuevo 'coctel' contra la vaginitis? Fundamentalmente que en laboratorio se ha mostrado incluso más eficaz que todos los tratamientos disponibles en la actualidad. Su alta eficacia, cercana al 80%, se debe a su formulación. El preparado es un combinado de tres compuestos –proteínas y otras moléculas– que se obtiene a partir de células madre uterinas debidamente cultivadas en el laboratorio.
Frontera del cuerpo humano
Las células madre mesenquimales, como así se llaman, pueden obtenerse con un simple cepillado del cérvix, nada invasivo, como el que se practica en cualquier revisión ginecológica. Después de un tiempo en cultivo, las células se retiran; y lo que se utiliza como tratamiento antimicrobiano es el producto generado durante ese tiempo en mantenimiento. Ese 'cóctel' de moléculas se ha visto capaz de paralizar el proceso infeccioso desencadenado por la cándida hasta el punto de que sea fácilmente controlable por el sistema de defensas humano.
La zona del cuello uterino es una especie de frontera humana, poblada por células que por lógica están más acostumbradas a estar en contacto con agentes patógenos. Esta realidad dio al equipo de investigación la idea de utilizarlas como posible remedio antitumoral, originalmente, y después antimicrobiano. «Hay que ser prudentes. Estamos impresionados por lo conseguido, pero aún tenemos varios años de trabajo por delante para confirmar los resultados en animales y humanos. Será entonces cuando tengamos un motivo de orgullo», valoró el catedrático Guillermo Quindós.
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