Fumar y vapear multiplica por cuatro el riesgo de cáncer de pulmón

Nuevas evidencias vuelven a poner de manifiesto hasta qué punto el vapeo perjudica seriamente la salud. Una investigación realizada en Estados Unidos demuestra que el riesgo de sufrir un cáncer de pulmón se multiplica por cuatro en las personas que fuman y vapean. El trabajo rompe con la idea de que combinar el uso de uno y otro producto podría beneficiar a la salud al limitarse el consumo de tabaco, que en principio contiene muchísimas más sustancias tóxicas. Los investigadores advierten, sin embargo, que todavía existe un enorme desconocimiento sobre lo que en realidad se oculta tras el vapor del cigarrillo electrónico.

El trabajo, publicado en 'Journal of Oncology Research and Therapy', lo firma el Centro Oncológico Integral de la Universidad pública de Ohio y supone el primero que aporta evidencia de que la combinación tabaco y vapeo aumenta el riesgo de cáncer en comparación con el hábito exclusivo de fumar. Representa, además, un nuevo azote para los defensores del vapor inhalado. Otro trabajo de la prestigiosa Universidad de Lawson, en Canadá, reveló el año pasado que esta actividad daña los pulmones hasta el punto de llegar a impedir la respiración.

El tumor pulmonar es el que mayor interés despierta a los científicos que investigan las enfermedades oncológicas porque representa la principal causa de muerte por cáncer. En 2020, fallecieron por su causa 1,8 millones de personas en el mundo y cada año se lleva la vida de 23.000 españoles, medio millón en los últimos treinta años. La Sociedad Torácica Estadounidense ha demostrado que, al menos, el 87% de los fallecimientos por cáncer de pulmón están directamente relacionados con el tabaco

El estudio sobre tabaco y vapeo combinado analizó los hábitos de consumo de 4.975 pacientes con cáncer de pulmón y los comparó con los de otras 27.294 personas sanas, en el sentido de libres de cáncer. Los investigadores descubrieron que el consumo combinado de cigarrillos tradicionales y electrónicos era ocho veces más común entre los afectados que entre los voluntarios del grupo de control. Los datos mostraron, según han informado hoy los investigadores de Ohio, que el riesgo de padecer un tumor pulmonar se multiplicaba por cuatro entre quienes realizaban ambos consumos frente a quienes sólo fumaban.

«La mayoría de las personas sabe que el humo del tabaco contiene sustancias químicas que provocan cáncer, pero en general hay menos conocimiento sobre las sustancias químicas que se inhalan a través de los vapeadores», comentó el investigador Randall Harris, experto en epidemiología. «Nuestros hallazgos proporcionan evidencia de que fumar y vapear aumenta considerablemente el riesgo de padecer un cáncer», subrayó.

Los autores de la investigación consideran que las conclusiones obtenidas resultan significativas como para que los reguladores consideren todos estos aspectos en las legislaciones de salud pública sobre tabaco y asimilados. Especialmente, según recalcan, cuando se trate de regular aspectos como saborizantes inhalados y altas concentraciones de nicotina. «Desde una perspectiva de salud pública, siempre nos ha preocupado el uso dual de productos tradicionales y de cigarrillos electrónicos. Esto es algo especialmente preocupante dada la tasa de jóvenes y adultos que usan ambos productos.

En España, el Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT), una organización que aglutina a las principales asociaciones médicas y de pacientes del país, lleva años defendiendo la necesidad de una mayor regulación sobre el vapeo, dada su consideración de «puerta de entrada» en el consumo de tabaco para adolescentes y jóvenes. Un informe de la Sociedad Española de Médicos de Familia (Semfyc) determinó que el 80% de los adolescentes se inicia en el hábito tabáquico siendo usuario de cigarrillos electrónicos. En poco tiempo se convierten en usuarios duales. «La industria tabaquera es la más interesada en la expansión del vapeo y a la vista está», afirma el especialista médico Joseba Zabala, del CNPT.

La Universidad canadiense de Lawson publicó un estudio en enero del año pasado que demostraba que el vapeo irrita los ojos, la garganta y la mucosa pulmonar. En concreto, daña lo que se conoce como el surfactante pulmonar, una sustancia presente en los pulmones que es determinante para facilitar la función respiratoria. El surfactante es, en concreto, una capa de lípidos y proteínas que recubre los pulmones y permite que las personas puedan respirar sin esfuerzo. Sin él, la respiración sólo sería posible mediante ventilación mecánica.