Al menos un 10% de la población padece trastornos severos del sueño, según distintos estudios. El Correo

La falta de sueño favorece la aparición de todo tipo de enfermedades psiquiátricas

Expertos alertan de la necesidad de cuidar el tiempo de dormir; su carencia contribuye a generar problemas de salud mental que van desde el estrés hasta el trastorno bipolar

Sábado, 2 de marzo 2024, 00:25

Los militares siempre han sabido que la privación del sueño era (y es) una fantástica tortura, que aún hoy sigue utilizándose. Las razones por las ... que semejante tormento funciona se conocen bien y cada vez mejor. La falta de sueño favorece la aparición de todo tipo de enfermedades mentales, desde las menos graves, como el estrés y la ansiedad, a las más rebeldes, como el trastorno bipolar o la psicosis. Los psiquiatras reunidos esta semana en el curso de actualización profesional de Vitoria, una cumbre de referencia internacional, han hecho un llamamiento a la población y las instituciones públicas para que se conciencien «de una vez por todas» sobre la necesidad de cuidar «mucho mejor» el tiempo de descanso. «Es una cuestión de salud pública», ha advertido el presidente del congreso, Edorta Elizagarate.

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La relación entre el sueño y la enfermedad mental es bidireccional, lo que «justifica aún más» la necesidad de cuidar el descanso. La patología psiquiátrica favorece la aparición de problemas para dormir; y el insomnio contribuye a desencadenar patología mental. Es un «circulo vicioso» sobre el que puede actuarse desde «distintos frentes», pero «el más importante, nuestra primera línea terapéutica», destaca Elizagarate, «ha de ser la prevención».

Existe una predisposición genética al insomnio, hasta el punto de que hay familias enteras con problemas de sueño, incluso muy graves. El País Vasco, de hecho, contabiliza hasta veinte de los cerca de cien casos existentes en el mundo de una enfermedad muy grave que se llama insomnio letal familiar. La herencia no es, sin embargo, su único desencadenante.

Un mundo de insomnes

El estrés actúa como un potente inhibidor del sueño. Favorece, por tanto, el insomnio al obligar al organismo a elevar el nivel de alerta y disparar la presencia de una hormona llamada cortisol. El cortisol es una sustancia necesaria para la vida porque combate el estrés y ayuda a mantener saludable el metabolismo y el sistema inmunológico. Su presencia en exceso, en cambio, constituye un problema de primera magnitud, porque provoca todo lo contrario. La falta de sueño favorece, además, la inflamación de los distintos órganos del cuerpo, lo que debilita de forma notable el sistema inmune.

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Al menos un 10% de la población sufre un trastorno de sueño crónico o grave, que se manifiesta con dificultades para dormirse y abundantes despertares. Ese mal dormir se traduce en síntomas diurnos, como fatiga, somnolencia, que afectan incluso al carácter de la persona y se manifiestan en forma, por ejemplo de irritabilidad, problemas de concentración de memoria. Son el primer paso frente al estrés, la ansiedad, depresión y problemas de enfermedad mental mayor.

«Tenemos cada vez mejores medicamentos contra el insomnio, pero los fármacos han de ser la última opción terapéutica»

Edorta Elizagarate

Jefe Red de Salud Mental de Álava y presidente congreso Actualización en Psiquiatria de Vitoria

La 'lucha' contra el insomnio se ha convertido en los últimos años en una auténtica epidemia. Los psiquiatras reunidos estos días en Vitoria consideran que poner freno al actual estallido de insomnes requiere la adopción de muy distintas medidas, unas a nivel individual y otras más de tipo social. «Tenemos cada vez más y mejores medicamentos contra el insomnio, pero el uso de fármacos tiene que reservarse como la última opción terapéutica», defiende Edorta Elizagarate.

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Para dormir y hacer el amor

El consejo médico contra el mal dormir comienza por algo que «todos sabemos, pero que no siempre se pone en práctica: una buena higiene del sueño. Hay que acostumbrarse a cenar pronto, sobre las ocho de la noche, y acostarse antes de lo habitual en España. Es cierto que el hábito del sueño se va rompiendo con la edad, pero no poner dificultades a los ritmos circadianos (noche-día), ayuda. La cama ha de reservarse para dormir y hacer el amor. De ella han de salir las preocupaciones y todo tipo de pantallas, de móvil, tabletas y de televisión, que ponen al cerebro en 'modo diurno'. Siestas prolongadas, ejercicio a última hora del día y calefacciones nocturnas también son malas consejeras.

Los psiquiatras entienden que las instituciones públicas, por su parte, deberían adoptar medidas para ayudar a la población a acostarse antes. «Podrían pensarse en otras, pero, por ejemplo, los horarios de máxima audiencia de la televisión, el llamado 'prime time' se podría adelantar», afirma el presidente del encuentro de Vitoria. Otros planes para la conciliación familiar ayudarían también a la consecución de este objetivo.

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